En tiempos en los que parece que la salud mental de los deportistas está tomando cada vez más importancia, el bienestar de aquellos que tantas alegrías le dieron a los aficionados dentro de un campo de juego sigue adquiriendo relevancia y, por eso, cuando se ve una imagen preocupante enseguida se encienden las alarmas. En este caso, el protagonista es una verdadera leyenda del futbol mundial, que no pasa sus mejores días y eso se puede ver reflejado en videos que están dando la vuelta al mundo.
Así vive Adriano, ebrio por las favelas de Brasil sin un rumbo
Adriano Leite. Sobran las palabras para describir la grandeza de este brasileño de 42 años que dejó su legado en el deporte por la enorme clase y técnica que tenía. Estaba llamado a ser el sucesor de Ronaldo Nazario, pero su vida tuvo un giro inesperado en el mejor momento de su carrera y jamás volvió a ser el mismo, al punto de no poder recuperar la alegría que supo tener.
La historia de Adriano es muy extensa, pero se puede resumir en una llamada telefónica que cambió su vida para siempre. Un 4 de agosto de 2004, días después de haber ganado la Copa América con Brasil ante Argentina, el Emperador estaba en Milán entrenando con el Inter, su club de entonces, cuando recibió la noticia de que su padre, el hombre que lo había formado como la persona que era, había muerto a causa de un problema cardíaco.
“Nueve días después (de ganar la Copa América) regresé a Europa con el Inter. Recibí una llamada de casa. Me dijeron que mi padre había muerto. Infarto de miocardio”, contó Adriano en su momento.
Y además, agregó: “A él le encantaba el juego, así que a mi me encantó. Así de sencillo. Fue mi destino. Cuando jugaba al futbol, jugaba para mi familia. Cuando marcaba, marcaba para mi familia. Entonces, cuando murió mi padre, el futbol nunca volvió a ser el mismo”.
Como se dijo, Adriano no volvió a ser el mismo desde entonces y la tristeza se apoderó de él, al punto de mostrarle que la única solución para calmar ese dolor era sumergirse en el vicio del alcohol, el mismo que lo acompaña por estos días. En las últimas horas, se viralizó un video en el que el brasileño se encuentra rodeado de otros sujetos mientras toma y se muestra en un claro estado de ebriedad que preocupó a todos los que desean ver feliz al Emperador.
Como jugaba Adriano cuando brillaba en el futbol
“Me deprimí tanto, hombre. Empecé a beber mucho. Realmente no quería entrenar. Sólo quería ir a casa. Para ser honesto, aunque marqué muchos goles en la Serie A durante esos años y aunque los aficionados realmente me querían, mi alegría se fue. Era mi papá, ¿sabes? No todas las lesiones son físicas. Tengo un agujero en el tobillo y otro en el alma”, comentó Adriano sobre sus adicciones hace tiempo.
“No sabía como disimularlo, llegaba borracho por la mañana a los entrenamientos. Me presentaba aunque estuviese borracho del todo. Entonces me llevaban a dormir a la enfermería y decían a la prensa que sufría dolores musculares” , cerró relatando como eran sus días en Inter de Milán tras la pérdida de su padre.
La exitosa carrera de Adriano Leite en el futbol
Adriano será recordado por siempre como uno de los delanteros más grandes que vio el mundo. Su carrera comenzó en el año 2000 con la camiseta del Flamengo en su Río de Janeiro natal. Desde allí dio el salto a Europa y jugó para Inter, Fiorentina, Parma y Roma. Además, en Brasil fue parte del Corinthians, San Pablo y el Athletico Paranaense, donde le puso punto final al camino en el 2014.
En su exitosa carrera, Adriano se dio el lujo de ser multicampeón con el Inter con cuatro Serie A, dos Coppa Italia y dos Supercoppa Italia. A su vez, obtuvo dos veces el Brasileirao, una vez con Flamengo y otra con Corinthians, más una Copa América y una Copa Confederaciones con su selección. En total, jugó 379 partidos y convirtió 177 goles entre equipos y su país.
Todos estos números marcan lo grande que fue Adriano en el futbol y dejan a las claras lo que pudo haber conseguido si recuperaba su estabilidad mental, pero como él mismo lo dijo, su principal motivación partió de este mundo y el camino no pudo ser el que se esperaba. Los goles no son los mismos si no se celebran con los abrazos más queridos…