Para bien o para mal, los encargados de defender la portería están haciendo la diferencia en un certamen en el cual existen enormes disparidades de jerarquía que no se están reflejando tanto en la cancha.

Ya se disputaron seis partidos de la Copa Mundial de Clubes 2015 y solo restan por jugarse el duelo por el tercer puesto y la gran final, que se disputarán el próximo domingo 20 de diciembre en Yokohama.

El año pasado la floja tarea de Torrico le facilitó el triunfo a Real Madrid sobre San Lorenzo en la final

En un torneo en el que, a priori, existen grandes diferencias de jerarquía entre los equipos, con el representante europeo un escalón por encima de todos, en el campo de juego esas diferencias no están quedando tan claras y es un puesto en particular el que ha sido factor clave hasta aquí: el arquero.

En este tipo de certámenes cortos, en los que el más mínimo error te puede enviar de regreso a casa, los porteros han demostrado ser fundamentales para la suerte de sus equipos, ya sea para bien o para mal. Algunos por sus grandes atajadas y otros por sus errores han sido los máximos responsables del andar de sus clubes en Japón.

En el primer partido del torneo, Sanfrecce Hiroshima fue claramente superior a Auckland City, pero necesitó de dos flojas respuestas del arquero Jacob Spoonley para plasmar esa superioridad en el resultado.

En los cuartos de final, Guangzhou Evergrande dio la sorpresa al eliminar al América. Las Águilas se pusieron en ventaja, pero la buena actuación del arquero Li Shuai le permitió al equipo chino mantener la ilusión de remontar hasta el final, remontada que lograron con la complicidad de Moisés Muñoz, quien con una mala reacción y una salida en falso contribuyó para la catástrofe del cuadro mexicano.

Ya en Semifinales, River Plate se apoyó en Marcelo Barovero para superar a Sanfrecce, y el gol del conjunto argentino llegó justamente gracias a un error de arquero Takuto Hayashi que capitalizó a la perfección Lucas Alario para darle el triunfo al Millonario.

Hoy se suponía que Barcelona no iba a tener problemas para superar al Guangzhou Evergrande y así fue. Sin embargo, el equipo dirigido por Scolari defendió bien durante el primer tiempo, hasta que un rebote largo de Shuai le permitió a Suárez abrir el marcador y terminar con la ilusión de los asiáticos.

Por más diferencias que puedan existir entre los equipos que se enfrentan, queda claro que si el encargado de defender los tres postes está iluminado en ese día su equipo puede hacer historia. Al contrario, si se despertó con el pie izquierdo puede ser el causante de una catástrofe.

+ La piedra que complica a Messi para la final

+ Los hinchas de River palpitan el choque ante Barcelona

+ Escalofriante lesión en el Mundial de Clubes