Paulo Dybala volvió a ser convocado a la Selección Argentina en un llamado tan sorpresivo como tardío a una lista en la que antes no figuraba. De hecho, el llamado al joven Matías Soulé, que cumple con características para ocupar el puesto de La Joya, era una pista para suponer que los requerimientos del cordobés iban a mermar. Pero esto no sucedió.

La novela fue larga porque Daniele De Rossi, el entrenador de la Roma, había dado vía libre para su salida si el futbolista no quería quedarse y el club había presionado para liberarlo y así reducir su masa salarial, pero el jugador nunca estuvo convencido de irse a Arabia Saudita.

Fueron varios factores los que pesaron. La presión de la familia, su deseo personal de quedarse en Italia y por sobre toda la cosa dos ítems más: el amor de la gente de Roma y la certeza de que en Medio Oriente perdería definitivamente su lugar en la Selección Argentina.

Dybala rechazó 75 millones de dólares, repartidos durante tres temporadas, que le ofrecía el Al Qadsiah e inmediatamente después llega la convocatoria de Lionel Scaloni. ¿Casualidad? No.

Esta decisión de La Joya hizo que el DT lo volviera a tener en cuenta para la doble fecha de Eliminatorias de septiembre. A él le tienen muchísimo cariño y a sus 31 años sigue demostrando su calidad, así lo demostró en la amarga derrota de la Roma contra Empoli del fin de semana.

En ese marco, Dybala está totalmente vigente y seguirá en la élite. Está claro que si se hubiese ido detrás de los millones de Arabia, su historia en la Selección hubiera terminado.