Iván Moreno y Fabianesi supo ser uno de los mejores mediocampistas del fútbol argentinos a comienzos de siglo. El Torero, apodo que se ganó por la forma en que festejaba sus goles, destacó por sus actuaciones en Rosario Central, Estudiantes y Colón de Santa Fé, entre otros equipos, y en la actualidad forma parte del cuerpo técnico de Juan Antonio Pizzi.

En diálogo con BOLAVIP el ex jugador de 44 años destacó que hubo un momento donde su carrera lo pudo haber acercado a Boca Juniors. “Tenía 30, 31 años, venía de un gran año en Estudiantes y el técnico de Boca en ese momento, Ischia, hizo fuerza para comprarme”, explicó. Sin embargo, decisiones dirigenciales echaron por tierra esa posibilidad y lo dejaron sin la oportunidad de vestir los colores Xeneizes: “Es la gran frustración de mi carrera y así la vivo, con esa sensación”.

“La decisión dirigencial fue no venderme y se me frustró esa posibilidad. Yo la deseaba, me parecía que estaba en un momento de mi carrera que era propicio para un club como Boca, con la madurez necesaria para estar en un club donde mi estilo se asemejaba mucho al que le gusta al hincha de Boca. Es una situación de frustración que me quedó”, agregó.

Hoy, Iván forma parte de uno de los cuerpos técnicos más renombrados del mundo fútbol, como lo es el liderado por Juan Antonio Pizzi, que viene de exitosos pasos por la Selección de Bahrein y el Al-Wasl de Emiratos Árabes.

Su actualidad como entrenador en el Cuerpo Técnico de Juan Antonio Pizzi

La reciente experiencia en Bahrein es el último paso de su carrera en un cuerpo técnico.

La carrera de Iván Moreno y Fabianesi inició en Rosario Central en la temporada 1998/99, y durante aquellos primeros años se encontró con Juan Antonio Pizzi, capitán, goleador y referente de un plantel Canalla que supo alcanzar las semifinales de la Copa Libertadores.

Años más tarde, volvieron a encontrarse cuando el ahora DT le dio la oportunidad de formar parte de su cuerpo técnico en Racing en 2021, durante la pandemia ocasionada por el COVID-19.

– ¿Cómo fue la etapa de pandemia?

– Estábamos en Racing, fue todo muy extraño, diferente. Nosotros competimos todos los partidos con Racing sin gente, incluso los de Copa Libertadores. Fue raro, estábamos acostumbrados a ver las canchas llenas y de golpe encontrarte con jugar todos los partidos sin público fue algo que tuvimos que gestionar. Los hisopados eran un tema duro, y también la gestión del plantel y las normas de convivencia, el perder jugadores porque daban positivo. Fue una etapa exigente, con una situación que no podíamos hacer otra cosa que aceptar y trabajar con todas esas complicaciones.

– ¿Cómo se llega a entrenar a Bahrein?

– Yo pertenezco al cuerpo técnico de Pizzi. Juan hace ya varios años, desde el Mundial de Rusia, que es un nombre que se reconoce bastante en esta zona. Al haber dirigido a la Selección de Arabia Saudita, que dentro de Asia es la Selección más fuerte que hay, gana otra trascendencia en otros países de este sector, especialmente de los que están en la zona del Golfo. A partir de esa oportunidad, también tuvimos la oportunidad de dirigir en Emiratos Árabes, con un año en el Al-Wasl, donde dirigió Maradona en su momento. Tuvimos un paso muy bueno y surgió esta posibilidad en Bahrein. El proyecto lamentablemente lo interrumpieron después de un año de forma medio impulsiva. Los resultados no fueron malos, al contrario. Pero bueno, en esta zona se toman ese tipo de decisiones. Nosotros hicimos una excelente Copa Asia y estábamos bien en las Eliminatorias. Fue una experiencia agridulce, estábamos con muchas expectativas de cara al próximo Mundial.

– ¿No les dieron explicaciones?

– Tampoco es que las hayamos pedido, porque entendemos la forma en la que se manejan acá. Y no es algo deportivo, hay lugares de poder desde los cuales se toman este tipo de decisiones que van más allá de lo que uno hace como profesional, del estilo de juego o de los resultados. Lo que aprendí acá en Asia es que tenés que aprender las reglas de juego y aceptarlas. No hay demasiado que puedas hacer, esto es algo que está muy arraigado en la sociedad y en la cultura. 

– Contame algunas particularidades de estar allá.

– Bueno, a nosotros nos tocó gestionar la Selección de un país de un millón y medio de habitantes, con una liga de pocos equipos que compiten a nivel internacional y con pocos jugadores en el exterior. Acá la mayoría de los jugadores trabajan, pero no lo hacen por necesidad, sino como forma de devolverle algo a la sociedad. Trabajan en la Armada, en la Policía, en el Aeropuerto, en trabajos de oficina. Los perdés un año porque tienen que ir a hacer el Servicio Militar. Es una cuestión cultural. Son las condiciones que hay que aceptar a la hora de elegir venir a un lugar donde la cultura está tan arraigada. Nosotros entendemos el fútbol desde un lugar pasional, de proyectos, con proyección y muchas veces chocamos contra esta cultura. Este es un lugar diferente al que estamos acostumbrados a vivir, pero es viable venir y adaptarse a la cultura. Hoy los países árabes tienen otra flexibilidad con la religión y la cultura, aunque hay que adaptarse a ciertas reglas de convivencia. La experiencia es enriquecedora.

– ¿Hay ganas de volver a entrenar en Argentina después de esta experiencia?

– Vamos a volver a Argentina, pero no sé todavía el tema de entrenar a algún equipo. Esto fue muy reciente, nos sorprendió, no teníamos en nuestra cabeza esta interrupción. Todavía lo estamos procesando. Ya tranquilos en Argentina veremos cuál será nuestro nuevo destino, pero siempre Argentina y Sudamérica es algo que está en nuestro radar, competitivamente es muy alto y nos gustan ese tipo de desafíos.

Sus pasos por Rosario Central, de jugar la Copa Libertadores a volver para salvarlo del descenso

Debutó en Central tras casi dejar el fútbol y luego regresó para salvarlo del descenso.

Iván Moreno y Fabianesi se inició en Rosario Central, club al cual regresó en 2009 para evitar el descenso. Aunque parezca increíble, esta gran historia pudo no haberse escrito ya que de joven estuvo muy cerca de abandonar su carrera.

– Siempre estuviste vinculado al fútbol, pero ¿Tuviste algún interés diferente de chico?

Soy de esas historias de los que desde los cuatro o cinco años lo único que se les pasa por la cabeza es jugar al fútbol. Siempre tuve eso en mente. Pero claro, llega un momento, cuando tenés 17 años y todavía no estás en AFA ni en la Reserva, no sabes qué hacer. Estuve a punto de dejar, hasta llegué a arrancar la facultad, era todo incertidumbre y justo ese año se me dio la oportunidad, en seguida subí a Reserva. Llegué a hacer dos años de Abogacía pero por suerte se dieron las cosas en Central y pude arrancar mi carrera. Fue una carrera de 18 años muy divertida y enriquecedora para mi como persona. Miguel Russo me vio jugar cuatro o cinco partidos en mi categoría y me subió a Reserva. Fue algo parecido a lo que le pasó años después a Di María, que hizo casi toda la carrera en Liga Rosarina, casi no pasó por AFA, pero pudo evolucionar compitiendo en la Liga Rosarina y llegar después a tener la carrera que tuvo. Es una muestra que aunque las inferiores no las hagas en AFA, igualmente podés llegar y triunfar.

– Sos un jugador muy reconocido por el hincha de Central, y hace poco se jugó el clásico con Newell’s, ¿Cómo eran los clásicos en tu época de jugador?

– Mira, me tocó jugar siete clásicos, empaté seis y perdí uno.

– No te tocó ganar ninguno…

– No, no me tocó ganar ninguno, y es una espina que tenemos los de esa generación porque era una camada bárbara con el Patón de técnico, Juan era compañero mío, Rafa Maceratesi, el Equi González, los uruguayos Canals y Vespa, era un gran equipo. Jugamos y peleamos cosas muy importantes, pero no se nos dio ganar el clásico. Eran muy parejos en esa época los partidos con Newells.

– Qué adjetivo le pondrías al Clásico de Rosario?

Es el más salvaje, porque se vive de una forma exagerada. No porque la palabra salvaje sea un atributo, se vive de una forma pasional llevada a un extremo que tal vez no está bueno. Yo jugué varios clásicos, muchos Colón-Unión, y capaz para mí, en ese momento de mi carrera, siendo referente y capitán, eran más exigentes. Los clásicos de Rosario me tocó jugarlos desde otro lugar, siendo más joven, tenía 19, 20, 21 y la responsabilidad que sentía no era la misma.

– Me hablaste de Russo, pasó cosas muy duras y la vida se lo recompensó con el título con Central, ¿Qué significó para vos? ¿Cómo lo viviste?

– Me puso muy contento, pero principalmente por él como persona. Es un referente histórico del club, capaz el entrenador más importante, y se merecía ganar algo con Central. Siempre tuvo éxito, cuando vino a pelear cosas importantes y cuando vino a ayudar al equipo a evitar el descenso. Para mi fue uno de los entrenadores que más me enseñó de la vida, aún más que del fútbol. Miguel siempre estuvo pendiente de que fuera a la facultad cuando estaba en Reserva. Lo tuve como DT de vuelta en Vélez, que me llevó, y luego volvió a entrenarme en Central cuando peleábamos el descenso. Miguel es una persona especial, una vez me escuchó declarar en una nota y se dio cuenta como estaba. Yo no había hecho ninguna declaración exagerada, pero él me escuchó y sabía todo lo que me estaba pasando, aunque no lo hubiera dicho, y me guió para superar ese momento. Es un tipo brillante.

Estudiantes, el mejor momento de su carrera y su competencia con Enzo Pérez

Estudiantes de La Plata es, junto a Colón, el equipo con el que más se vincula a El Torero, tanto por su rendimiento como por su importancia en el equipo. Fueron un par de temporadas fantásticas que le valieron el interés y reconocimiento de Boca y que se terminaron cuando Rosario Central le pidió una mano para evitar perder la categoría. Aún así, lo reconoce como una etapa que definió su carrera.

– Me hablaste de que Estudiantes fue tal vez el mejor momento de tu carrera, compartiste equipo con grandes futbolistas y lograron grandes cosas. ¿Cómo lo viviste?

– Bueno, ese Estudiantes fue el equipo con más jerarquía en el que jugué. Jugaba con Andújar, Verón, la Gata Fernández, Enzo Pérez, El Chapu Braña, Desábato, Cellay, Angeleri, Boselli, el Flaco Alayes, el Lechu Maggiolo, Lugüercio. Es interminable la cantidad de jugadores que había en ese plantel. Y todos nos jerarquizamos aún más en ese plantel. Lamentablemente me fui después de jugar los dos partidos de la Libertadores que el club termina ganando y que le da el sello a todo ese grupo. A mi me tocó irme porque me llamaron de Central en un momento delicado y decidí ir a ayudar al equipo a evitar el descenso.

– Sin duda que Estudiantes fue un club que marcó una diferencia en mi carrera. Es al día de hoy, siete u ocho años después de mi retiro, que la gente me recuerda por ese paso por Estudiantes, más allá de lo que fue mi paso después por Colón. Pero Estudiantes fue algo único, hoy la gente del club me invita a los eventos que hacen, siempre que puedo voy, sigo teniendo relación con algunos chicos de ese plantel. Fue un paso único.

– Enzo Pérez era uno de los jóvenes de aquel plantel, ya le veías el potencial para la carrera que hizo?

– Compartimos un año en Estudiantes, una gran persona y compañero, con una jerarquía incuestionable. Compartimos el puesto, a veces jugaba uno o el otro, a veces uno jugaba por dentro y el otro por banda. Hemos tenido esa disputa por el puesto, pero siempre desde un lugar de formar parte de un equipo con mucha jerarquía. Estudiantes lo potenció mucho, pero creo que su verdadero valor es el de ser un jugador que se ha reinventado constantemente. Eso que él logra hacer a partir de su juego, de lo que necesita el equipo, de lo que le permite hacer su cuerpo, todo eso lo lleva a una reinvención constante que le permite siempre estar vigente y conseguir resultados. 

-No voy a decir lo que repiten todos sobre Enzo Pérez, pero lo que puedo ver desde la experiencia de haber jugado es que poder reinventarte dentro de una misma carrera es una virtud muy grande, porque inevitablemente tenes que hacerlo. A medida que vas creciendo tenes que ocupar roles distintos, tu cuerpo te favorece para hacer cosas que antes no podías, te perjudica en otras y no te deja hacer cosas antes podías hacer. Creo que las decisiones que fue tomando para reinventar su juego, no sé si de forma intuitiva o por el conocimiento, es lo que lo potenció como jugador y le ha permitido tener la carrera que tuvo.

– ¿Crees que hoy en día se ve más esta capacidad de reinventarse por parte de los jugadores?

En el fútbol moderno hay una tendencia muy grande a eso, a que los jugadores ya no sean presos del puesto, sino soldados de un funcionamiento. Tienen que ir entendiendo que el fútbol es dinámico y se modifica todo el tiempo. A veces el juego te pide cosas que no son explícitas de tu rol y lo tenes que hacer, seas cinco, nueve, diez, hay cosas que tenes que hacer en momentos puntuales porque el equipo lo necesita. Es algo que los entrenadores tenemos que inculcar y los jugadores tienen que interpretar porque los hace mejores.

En detalle, las dos oportunidades de ir a Boca que no se dieron

Si bien cerró su carrera en Huracán, su paso por Colón lo dejó como uno de los referentes del Sabalero en los últimos años.

Ivan Moreno y Fabianesi jugó múltiples clásicos, recuerda haber vivido desde dentro del campo Rosario Central-Newell’s, Banfield-Lanús, Vélez-San Lorenzo, Vélez-Argentinos, San Lorenzo-Huracán, Estudiantes-Gimnasia, Colón-Unión y desde la banda un Racing-Independiente.“Menos River-Boca, de alguna forma participé en todos”, reconoce. Pero claro, ese fue un clásico que estuvo cerca de jugar, si no se frustraba su pase a Boca. A continuación, todos los detalles de ello de su propia boca:

– Estuviste cerca del River-Boca, ¿Qué pasó que no se dio?

Es la gran frustración de mi carrera y así la vivo, con esa sensación. Estaba en un gran momento en Estudiantes, Boca decide comprarme y Estudiantes rechaza cada una de las ofertas que hizo Boca porque yo en ese momento era una pieza importante dentro de un gran equipo de Estudiantes. La decisión dirigencial fue no venderme y se me frustró esa posibilidad. Yo la deseaba, me parecía que estaba en un momento de mi carrera que era propicio para un club como Boca, con la madurez necesaria para estar en un club donde mi estilo se asemejaba mucho al que le gusta al hincha de Boca. Es una situación de frustración que me quedó. Tenía 30, 31 años, venía de un gran año en Estudiantes y el técnico de Boca en ese momento, Ischia, hizo fuerza para comprarme. Fue una pena, porque no era una cuestión de dinero, Boca llegó a los números que Estudiantes pretendía, una oferta seductora. Todo estaba dado, pero a último momento Estudiantes se tiró para atrás en la idea de venderme.

-Incluso, seis meses después Boca vuelve a buscarme. Mi realidad ya era otra. Se retoman las negociaciones y justo se produce el fallecimiento de Pedro Pompilio, por entonces Presidente de Boca. En eso asume Ameal y ponen a Bianchi como manager, pero evidentemente mi figura no estaba en los planes de la nueva dirigencia. Son cosas que lamentablemente no queda otra que aceptar, es un medio así, donde en ciertos momentos no hay nada que podes hacer. Toca aceptar los blancos, los negros, los grises que tiene y toca convivir con eso.