No estaba en sus planes inmediatos. Pensaba finalizar primero su carrera deportiva para luego sí cumplir el deseo de ser madre. Pero muchas veces la vida da giros inesperados y así que fue Valeria Miranda se enteró que estaba embarazada de su primera niña.
Los planes se modificaron, no sin dudas e incertidumbre, pero siempre feliz por encarar un desafío más en su vida. Para una futbolista de su calibre, mundialista, doble medallista panamericana, era apenas una pausa que debía tomarse para cambiar de camiseta y pasar al equipo de las jugadoras mamás.
Tuvo miedo, por supuesto. Porque se enfrentaba a algo nuevo en su vida, a un cambio completo de rutinas, a un esfuerzo mucho mayor al que ya hacía cada día. Pero lo enfrentó con hidalguía y descubrió que en el fondo nada iba a cambiar: volvió a las canchas, siguió jugando y ahora con una compañera que disfruta a su lado de cada paso que da.
Valeria y su pequeña Emma. Foto IG.
“ Nunca había estado tan cansada en mi vida, pero tampoco había sido tan feliz en mi vida”, explica Valeria sobre cómo logra mantener su estado físico, seguir entrenando con profesionalismo para cumplir en cada partido en la saga del Atlas y también rendir fuera de la cancha, cuando está con su pequeña y debe afrontar su lugar de mamá.
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Pasado mundialista
Cuando aún no se había creado la actual Liga MX Femenil, en 2015, Valeria Aurora Miranda asistía a la Universidad Nacional Autónoma de México, primero en Filosofía y Letras, estudiando Pedagogía, y luego psicología; y era jugadora de Pumas de la UNAM. Sus primeras experiencias con la selección de México fueron en los Campeonatos Sub 20 de Alemania 2010 y Japón 2012 y también siendo parte del equipo que logró la medalla de bronce en los Juegos Panamericanos de Guadalajara, en el 2011.
En el 2015 le llegó la oportunidad de disputar un Mundial, participando del torneo que se disputó en Toronto, Canadá. Su carrera, que había comenzado a muy temprana edad, continuó por un tiempo en la Tyler Junior College, en Texas, Estados Unidos. Mientras estaba finalizando sus estudios se enteró de la creación de la Liga y su emoción fue tan grande que decidió aceptar la propuesta de volver a jugar en su país.
Así fue que llegó a Gallos Blancos luego de la pandemia, club en el que descubrió su embarazo, que puso en pausa su carrera, durante el 2022. A poco de nacida su niña Emma y tras volver a jugar tres meses después de dar a luz, se sumó al plantel de las Tuzas. Y desde hace tiempo se destaca en Atlas Femenil.
Miranda y su primera medalla panamericana. Foto web.
“Fue inesperado, yo tenía un plan de vida que era primero terminar mi carrera deportiva y luego ya tener una familia, la vida me regaló una hermosa bebé anticipada que la verdad me tomó por sorpresa, pero la noticia fue muy bonita, mi gente alrededor me dijo que lo intentara, que siguiera con mi proceso de embarazo mientras pensaba en la posibilidad de seguir jugando, y eso hice”, expresó durante una entrevista.
“Soy una mamá futbolista, hago un esfuerzo doble pero también puedo hacerlo como mis compañeras a la misma intensidad y ritmo, y puedo llegar a casa a cuidar a mi hija, darle de comer y enseñarle lo que tiene que saber”, agregó.
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Los cuidados de la Liga
La FIFA comenzó a reconocer los derechos de las jugadoras que desean ser madres a partir del 2020, cuando reglamentó la protección a jugadoras por maternidad, obligando a los equipos a mantener los contratos y sosteniendo parte de su sueldo.
A partir de la temporada 2021/2022, la Liga MX Femenil adoptó dichas regulaciones, considerando a las jugadoras como trabajadoras y otorgándoles derechos ya existentes en la Ley Federal de Trabajo, en la Federación Mexicana de Futbol y en el reglamento de la FIFA.