Este sábado, en el Virgins Hotel Las Vegas, Josh Taylor salió victorioso por decisión unánime de uno de los grandes combates del año, ante José Carlos Ramírez, y se convirtió en el campeón mundial indiscutible de la división de peso súper ligero.

El británico comenzó a dominar la pelea desde el cuarto asalto, luego de que fuera Ramírez quien tomara la iniciativa, en el cuadrilátero y en las tarjetas, con un mejor comienzo de pelea. Pero Taylor hizo pagar caros los descuidos de su rival y lo mandó a la lona en dos rounds consecutivos, el sexto y el séptimo, para tomar la ventaja que necesitaba en una batalla de trámite parejo.

Si bien se sabía ganador cuando finalizaron los 12 asaltos, no fue hasta que se leyó el fallo que lo confirmó que Taylor soltó toda la felicidad por haber conseguido aquello que, según él mismo confirmó, había buscando a lo largo de toda su vida. "Estoy extasiado", soltó en sus primeras palabras tras la victoria.

Y continuó: "He entrenado toda mi vida para esto. He dedicado toda mi vida a este momento. Lo he soñado tantas veces, hombre. Estoy tan, pero tan feliz. Estoy sobre la luna. He entrenado para este momento toda mi vida. Pensé que las tarjetas de puntuación estaban un poco ajustadas. Pensé que eran mucho más anchos que eso. No estaba muy contento con la selección de los jueces, pero no iba a quejarme. Confiaba en ganar esta pelea de todos modos".

Por último, Taylor ambién tuvo palabras de reconocimiento hacia su rival por la gran batalla que dio sobre el cuadrilátero: "No tengo nada más que amor por Ramírez. Esta semana no fue una falta de respeto. Todo fue parte de los juegos mentales para meterme en su cabeza, para hacerlo más ansioso por saltar sobre mí y ser más agresivo. Para usar su agresión en su contra".