Teclear el nombre de José Pablo Tostado en cualquier buscador dirige inmediatamente a notas informativas sobre la fatalidad de su carrera futbolística orientada hacia una tragedia familiar relacionada con el crimen organizado. Lo más benévolo para ubicarlo como jugador es el recuerdo del campeonato mundial Sub 17 ganado por México en el 2011.
Pero hasta ahí llega la identificación deportiva en el ciberespacio de un chico que quiso ser futbolista profesional de primera división y encontró una serie de obstáculos en el camino que le impidieron cumplir ese sueño. El primero de ellos fue obra de Chivas, institución donde se formó y tenía un futuro promisorio. De la mano, el segundo obstáculo provino de la prensa en aquel entonces, porque nunca se acercó a él para preguntarle su versión de los hechos; simplemente se le condenó a partir de informaciones unilaterales, es decir las emitidas por el club.
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A 10 años de distancia, en entrevista exclusiva con Bolavip México, José Pablo Tostado habla para contar por primera vez su verdad. Ahora retirado de las canchas, luego de soportar una década en silencio y estigmatizado por delitos que él no cometió, comparte cómo inició el proceso de una carrera truncada, entre otros factores, por algo que no hizo.
Rafael Ortega era presidente deportivo de Chivas en ese momento. Fue el encargado de acercarse a él para decirle que debía irse del club por órdenes de los dueños. “Como quedaste campeón del mundo, tu nombre salió a relucir, y tu apellido también. Se dieron cuenta que eres de una familia de ciertos personajes, que tu familia es de un ámbito malo”, narra Tostado sobre la explicación que le dio Ortega.
”‘Me están juzgando a mí, pero yo no tengo nada que ver. Yo soy futbolista, yo no sé de dónde viene que me corran ahora porque mi familia es de otro ámbito’”, le comentó José Pablo extrañado por la decisión.
El anuncio de que tenía que marcharse de la institución por su apellido fue un duro golpe anímico, en especial porque recién había sido integrado al primer equipo de Chivas y el posible debut en primera división se acercaba. Ortega, apenado y atado de manos, solamente acató las indicaciones que le dieron sus jefes.
Pero eso no fue todo. Se construyó una mentira para manejar públicamente los motivos de su salida y para procurar la buena imagen de la institución en perjuicio de la imagen del futbolista. Chivas le propuso informar a los medios que se iba porque se negó a continuar con sus estudios, esto con tal de no decir que desistían de conservarlo por el perfil criminal de algunos de sus familiares.
“Ortega se portó muy bien, mis respetos para Rafa, pero sí me dolió. Yo no debí salir de esa manera. Me dijeron ‘o te sacamos por esto, o te sacamos por lo otro, ¿qué te conviene más?’. ‘Manéjalo por lo de la escuela, no me queda de otra’. En un día se me vino todo abajo. Agarré mis cosas y a buscar equipo’”, describe acerca de la resignación asumida con que aceptó el despido.
Sin embargo, la atmósfera adversa alrededor de su salida tuvo otro efecto negativo en detrimento de su imagen. Una vez con las puertas cerradas de Chivas, habiéndose publicado que fue despedido por rebeldía y negarse a estudiar, medios informativos añadieron una mentira más. “Cuando sacan la noticia de que fue por la escuela, después sacaron que yo llegaba tomado al club, que yo llegaba borracho, que llegaba con la música alta, que yo metía hasta la banda. Y eso nunca pasó”, añade Tostado.
Hoy día, alejado del futbol, José Pablo reprocha a Chivas por la forma en que lo trató y que no haya sabido apoyarlo dadas sus circunstancias y su edad (17 años) en 2011. En contraste, pese a ese sentimiento de rencor, guarda con aprecio los buenos instantes vividos en Verde Valle porque fue feliz haciendo lo que le gustaba: jugar futbol.
Dolido con el periodismo deportivo por haberlo encasillado como flojo, conflictivo y relacionándolo a hechos criminales de sus familiares, Tostado se sincera con Bolavip México para expresar que no la pasó nada bien en ese aspecto: “La prensa, todo el tiempo, fue puro atacar. Yo siento que el periodista nunca se dio el tiempo… Nunca me hablaron para preguntar qué fue lo que en realidad pasó. Se basaron en todo lo que se veía desde afuera. Me dio tristeza, porque en ese momento yo estaba muy morro”.
Y ese morro es pasado. El hombre actual que es, en el presente de su vida, simplemente tenía ganas de desahogar un capítulo de lo que trajo consigo haber sido campeón del mundo.
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