“No voy a hablar de baloncesto hoy. Ninguna pregunta de baloncesto importa”. Para Steve Kerr el básquet es importante. Pero, en su lógica, es lo menos importante de las cosas importantes. Lo que parece un trabalenguas, en verdad, encierra su mirada sobre el mundo. Para el entrenador de Golden State Warrios, la masacre de Texas perpetrada por Salvador Ramos, un joven de 18 años que asesinó a 19 alumnos y dos docentes en la escuela primaria de Uvalde, es un tema central.

El ex basquetbolista de 56 años y actual director técnico se sentó frente a los medios y manifestó todo su dolor y pesar por la muerte de 21 inocentes. En tres momentos golpeó la mesa, en una de ellas con la voz entrecortada y al borde de las lágrimas. “Desde que salimos al entrenamiento, 14 niños – luego la cifra subió a 19- y un profesor (fueron dos) fueron asesinados a 400 millas de aquí. En los últimos 10 días hemos tenido a ancianos negros asesinados en un supermercado de Búfalo, a feligreses asiáticos asesinados en el sur de California y ahora tenemos a niños asesinados en la escuela”, expresó Kerr. Y añadió: “¿Cuándo vamos a hacer algo?, estoy muy cansado de ofrecer condolencias a las familias devastadas. Disculpen, lo siento. Estoy cansado de los minutos de silencio. Basta”.

Conmovido por el luctuoso hecho, Kerr sostuvo: “¿Se dan cuenta de que el 90% de los estadounidenses somos rehenes de 50 senadores?, más allá de su partido político, quieren antecedentes universales para comprar armas? ¡Es patético! Ya tuve suficiente. Estoy harto. He tenido suficiente. Quiero que cada persona aquí, cada persona que escuche esto, piense en su propio hijo o nieto, madre o padre, hermana, hermano. ¿Cómo te sentirías si esto te pasara hoy?”.

Kerr junto con sus asistentes guardan un minuto de silencio antes del partido por la masacre de Texas (Getty)

Para Kerr esta tragedia lo remonta a una propia. La suya, cuando dos terroristas ingresaron a la Universidad Americana de Beirut y mataron a su padre de dos tiros en la cabeza. Malcolm Kerr fue un reconocido profesor universitario especializado en la historia y la política de Oriente Medio y el mundo árabe. Nacido en el Líbano y nacionalizado estadounidense, el politólogo hizo su vida en el continente asiático, convirtiéndose en el presidente de la Universidad Americana de Beirut en 1982 hasta su muerte que ocurrió el 1 de enero de ese 1984. Ese ataque fue catalogado como un golpe terrorista contra Estados Unidos que, si bien el motivo de su muerte nunca se aclaró, la Organización Jihad Islámica se atribuyó la responsabilidad.

De hecho, en el documental “The Last Dance” (Netflix), Steve Kerr contó que recibió una llamada telefónica en medio de la noche de un amigo de la familia. “Mi teléfono sonó en mi dormitorio a las tres en punto de la mañana, así que supe que algo estaba pasando. El baloncesto era lo único que podía hacer para distraerme de lo sucedido. Entonces fui a entrenar al día siguiente. No sabía qué más hacer”, expresó en la zaga que retrata los seis títulos de Chicago Bulls.