Es difícil. Desde el 31 de agosto, cuando Boca consiguió la clasificación en Brasil ante Palmeiras, los jugadores de River solo piensan en la gran final ante el eterno rival. 

Días después, más precisamente el 3 de noviembre, jugó su último encuentro por el fútbol local hasta hoy, ante Estudiantes pero con la cabeza en la Bombonera, con derrota por 1-0. 

Una semana después, la ida de la final de la Copa Libertadores ante Boca, con empate 2-2, se terminó convirtiendo en la última vez que el Millonario pisaría una cancha de manera oficial en todo el mes hasta el duelo contra Gimnasia de La Plata por la Copa Argentina.

Los incidentes ya conocidos que suspendieron la vuelta, lograron que el equipo esté 16 días sin competencia y con la cabeza puesta en otra cosa.

Hoy, esperando el fallo del Tribunal de Discplina de la Conmebol, para resolver si se jugará o no el partido ante el Xeneize y de jugarse, sin saber la sede, encontrar la concentración es casi misión imposible.

Pero bueno, los de Marcelo Gallardo se lo plantean como la doble misión: la primera, lograr la tercera final consecutiva en la Copa Argentina, segundo, enfocarse y concentrarse en el partido sin que los pensamientos se desvíen para la fallida final de Libertadores. ¿Podrán?