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Entrevista Exclusiva

Colapinto, Verstappen, el Flaco Traverso y su regreso al automovilismo a los 67 años: “Corro contra los nietos de mis antiguos rivales”

Ernesto "Tito" Bessone se mantiene más vigente que nunca. Su rutina saludable, lo que significa competir contra su hijo menor y su opinión de Colapinto en la Fórmula 1.

Tito Bessone, en exclusiva: Colapinto, Verstappen, el Flaco Traverso y su regreso al automovilismo a los 67 años
© TC 2000Tito Bessone, en exclusiva: Colapinto, Verstappen, el Flaco Traverso y su regreso al automovilismo a los 67 años

“Yo hago una hora y media de cardio todos los días. Corro entre 12 y 18 kilómetros todos los días, o por lo menos cuatro veces a la semana. Y después hago una hora y media de musculación. Es una rutina de entre dos horas y media y tres horas por día”. Habla de pulsaciones, de caballos de fuerza, de segundos, de kilómetros por hora y todo con la misma pasión.

Quizá porque Ernesto Bessone II no conoce otra forma de vivir que no sea así: con pasión, con amor por lo que hace, siempre a tope. Por eso, a los 67 años, volvió a subirse a un auto de TC 2000. El único piloto argentino en ganar al menos un título en todas las categorías del automovilismo vernáculo (Turismo Carretera, Turismo Competición 2000, Top Race, Supercart y Turismo Nacional), retornó a la categoría casi de casualidad y, como siempre, quiere más.

“Si vos me decís cuál es mi aspiración… es ir a ganar. Aunque suene raro porque estoy corriendo con pibes. Mi compañero de equipo corre con el mismo auto que yo pero tiene 23. ¡Le llevo 44 años! Y en las clasificaciones y en carrera me tocó estar adelante de él. Es como si hubieran apagado la luz, se enciende y pasaron los años que quieras pero seguir estando ahí, en el máximo nivel, corriendo con los mejores pilotos. Es como que me sorprendo yo mismo”. 

-¿Te imaginabas esta vuelta?
No, para nada. La verdad es que se dio de casualidad: fui a la presentación de la Coupé Fuego y le digo al gerente de marketing qué le parecía si corría una carrera en TC 2000. Y justo estaba el dueño, yo no sabía que era el dueño, y dijo “listo”. Y así arrancó. Yo no me había subido y salimos a probar en Oberá. Los seis que no habíamos podido probar. En el primer entrenamiento era piso húmedo, y en la tercera vuelta quedé primero. O sea, me sigue saliendo naturalmente. Es como andar en bici, no te olvidás nunca.

También en la Fiat Competizione, una categoría amateur. Foto IG.

También en la Fiat Competizione, una categoría amateur. Foto IG.

En abril de este año, Bessone fue invitado a presentar su antigua Coupé Renault Fuego, que había sido encontrada en un sitio de ventas online, recuperada y restaurada después de tres décadas, varias ventas a diferentes corredores y hasta un incendio. Su auto original, aquel con el que corrió y ganó su primera carrera de TC 2000 en 1985 (y el primer triunfo de ese modelo además).

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“Ellos verificaron que fuera el auto original, con la documentación. Yo lo compré como coche de calle y lo hice de carrera. Esa fue la primera Fuego, la que ganó en 1985. La primera carrera que gané en TC 2000. Pasaron 40 años”, cuenta. Ese día, en plena charla, se cerró su regreso a la categoría que lo vio alcanzar la gloria en 1996 (“Se me negó dos veces, o tres, ese título) y en la que no competía desde 2007. Ahora, con la incorporación del segmento SUV a la categoría, está manejando un VW Nivus.

-¿Qué te pasó cuando te reencontraste con tu viejo auto?
-Ese auto fue como un ícono. Yo debuto con ese auto y en la tercera carrera gano y después cambio de marca por cuestiones de conveniencia y paso a Ford. El otro día en el autódromo, cuando pude comparar los dos autos, la diferencia de velocidad, de tecnología… Otro mundo. Ahora son súper livianos, con toda la tecnología y con 500 caballos, una locura. Fuimos a Rosario, la última carrera en la curva 1, hay un paredón. Y las dos primeras vueltas, yo sabía que había que hacerlas a fondo, pero la mente me indica que tengo que estar frenando 50 metros antes. Y en la cuarta vuelta, me tiré a fondo y el auto dobló y el parcial 1 pasó a ser el parcial más rápido de la categoría, es decir, en la cuarta vuelta yo me tiré a fondo. En esa curva, la velocidad era de 225 kilómetros, en nuestra época, cuando yo fui campeón de TC2000, los autos tenían una potencia de 240 caballos. En Rosario, me la pasé toda la vida probando, esa curva la doblaba a 185 kilómetros: ahora doblo 40 kilómetros más rápido. Así que disfrutando de esta oportunidad, de que lo pueda hacer, pueda seguir estando rápido y vivir todos los momentos y todos los cambios que viví en el automovilismo. 

Bessone y sus dos amores: el SUV actual y la Fuego histórica. Foto IG Bessone

Bessone y sus dos amores: el SUV actual y la Fuego histórica. Foto IG Bessone

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Dice “en nuestra época” como si ésta no fuera su época. Es cierto, tiene su propio equipo y siempre probó los autos que preparaban, nunca se retiró. Y, además, siguió corriendo en la Fiat Competizione, una categoría amateur en la que participa, de alguna manera, para incentivar al resto. “De esa categoría a ésta hay 10 segundos en la vuelta de diferencia. Me preguntaba ¿estoy preparado para semejante velocidad? Y, bueno, evidentemente sí, no lo perdí y estoy encantado de que me ocurra eso”.

Correr contra su hijo

No sólo corre con pilotos mucho más jóvenes. También lo hace contra uno de sus hijos. Bessone es padre de cinco varones, de los cuales varios se dedican a los autos (a excepción de Santiago que juega al fútbol y Valentino que vive en Australia). En pista le tocó varias veces correr contra Figgo, el menor, que tiene 21 años.

En el final de temporada del SuperTC 2000 con Figgo, su hijo. Foto Figgo Bessone.

En el final de temporada del SuperTC 2000 con Figgo, su hijo. Foto Figgo Bessone.

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“El corre con un Sedan. Se dio la circunstancia de que en la última carrera yo tuve largar último porque se me desconectó el turbo, y él tuvo un problema. Y en última vuelta, lo pasé a mi hijo. Yo terminé puesto 7 y él puesto 8. A mi propio hijo de 21 años lo pasé en la última vuelta. Es raro. Es todo raro”.

-¿No te pone nervioso eso?
-No, no. Cuando estamos en pista, es un rival más. Por supuesto, me cuida muchísimo, como él se cuida conmigo. Una vez le pregunté a él, en la Fiat Competizione, había sido invitado: “Si yo vengo ganando y en la última vuelta  levanto y te dejo ganar, ¿qué pasa?”. ¿Sabés qué me contestó? “Te choco”. Sería una humillación, me dice. Los dos somos rivales. Obviamente, hay una parte de mí que, como estamos bajo la misma ingeniería en distintos equipos, estoy totalmente metido. Me bajo del auto, después de que hablo con mis ingenieros, voy a hablar con él, estoy atento a todo lo le pasa. No deja de ser mi hijo. Pero yo le quiero ganar, está claro.  

“Hay una anécdota, veníamos en carrera juntos en Paraná y él hacía maniobras perfectas de defensa y no tenía manera de pasarlo. Lo pasé en una curva que él no esperaba, por afuera, y le gané en la última vuelta. Todo eso lo vive no a través de los libros, lo vive en carne propia. Cuando me ve a andar en el TC2000, dice ‘papá, seguís andando fuerte como cuando eras chico, no perdiste ninguna maña’. Seguramente no soy tan rápido como hace 40 años, o me tomo  más tiempo para llegar al límite del auto, pero el oficio no lo perdés. Cuando yo estoy dentro del auto, es como que estoy en mi oficina, es mi espacio de confort.

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-¿El sabe lo que significa su papá para el automovilismo?
-Si vas a una foto del 2004 de Top Race, es bebé, lo tengo en brazos, era la última categoría que me faltaba ganar, después salí campeón en todas. Pasaron 21 años y estamos corriendo hoy juntos, pero me pasa que estoy corriendo con los nietos de mis rivales, por ejemplo. El Tano Pernía, el cuatro de Boca, yo corro con Thiago, con el nieto. Corro con Josito Di Palma, que es el nieto de Luis, que corría conmigo. Corrí con Luis Di Palma, corro con Josito. Corrí con el Tano Pernía y ahora corro con el nieto, no con el hijo. Esto es encantador.

-Se suele decir que el pasado fue mejor, ¿los corredores de antes fueron mejores que los de ahora?
-No, en absoluto. Era más fácil en mi época que ahora. Antes los que estaban entrenados físicamente eran pocos, no eran todos profesionales. Hoy son todos pro, son todos atletas, son todos chicos que están en el gimnasio, con psicólogo, hacen reflejos. Hoy destacarse es mucho más difícil que nuestra época. Encima los preparadores, que no eran muchos, siempre nos daban las mejores cosas a nosotros, a un Traverso, a un Di Palma, a mí, a Cocho López, por citar nombres. Éramos cinco o seis privilegiados, pero hoy es todo muy parejo. Lo nuestro era más improvisación, y nos pagaban mucho porque como no había data, no había información, ahí la experiencia marcaba la diferencia. No tenían simuladores, no conocían la pista, no conocían los secretos, la visualización de la carrera, no te podían copiar lo que hacías arriba del auto. Eso era patrimonio de cada uno. Hoy yo me bajo del auto y aprendo de mi compañero de equipo y él seguramente podrá ver algunas cosas mías que también le serán útiles. Hoy para poder destacarte es difícil en un automovilismo tan parejo.

Bessone en su juventud. Foto IG Tito Bessone.

Bessone en su juventud. Foto IG Tito Bessone.

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-¿Qué hace la diferencia?
-Siempre, en el deporte de alta competencia, la cabeza hace la diferencia. Ves al número 100 del ranking de tenis pegarle a la pelota y le pega como el número uno, pero el número uno tiene diferente cabeza. Esa es la diferencia. También lo diferente de aquella época a ésta es que nosotros corríamos en autódromos más inseguros y en autos más inseguros. Te la pegabas y te lastimabas. Hoy los autos son mucho más seguros. En un Fórmula 1 igual: en la época de Reutemann, si se la pegaban, mínimo se rompían el cuerpo. Y había muchas muertes. Hoy se la pegan a la velocidad que se pegan… Es increíble cómo evolucionó la seguridadem nuestra época era más peligroso. No es que fuésemos más valientes, era lo que había. 

-Vos tuviste varias situaciones difíciles también…
-Yo defino mi primer campeonato después de haberme accidentado, el auto lo destruí, me rompo tres costillas, me prestan un auto y salgo a clasificar con un auto prestado, doy una vuelta quedo en pole con una sola vuelta, todo vendado y al otro día salí campeón. Definí contra Luis Di Palma y contra Cocho López. Es un recuerdo imborrable. Después, en el 2003 de TC, un sabor muy especial porque la única carrera que gané, que es la condición básica para poder salir campeón, la gané con neumonía. No podía respirar, no me permitían correr, fui y la primera salida a pista, duré dos vueltas y no podía respirar. Corrí la serie y al otro día la final a veintipico de vueltas, gané la carrera con neumonía. También gané en Estados Unidos con hepatitis arriba del auto. Y en Avellaneda, con el Nissan 300, se rompió algo del piso y el calor piso me daba en el pie. Sabía que me estaba quemando. Gano y cuando terminó, me bajé y me desmayé, directamente. Me sacaron la bota, estuve 45 días en recuperación. Me lo quemé completo, lo que es la pasión y la adrenalina. Cuando me sacaron la botita la piel era como manteca derretida. Me había quemado vivo. La recuperación fue tremenda. Evidentemente siento adentro del auto de carrera cosas muy especiales que me hacen sobreponer a todo esto que me pasó.  

Traverso, Di Palma y el pasado

Hay varios de sus rivales que ya no están en este plano. Mientras él sigue vigente, recuerda con nostalgia aquellos tiempos de Juan María Traverso, Roberto Mouras y tantos otros ídolos del automovilismo nacional. “De cada uno aprendí.
En el 85 yo debuto y largo por primera vez en el Turismo Carretera y largo en primera fila con Mouras. Y en el debut gano, ganarle a él, Mouras, súper consagrado. Pero yo me pongo el casco y para mí era un rival, no era Mouras. Y gané por 15 segundos de diferencia con un Falcon en mi debut. Lo tomaba con naturalidad, era algo normal, subirme y acelerar y no me daba cuenta de la velocidad. Me salía”.

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-¿Cómo fue tu relación con el Flaco Traverso?
Hubo mucha rivalidad siempre, de verdad, arriba y abajo del auto. Recuerdos al final lindos porque después que vamos creciendo se genera un vínculo y mucho respeto. Lo mismo con Mouras, que me cedió en neumáticos en una carrera que yo ya no tenía neumáticos y era mi rival, él me cedió los de repuesto y fui y le gané. La gentileza de Mouras. Me pasó lo mismo con Luis (Di Palma), yo corrí con esa generación que hoy, lamentablemente, colegas que no están más. Yo les pregunto a mis colegas de mi edad ‘¿che, no tienen ganas?’. Y me dicen: Vos estás loco. 

-¿Quién fue el mejor piloto del automovilismo nacional?
-Si vamos a las estadísticas, fue el Flaco, sin dudas. Fue la referencia, él fue muy hábil arriba del auto, naturalmente hábil, y más hábil abajo del auto. Y después se le dieron situaciones que te convierten en un súper héroe. Ganar con un auto prendido en llamas, o con una rueda menos. Fue la referencia de todos y yo tuve el honor y el placer de poder compartir la pista con él, como tantos otros, pero la referencia sin duda fue él.

Bessone y Traverso, dos íconos con una relación picante. Foto Tito Bessone.

Bessone y Traverso, dos íconos con una relación picante. Foto Tito Bessone.

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-Había mucha pica con él…
-Sí, tuvimos muchos encuentros abajo del auto, picantes, no era guionado. Era mucha bronca por cosas que obviamente no le gustaban de mí y no me gustaban de él. Y la gente eso finalmente le encantaba. Notaban esa dualidad. Pasaron muchas cosas -que no vienen al caso- abajo del auto que fueron muy picantes y arriba del auto marcamos creo yo una linda época. Del 85 al 90 el nivel de un corredor de autos de acá de Argentina era como un jugador de Primera de Boca o de River. Ese nivel.

-¿Llegaron a las manos alguna vez con el Flaco?
-Sí.

-¿Más de una vez?
-Más de una vez. Dos veces.

-Pero después terminaron teniendo una buena relación…
-Sí, porque eran broncas del momento, después pasaba, te descargabas y después compartimos lugares con él, con el Yoyo (Maldonado), con Ángel Guerra, en Pinamar. Y en la medida que vas creciendo puede estar la rivalidad, pero finalmente y sobre todo al final del camino lo que queda es el respeto por el otro. De verdad que fue un placer. Tuve mucha suerte de compartir con él y con muchos otros que fueron cracks en cada categoría de las que corrí.

El Messi de la F1

-¿Quién fue o es tu corredor favorito?
-Sin dudas, para aquellos tiempos, Senna era diferente, marcaba grandes diferencias, era rapidísimo. Aprecié mucho la carrera de Carlos Reutemann. Para mí era un crack, un gran destacado. Hoy por hoy creo que el Messi del automovilismo es Max Verstappen, sin dudas.  

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-¿A Reutemann le falta reconocimiento?
-Sí, pero la gente es resultadista. Reutemann fue muy fuera de serie. El corrió un Desafío de los Valientes conmigo, venía de F1 y probamos un viernes, todos con el mismo auto. Yo quedo primero y él tuvo la humildad de decirme “¿Me podés llevar una vuelta y explicarme cómo hacés para sacarnos tanta diferencia?”. Eso habla de quién era Reutemann, esa humildad y esa pasión de agarrar y bajar a mi nivel en una pista que yo conocía mucho. “Llevame Tito y explicame”. Al otro día yendo palo y palo los dos. Ahí me demostró por qué Reutemann llegó a lo que llegó, marca mucha diferencia el tipo que no se la cree, que puede bajarse y decir “quiero aprender”. No importó que se bajara de un Fórmula 1.

-¿Y por qué Verstappen?
-Porque hace cosas sorprendentes en la vuelta rápida y después hace maniobras inesperadas a un límite que sobrepasa. Maneja otros tiempos. Por eso deja pintado a todos sus compañeros de equipo. Cuando él está por encima del rendimiento del auto, siempre le saca más del 100%, le pone un plus. Un Messi siempre tiene un plus, maneja otros tiempos. No podés pestañar porque te gana, lo hace él solo.

Un crack llamado Colapinto

 Dice que una sola vez corrió en un monoplaza, pero había hecho una promesa con su padre, campeón de TN a los 62 años, y él la quebró. “Yo trabajaba con mi viejo y había hecho ese acuerdo y me subí sin que él supiese. Debuté en Fórmula Renault, fui, hice la pole. Se enteró y me dijo ‘rompiste el pacto, andá a dormir a otra casa’. Y no corrí. Vendí el auto”.

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-¿Cómo lo ves a Colapinto?
-La Fórmula 1 es otra liga, es otro deporte. Lo que hace ese chico, como cualquier piloto de Fórmula 1, ellos son distintos. Todo pasa a una velocidad que es impresionante, y es muy lanzado. Si tiene la posibilidad de estar sentado dentro de las 20 butacas entre tantos pilotos que hay en el mundo es porque lo tiene ganado. Tiene que pasar una transición con este auto, y si puede estar al nivel de Gasly y no golpear el auto, tiene butaca asegurada con un equipo que seguramente el año que viene va a pegar un salto de calidad. Lo único que me veo reflejado es que cuando yo tenía 20 años salía y andaba rápido y no me preguntes por qué me salía naturalmente. 

Bessone, impecable a los 67 años. Foto IG

Bessone, impecable a los 67 años. Foto IG

-¿Cómo ves lo que se generó alrededor de él?
-Voy a hacer una comparación: en el año 85 estaban el fútbol y el automovilismo palo y palo. No se almorzaba hasta que no terminaba la carrera. Y participaba la familia: el papá, la mamá, las hermanas, los hermanos. Cada uno era hincha de un corredor, de la marca o del modelo. Todo eso con el paso del tiempo se fue perdiendo, esa es la verdad, hay muchos otros deportes que se ofrecen en el mismo momento. Pero con la llegada de Colapinto, es como que volvió, hace que toda la familia participe. Yo, por ejemplo, que no veo fútbol nacional porque no sigo el fútbol pero juega la Selección, y yo veo a la Selección. Esto es lo mismo. Ayuda porque lo está viendo una persona que habitualmente no sigue el automovilismo, pero corre un argentino en la máxima y estamos todos viendo. Eso evidentemente ayuda a nuestro deporte. Ahora estamos todos prendidos a través de la tele, viendo cada sesión de Colapinto, vemos cada entrenamiento y estamos pendiente de cómo le va. Les pegó a todos, estamos todos muy pendientes.  Es como que nos cambió todo el escenario. Bienvenido sea para el automovilismo.

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-¿Cómo lo ves para lo que sigue?
-Bien, él tiene un auto que le falta potencia, pero sí está a nivel de Gasly, y no golpea el auto, y no le cuesta al equipo plata… Porque tienen un presupuesto anual, y la única manera de evolucionar es no gastando presupuesto en roturas. Entonces sí, puede seguir evolucionando. El año que viene, que cambia el reglamento y que cambia el motor, van a Mercedes, arranca todo de cero y creo que va a tener mucha posibilidad de pegar un salto Alpine. Este año, para mí es un año de transición, pero después cambia el reglamento. Para qué van a invertir en motor si lo van a cambiar. Entonces, lo que él tiene que hacer es, para mí, estar haciendo lo que está haciendo. La comparativa es su compañero y no golpear el auto. Con eso asegura su butaca.

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