Llegó de incógnito. No quería levantar sospechas ni avisarle a nadie. Pero dejó algún cabo atado y ahora se sabe que Lewis Hamilton pasará fin de año en un lugar sumamente particular: la Antártida.
La idea surgió en un chat con amigos. Uno se animó a preguntar “¿y si pasamos fin de año en el fin del mundo?”, y las respuestas inmediatas, como suele suceder en todo grupo de chat, fueron ironías matizadas con registros afirmativos. El viaje se arregló de manera rápida. Claro, en su mayoría son empresarios que tienen un figura rutilante de deporte. El automovilista Hamilton que sólo pidió una cosa: mantener en secreto su visita a Sudamérica, más precisamente a Buenos Aires, como antesala del gran viaje a través de un crucero.
Hamilton nunca pudo correr en la Argentina. Claro, tenía tan solo 13 años cuando se disputó el último Gran Premio de Fórmula 1 en el Autódromo Oscar y Alfredo Gálvez, ganado en 1998 por el alemán Michael Schumacher, con Ferrari. Justo el alemán con quien el inglés comparte el primer lugar de máximos campeones de la historia, con 7 títulos mundiales cada uno.
Según trascendió, el crucero partirá en las próximas horas y será privado, con la premisa de resguardar lo más posible a los empresarios y al deportista. La fecha ideal para estas travesías se inician en noviembre y suelen finalizar a mediados de marzo. Es la época con días más largos y la naturaleza junto con la vida silvestre se tornan más amigables.
Este tipo de viajes tiene un costo que arranca en 6000 euros y pueden durar entre 12 y 15 días. Pero hay viajes de 35 días por tarifas que alcanzan los 17.000 dólares. En el caso del crucero de Hamilton, por ser súper exclusivo, rondaría el valor máximo.