Tres grandes carteleras. Tres súperestrellas. Gennady Golovkin, Ryan García y Mikaela Mayer se presentaron este sábado a boxear en diferentes rincones del planeta, consiguiendo victorias contundentes. ¿Pero cuál de ellas tuvo mayor valor? Intentaremos sacar nuestras propias conclusiones, pero también lo someteremos al criterio de ustedes.
Gennady Golovkin se presentó en la Súper Arena de Saitama, en Japón, siendo el primero en ver acción. Le tocó ser visitante absoluto en casa de Ryota Murata y terminó unificando títulos mundiales en la división de peso mediano, arrebatándole al nipón el cinturón de la AMB para añadirlo al que ya ostentaba de la FIB. Si la valoración se enfoca solo en lo que conquistó, indiscutiblemente fue el gran ganador del sábado. Pero vamos a su actuación. En el inicio de la pelea no mostró una versión mejorada de lo que habían sido sus presentaciones anteSergiy Derevyanchenko yKamil Szeremeta, peleas que pese a terminar con victorias habían instalado eso de que ya se había pasado su mejor momento. Sin embargo, pasó de dominado a dominador del quinto asalto en adelante y terminó la faena con un espectacular nocaut en el noeveno asalto. Vale la pena remarcarlo: ante un campeón del mundo.
Ryan García volvió a subirse al cuadrilátero en el Alamodome de San Antonio tras una larga inactividad, pues no peleaba desde que noqueó en el séptimo asalto a Luke Campbell el 2 de enero del año pasado. Su actuación ante Emmanuel Tagoe, que llegaba con récord de 32 victorias y una derrota, pero que solo había peleado dos veces fuera de Ghana, le valió críticas, que más bien están relacionadas con el hecho de que no haya podido noquear. Porque si vamos al análisis completo de la pelea, el californiano fue dominador de inicio a fin, ganando, en nuestra consideración, todos y cada uno de los rounds por amplio margen. También hay que poner en la balanza que entre la pelea con Campbell y esta con Tagoe, García lidió con problemas de depresión y ansiedad, tuvo que someterse a una cirugía de muñeca y se desvinculó -ya por propia decisión en este caso- de Eddy Reynoso como entrenador. Demasiados condicionantes. ¿Acaso debería ser sencillo volver a salir a escena ante una multitud por primera vez después de haber sufrido ataques de pánico? El Niño Rey tuvo una batalla consigo mismo y la ganó. También le ganó a Tagoe, sin atenuantes. Criticar su actuación desde el sillón es demasiado fácil.
Mikaela Mayerestá persiguiendo la pelea más grande de su carrera, pues ya dejó en claro que desea poder enfrentar a la ganadora del combate entre Katie Taylor y Amanda Serrano que es promocionado -y con razón- como el más grande en la historia del boxeo femenino y que tendrá lugar el próximo 30 de abril. Para probar que merece esa oportunidad, enfentó a una Jennifer Han que venía de pelear precisamente ante Taylor. Para no dejar dudas, la demolió. Si bien la pelea se fue a la decisión de los jueces completadas las 10 rondas, Mayer hizo lo que quiso con su compatriota dentro del cuadrilátero, haciendo gala de ser una de las peleadoras más técnicas de la actualidad. También demostró poder, porque si bien no pudo mandar a la lona a Han, hizo mella sobre su rostro, que quedó muy dañado. Segunda defensa exitosa para ella de los títulos mundiales de peso súper pluma de la OMB y la FIB. Además, estiró su invicto a 17 victorias, sin empates. Cosa seria la consentida de Top Rank.
El veredicto
¿Quién dice que Gennady Golovkin no puede darle algunos problemas al Canelo? Se le criticó al kazajo que estuvo lento durante los primeros 4 asaltos. Pero no peleaba desde diciembre de 2020. ¡Y tiene 40 años! No nos vamos a cansar de repetirlo. Peleó contra un campeón del mundo. Lo dominó del quinto al octavo round. Lo noqueó en el noveno. ¿Qué más se le puede pedir a este tipo? Basta con pensar en la pelea que horas después rotagonizó Ryan García, un noqueador de tan solo 23 años que no pudo noquear a un peleador como Emmanuel Tagoe, que trazando una comparación pese a pertenecer a divisiones diferentes, es de una jerarquía muy inferior a la de Ryota Murata. Por cierto, se convirtió en el segundo peleador en toda la historia del boxeo en unificar títulos mundiales habiendo superado la barrera de los 40 años. Nos quitamos el sombrero que jamás usamos.
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