Hasta que su camino se cruzó con el de Tyson Fury, Deontay Wilder era un invicto demoleador, campeón mundial de peso pesado del Consejo Mundial de Boxeo y con un récord de 41 victorias en igual cantidad de peleas, habiendo ganado 40 de ellas por nocaut. Tras un primer empate que finalizó en empate ante el británico, noqueó también a Luis Ortiz. Luego, comenzó su pesadilla.

En la revancha, que tuvo lugar el 22 de febrero del año pasado en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas, solo hubo un peleador sobre el cuadrilátero y Fury terminó propinándole un nocaut técnico en el séptimo asalto a un Wilder desconocido, que hasta que tuvo lugar la trilogía se la pasó diciendo que había habido una conspiración en su contra.

Pero el británico se encargó de despejar cualquier duda que pudiera haber sembrado el estadounidense el último sábado, cuando en un combate espectacular, que sin dudas quedará ternado entre los mejores del año, volvió a imponerse por nocaut en la T-Mobile Arena de Las Vegas, esta vez en el décimo asalto.

 

Así las cosas, tal y como lo había pronosticado, Tyson Fury cree que con ello retiró definitivamente a Deontay Wilder del boxeo: "Estoy seguro que tendrá muchas excusas para dar. Siempre las tiene. El usó Everlast MX y yo tenía Paffen Sports, los guantes eran los mismos", comenzó diciendo en diálogo con Behind the Gloves sobre el pequeño altercado por los guantes que surgió horas antes de la pelea.

Y agregó: "Sus entrenadores estaban en los vestuarios una vez más, revisaron todo, no hay dudas. Le dieron una paliza justa y eso es todo para Deontay Wilder. Me sorprendería si alguna vez vuelve a boxear".