Como si todo hubiese estado escrito desde el primer día, tan claro y tan prometedor que parecía imposible que algo pudiera desviarlo de ese camino. Ben Simmons tuvo una de las irrupciones más impactantes de los últimos tiempos en la NBA, porque llegó como elegido, como talento generacional, y durante un tramo logró validar cada expectativa con un nivel que lo colocó entre la élite de la liga. Picos altísimos, reconocimiento unánime y la sensación de que su techo todavía estaba lejos.

Simmons fue Novato del Año, tres veces All-Star y una pieza central en equipos que aspiraban seriamente a competir por todo. Defensor de primer nivel, versátil como pocos y con un físico dominante, su nombre se volvió habitual en conversaciones grandes cuando todavía no había alcanzado la mitad de sus veinte. Sin embargo, a diferencia de lo que suele suceder con carreras de este calibre, el punto de quiebre no llegó por una caída brusca de rendimiento, sino por un enemigo silencioso y persistente: las lesiones.

El camino de Ben Simmons en la NBA

Ben fue All-Star antes de los 25, integró equipos All-Defensive y fue considerado uno de los jugadores más completos de su generación. Pero hay algo que las planillas no alcanzan a explicar, y es cómo una carrera con semejante arranque puede quedar suspendida en el aire. Las constantes molestias físicas, especialmente en la espalda, lo fueron marginando cada vez más, quitándole continuidad, ritmo y, con el tiempo, lugar.

Lógico que siempre se supo que Simmons tenía talento de sobra, pero su figura empezó a dividir aguas. Para algunos, seguía siendo un jugador distinto, mientras que para otros fue un potencial que nunca terminó de explotar. Entre rehabilitaciones eternas, regresos truncos y nuevas recaídas, Ben pasó de ser una pieza indispensable a una incógnita que ningún equipo estaba dispuesto a asumir sin reparos.

El nuevo Ben Simmons parece muy alejado del basquetbol. (X)

La verdad es que, con el paso del tiempo, la narrativa cambió por completo. De aquel jugador que dominaba partidos con naturalidad se pasó a uno que apenas podía encadenar minutos. Y así, casi sin darse cuenta, Simmons llegó a una situación impensada años atrás: quedarse sin equipo antes de cumplir los 30. No por falta de talento, sino porque su cuerpo ya no respondió como el juego de él lo exigía.

Actualmente, el jugador que tuvo un último paso en la liga por Brooklyn Nets, se adentró de lleno en el mundo de la pesca. Con la creación de un nuevo equipo, se unió a la liga Sport Fishing Championship, SFC. Esta competencia incluye desafíos en alta mar de alta complejidad, por lo que se puede asegurar que Simmons es un experto en la materia, donde también comparte con otros atletas y celebridades del mundo, no por la exclusividad de la competencia, sino por lo costoso que resulta ser parte de ella, lujo que solo unos pocos se pueden dar.

A pesar de todo, Simmons nunca fue un jugador que eligiera el camino fácil. Siempre intentó volver, siempre apostó a recuperarse y a demostrar que todavía tenía algo para dar. Pero la NBA no espera, y la historia terminó dejándolo en un lugar que contrasta violentamente con aquel inicio fulgurante. Con una carrera que tocó picos muy altos y una caída marcada por las lesiones, Ben Simmons queda como uno de esos nombres que invitan a pensar en lo que fue… Y en todo lo que pudo haber sido.

En síntesis

  • Ben Simmons fue elegido 3 veces como All-Star de la NBA.
  • A sus 29 años se dedica a la pesca en la liga Sport Fishing Championship, SFC.
  • Ninguna franquicia se mostró interesada en contratarlo.