A finales de 2016 investigadores mexicanos del Departamento de Sismología de la UNAM y japoneses de la Universidad de Kyoto comenzaron a trabajar en colaboración para hacer un estudio conjunto sobre fenómenos sismológicos en México, país donde se registran movimientos sísmicos similares a los que suceden en Japón.

Así lo dio a conocer Víctor Cruz Atienza, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien encabeza el proyecto. En entrevista con el diario El País, indicó que, con base en las mediciones que se han efectuado en los últimos cinco años, la posibilidad de un terremoto en el sureste de Acapulco es latente, específicamente en el segmento que comprende de Papanoa a Copala.

Explicó que de suceder,el peligro más grave será para la Ciudad de México, que puede verse impactada con un sismo superior a 8 grados Richter. En este sentido, Arturo Tena Colunga, ingeniero sísmico e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), refirió a El País que la acumulación de energía en la brecha guerrerense puede causar un sismo de mayor magnitud y tamaño que al de 1985, con un epicentro de 10 a 20 kilómetros.

Los investigadores ponen especial atención en la Ciudad de México debido a que en la ciudad reside el 25% de la población del país, además de que la capital está asentada sobre lagos, lo que intensifica las ondas sísmicas.

Los antecedentes de los terremotos en 1957, 1985 y 2017 también marcan pauta para la valoración de efectos catastróficos que padecería la ciudad en caso de un sismo con epicentro en la brecha de Papanoa y Copala.

Una manera de prevenirse ante posibles riesgos de gran dimensión es el impulso y desarrollo en el diseño de estructuras. Actualmente existen aquellas denominadas sísmico resilientes, que tienen como objetivo salvaguardar a la gente sin necesidad de desalojar ni ponerla en peligro.

Sus estudios no estiman fechas aproximadas, sin embargo sí funcionan como mapa de prevención. La alerta sirve para que inversión pública y privada contemple un presupuesto para el cuidado de inmuebles que requieren de ingeniería en sus estructuras, principalmente edificios antiguos y/o que hayan quedado dañados luego del sismo de 2017.