En la fase final de la temporada, los futbolistas profesionales enfrentan un calendario intensivo, con partidos cada 72 horas, desplazamientos constantes y alta exigencia física y mental. Aunque podría pensarse que el gimnasio pasa a segundo plano, sucede todo lo contrario: el trabajo en el gym se transforma y se vuelve más estratégico.
Lejos de levantar pesas pesadas o buscar ganancias musculares, el foco se centra en la prevención de lesiones, movilidad articular, activación del core y recuperación activa. Un gimnasio totalmente equipado como Smart Fit es un lugar adaptado para estos tipos de entrenamiento.
Uno de los cambios más notables es la reducción de la carga y la duración de las sesiones. En lugar de sesiones largas de fuerza, los futbolistas realizan trabajos cortos y específicos. Por ejemplo, Luka Modrić, conocido por su durabilidad en el campo a sus 39 años, enfoca su trabajo en el gym en la movilidad de cadera, estabilidad lumbar y activación neuromuscular. Se emplean bandas elásticas, ejercicios isométricos y máquinas que permiten trabajar sin impacto. También se prioriza el trabajo unilateral, corrigiendo desbalances musculares que podrían agravarse con la acumulación de minutos en la cancha.
La prevención de lesiones es un pilar fundamental. Rutinas como las del “Nordic hamstring” o ejercicios de propiocepción en superficies inestables son habituales. Futbolistas como Karim Benzema han compartido cómo, en la parte final del año futbolístico, dedican más tiempo a la estabilización y al control corporal que al levantamiento de cargas pesadas. Además, se da importancia a la coordinación entre el cuerpo técnico, los preparadores físicos y los fisioterapeutas, para diseñar rutinas individualizadas según el desgaste, historial de lesiones y posición de juego.
Finalmente, la recuperación activa gana protagonismo. En lugar de días completamente libres, los jugadores acuden al gimnasio para realizar sesiones de movilidad, estiramientos asistidos y trabajo de core con bajo impacto. La bicicleta estática, los ejercicios en piscina y la crioterapia complementan esta fase. Lo que marca la diferencia en esta etapa no es quién entrena más, sino quién entrena mejor. En un momento donde cada partido es una final, el gym se convierte en un quirófano de precisión física, clave para mantener a los futbolistas en la élite, tanto física como mentalmente.





