En muchas ocasiones, si el entrenador no define con exactitud qué futbolista es el encargado de patear los penales para su equipo, eso se convierte en un problema.

Miren sino lo que pasó en el duelo que ayer por la noche protagonizaron el Inter Miami y Atlanta United, por una nueva fecha de la MLS.

Figal cometió una infracción dentro del área y tras la revisión del VAR, el árbitro cobró penal para los visitante, que perdían 2-1.

En ese instante, Ezequiel Barco agarró el balón y comenzó a pelearse con dos compañeros que le pedían que permita a otro ejecutar.

Luego de un largo rato de discusión, el argentino terminó ganando y pateó desde los 12 pasos: el remate lo atajó el arquero, pero un compañero suyo terminó anotando.

De igual manera, los festejos se vieron interrumpidos por la tecnología: hubo invasión, por lo que el tiro debía repetirse.

Con mucha fe, el de 21 años volvió a hacerse cargo de la responsabilidad de empatar el duelo: otra vez el portero le adivinó el lado.

Una noche para el olvido.