Fue un fin de semana más que difícil para el fútbol rioplatense, que debió afrontar el sábado el fallecimiento de Santiago García.

Ídolo a ambos lados del ‘charco’, el delantero decidió terminar con su vida a sus escasos 30 años en medio de un tironeo con su último club, Godoy Cruz.

Por supuesto, la noticia repercutió en todos los medios. Y en ESPN F90, Sebastián Vignolo decidió abrir el programa con su habitual editorial.

“Yo soy de leer algunas frases que son muy difíciles de aplicar. Una de esas frases que leí es “Necesitaríamos dos vidas; una para aprender a vivirla y otra para vivirla”. Es todo tan rápido, tan repentino, hacés un pantallazo y ves a tus hijos crecer. Les pasa a todos. “Soy abuelo”, “Soy bisabuelo”, “Soy papá”, “Mi hija cumple 15”, “Mi hijo ya maneja”. Y en esa vida, hay cosas que por ahí o no viviste o viviste torcido, mal, equivocado o bien. Qué se yo”, comenzó analizando elPollo.

Luego, casi emocionado, narró: “Yo me puse a pensar en la historia del jugador del fútbol, sobre todo en el Morro. Qué difícil debe ser dejar de ser. Qué difícil debe ser sentirrte desprestigiado, devaluado, cuando apenas tenés 30 años. Yo no sé que pasaba en su cabeza, él hablaba con (Jaime) Ayoví, pero claramente él estaba muriendo por dentro. Y nadie lo advertía, nadie. No había manera, no había forma, por lo menos para aquellos que no están tan cerca”.

Por último, contó cómo se enteró de la tragedia: “Se lleva a un pibe de 30 años, que para el fútbol podría ser joven, viejo, más o menos, cerca del retiro olvidado, no olvidado. Se llevó puesto a un pibe de 30. Se cansó de vivir, con lo linda que es la vida, ¿no? Siempre hay un momento que uno dice “Vale la pena estar vivo”. Ahora, yo no voy a ponerme acá a analizar, no me compete, no soy quién. Simplemente, para contarles que cuando me enteré había pasado uno de esos momentos inolvidables. Para un padre, compartir con tu hijo una tarde de fútbol, con una gaseosa en el medio, que estés charlando y que te caiga un mensaje y diga “Se mató tal”, te ponés a pensar y valorar. Me cayó como un garrotazo”.