Desde que empezaron a transmitirse los partidos de la Liga MX Femenil hasta la fecha, una queja es constante por parte de la afición: las narraciones. El público que sigue los juegos por televisión abierta o streaming sigue inconforme con el trabajo de algunas voces que tienen la encomienda de trasladar el acontecer del juego a las emociones que puede brindar el micrófono.

Uno de los reclamos frecuentes es la poca preparación que tienen algunos comentaristas. Aficionados reprueban que no se sepan nombres de las futbolistas y carezcan de datos a la mano para apoyarse en su labor. De igual manera les incomoda el mal uso del lenguaje para no distinguir géneros (como “la árbitro” en vez de decir “la árbitra”), las comparaciones recurrentes con el futbol varonil, los albures y la nula seriedad hacia el juego como tal.

 

Durante el partido entre Puebla Femenil y Centellas del Necaxa, Karen de León y Dayri Hernández cometieron un grave error de comunicación en la zona baja que derivó en un gol de Marisol Luna para que la Franja femenil sellara un triunfo de 2-0. Sí, fue un oso como tal, pero el comentarista Raúl Patiño fue motivo de indignación por la manera de narrar ese infortunio.

Por un lado, lo que molestó fue la falta de entonación. Por el otro, la ausencia de profesionalización completa para conducir la situación en buenos términos y no en tono de burla, tal como se interpretaron los comentarios hechos al aire tras la pifia cometida entre portera y defensora del equipo necaxista. "Qué grosería de error. Apenas entró al terreno de juego y ya está facturando. Que alguien nos explique, ¡qué leperada!", fue algo de lo pronunciado. Sin embargo, el estilo es lo que más se cuestionó.

La molestia se registra en un instante en el cual la Liga MX Femenil es criticada por la disparidad que existe entre planteles y por el nulo interés de algunos clubes para apoyar a sus planteles femeniles, lo que fortalece aún más la postura de sus detractores respecto a que no evoluciona.