Cabeza fría y mantener la calma. Esos han sido dos de los aspectos principales que pueden definir a Lionel Scaloni cada vez que se encuentra en el banco como entrenador de la Selección Argentina. Y, más allá de algún exabrupto en el partido de anoche, volvió a ser el cerebro artífice de un nuevo título.
Así lo demostró el seleccionador argentino incluso en el momento de mayor fervor para todos: el gol de Lautaro Martínez. A los 112 minutos de partido, en tiempo suplementario y con una paridad en cero que parecía destinada a mantenerse, el Toro logró destrabar todos los corazones, y desatar todos esos gritos de gol, hasta entonces ahogados. Menos el de Scaloni.
Fiel a su estilo, el de Pujato tan sólo atinó a llevarse las manos a la cara al ver la pelota ingresar en el arco defendido por Camilo Vargas. La cámara que seguía a Scaloni atinó a mostrar un vistazo de reojo del entrenador para corroborar que estaba todo en regla y que el gol valía.
Un tímido abrazo con Lo Celso fue lo último que se vio antes de salir de escena y que la cámara se quede con el abrazo entre el del Tottenham, Messi y algunos colaboradores.
El impacto de Scaloni en un nuevo título argentino
Posiblemente, la mejor forma de describir el impacto de Lionel Scaloni en la Selección Argentina y en la final de la Copa América sea el comentario de un oportuno fanático en redes sociales: “Metió 3 cambios, uno recuperó, el otro asistió y el último definió”, haciendo referencia a la recuperación de Leandro Paredes, la asistencia de Gio Lo Celso y la implacable definición de Lautaro Martínez.
Las emociones llegaron en catarata, una vez terminado el partido. (IMAGO)
Lionel Scaloni es una vez más la mente maestra detrás de un título argentino. El cuarto en los últimos tres años. Y tiene contrato por otros dos, con dos grandes desafíos por delante. Primero, la España de Luis de la Fuente, flamante campeona de la Eurocopa, en la Finalissima. Luego, una cita con la historia, y la oportunidad de ser bicampeones del mundo. Pero para eso falta, y ahora es momento de celebrar todo lo que se aguantó durante el partido.