El paso de Eduardo Berizzo por el Atlas es algo que los hinchas jamás olvidarán. Es de aquellos jugadores que generan un sentido de pertenencia que muy pocos logran hacerlo y que también hacen sentir orgullosos a los hinchas, por más que haya estado triunfando como director técnico a miles de kilómetros de distancia.
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“Fui al Atlas porque Newell’s necesitaba una renovación, yo también quería cambiar de aire y aparte un tiempo antes no se habían concretado ofertas del Gijón y del Udinese. No viví tres años buenos en el Atlas, ¡viví tres años excelentes! Es el día de hoy que vuelvo a Guadalajara a visitar a amigos. Y si no hubiera sido River el que me llamó en el 96, habría seguido por mucho más, estaba por renovar por cinco años”, contó Berizzo en una entrevista a La Nación.
Toto estuvo en Atlas entre 1993 y 1996.
Sin embargo, los comienzos del Toto por tierras mexicanas no fueron sencillos: “Llegué a México después de operarme la rodilla, en rehabilitación y cuando empecé a hacerlo los demás estaban tres veces más rápidos que yo. Cuando íbamos al DF, Puebla y Toluca, entre la altura, el calor y mi estado físico, me sentía fatal. Sufrí mucho para adaptarme a ese ritmo, tuve que redoblar esfuerzos. Superada esa etapa, en los dos años siguientes me transformé en el capitán del equipo y alguien muy valorado”.
Un momento complicado en la vida de cualquier jugador es cuando toca plantearle a un directivo el deseo de continuar la carrera en otro lugar. Y eso es lo que le sucedió al actual seleccionador de Paraguay: “Cuando llegó la oferta de River, lo que menos quería el Atlas era venderme, pero hablé con Francisco Ibarra, el presidente, para explicarle la importancia de quién me buscaba y no sólo entendió, sino que pensó más en mí que en el equipo. Aceptaron venderme como un agradecimiento por cómo me había comportado”.
Asumió en Pargauay en febrero del año pasado.
Además, Ibarra tuvo un gesto de reconocimiento que sorprendió al propio Berizzo: “En la conferencia de despedida, sacó una camiseta con mi número, el 2, y dijo que mientras él fuera el presidente ese número no se usaba más. Fue muy emocionante. Jugué en Atlas tres años, no fuimos campeones, y se confirma que no necesariamente hay que ganar un título para que te recuerden”, culminó.