Para muchos, la reacción al anuncio de Resident Evil 4 Remake fue la de escepticismo. Capcom venía de hacer un buen trabajo revisitando la segunda y tercera entrega de la saga, pero a Resident Evil 4 no se lo consideraba tan viejo o anticuado como para necesitar un remake. Los fans más hardcore del título se resistían a la idea, mientras que Capcom intentaba convencerlos lanzando un tráiler detrás de otro.

Con el tiempo, la opinión pasó a ser que la desarrolladora había mostrado demasiado del juego, y ya no se esperaban sorpresas debido a que vimos gran parte del material en tráilers. Ahora, habiendo jugado la totalidad de Resident Evil 4 Remake, puedo decir que nada de eso era cierto: el remake no era innecesario, y Capcom sí nos guardaba sorpresas para lo que terminó siendo un espectacular juego.

Resident Evil 4 Remake empieza de manera similar al primer juego. Nos encontramos en la piel de Leon S. Kennedy, seis años después de los eventos de Raccoon City, en una misión para rescatar a la hija del presidente. Ashley Graham fue secuestrada por un culto de un apartado pueblo europeo, y ambos se enfrentarán a infectados y otras amenazas en su objetivo de regresar a salvo a los Estados Unidos.

Lo primero que llama la atención del remake es la fidelidad gráfica de esta nueva versión, que es posible gracias al RE Engine. Ya lo pudimos experimentar con las últimas entregas, y en este caso se ve tan bien o mejor que los anteriores. El look del original se mantiene, con la estética propia de cada escenario que visitamos, pero tanto los modelos de personajes como los entornos se ven al máximo estándar gráfico actual.

No es solo que los gráficos sean impresionantes, sino que se aprovecha esta tecnología para generar una atmósfera muy propia de la entrega original. También algunos espacios, como la casa a la que primero entra Leon, se expanden para meternos aún más en ese tenebroso mundo. El remake hace un gran trabajo en recrear los aspectos del juego original como uno los recuerda de haberlo jugado hace años.

Con esto quiero decir, que varias veces me encontré con la sensación de que algo era exactamente igual que el original, pero cuando me fui a fijar no era el caso. Se nota que el estudio tuvo siempre en mente mantener el espíritu de Resident Evil 4, con todo lo que ello implica, y mejorarlo lo justo y necesario para crear una nueva versión de aquel clásico. En mi opinión aquel sigue siendo un videojuego espectacular y esencial para entender la historia del medio, mientras que el remake si bien comparte muchas similitudes, se convirtió en un clásico instantáneo para mí.

Las cosas que recordamos con mucho cariño del original en su mayoría siguen estando, pero con giros o modificaciones que las mejoran. El sistema de inventario sigue teniendo su peculiar forma de Tetris, pero ahora le podemos aplicar amuletos y pasivas que cambian la experiencia del juego. El icónico cuchillo sigue estando, pero ahora tiene durabilidad y podemos recoger algunos más débiles, creando así nuevas estrategias tanto de juego como de manejo de inventario. Además de que contamos con un parry muy útil y un nuevo movimiento de apuñalar, dándole más dinamismo al combate.

Hay muchísimos otros ejemplos de cosas presentes en el original que Resident Evil 4 Remake mejora o le da un cierto toque para que esté contento tanto el fan antiguo como el que nunca jugó el primer juego. En algunos casos tiene que ver con ciertos espacios y secuencias, mientras que en otro con el orden en el que sucede la narrativa, y qué personajes nos acompañan en qué secciones. Los que recuerden muy bien el original se llevarán una sorpresa detrás de otra, casi todas ellas placenteras.

Volviendo al combate, es en mi opinión el aspecto más logrado del juego. El juego es un híbrido de acción y terror, y el primer aspecto es tan exitoso justamente porque el gameplay está trabajado de forma excelsa. El feedback al atacar todos los enemigos, de los cuales hay una gran variedad, es fenomenal. No hay nada más satisfactorio que ir cambiando entre todas nuestras armas y objetos a disposición, tanto de nuestro inventario como del entorno, para despachar una oleada, un minijefe o un jefe.

Incluso aspectos tan básicos como el movimiento de Leon o las mecánicas de escoltar a Ashley están muy cuidadas, y le dan al remake ese toque de arcade/retro, necesario para que no pase a ser solamente otro triple-A, sino que mantenga esa esencia del juego del 2005. Lo más importante es que, a través de todas sus decisiones de diseño y gameplay, alcanza ese equilibrio entre acción y terror que era tan necesario para que el juego funcione.

Hago un párrafo aparte antes de cerrar para remarcar los que para mí fueron los pocos puntos débiles de Resident Evil 4 Remake. La secuencia final del juego, sin entrar en spoilers, en mi opinión es demasiado apurada y casi abandona por completo el aspecto de terror del juego. El Buhonero es exageradamente verborrágico, algo que termina molestando bastante considerando que lo encontramos muchas veces en la campaña. También sentí que podrían haber innovado un poco más en los efectos que dan los maletines y sus distintos amuletos.

Fuera de estos puntos específicos, la realidad es que Capcom superó con creces toda expectativa para lo que es una nueva versión de un clasicazo de los videojuegos. Resident Evil 4 Remake es aún otro acierto en la reciente racha de buenos juegos en la saga. Logra mantener todo lo que hace especial al primer juego y hasta lo mejora, modificando solo lo necesario para alcanzar un equilibrio casi perfecto entre acción y terror.