Margaret Court es una de las mejores jugadoras de la historia y, sin dudas, la tenista australiana más grande de todas, al menos dentro de la pista. Logró la hazaña de conquistar los cuatro torneos de Grand Slam en un mismo año y hasta el día de hoy es la que más Majors tiene con 24 conquistas. Fue distinguida como la mejor deportista australiana de toda la historia y en 2003 la segunda pista más importante del Australian Open lleva su nombre en el Melbourne Park.

Hace tiempo pide que se la reconozca de la misma manera que a Rod Laver, pero la Federación Australiana de Tenis, hasta hoy, se lava las manos. Este problema viene de hace rato por los dichos que ha tenido fuera de las canchas sobre cuestiones de género. Una de ellas muy grave en el año 2017, contra el movimiento LGBT.

Además, en rigor, la WTA prácticamente la quiere desterrar y borrar su nombre de toda distinción. La Federación Australiana, de vez en cuando, la homenajea, pero sin muchas luces. De todas formas, hay algo indiscutible: Court ganó más Grand Slam que cualquier otra tenista y, de momento, ninguna se le acerca. Y menos luego del retiro de Serena Williams, que quedó a tan solo una conquista de igualarla.

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Líder, desde chica:

Court 16 de julio de 1942 en Albury, una población en el centro de Nueva Gales del Sur. Tiempos en los que Australia estaba muy preocupada por una posible invasión japonesa durante la Segunda Guerra Mundial.

Se crió en una familia humilde a la que no le sobraba nada, era la menor de cuatro hermanos y pasaba la gran parte del día en las calles de Albury. Era extremadamente tímida, pero, así y todo, era la líder de su grupo de amigas.

Su primer contacto con el tenis vino por casualidades de la vida, su casa quedaba al lado del Albury Tennis Center, un club fundado en 1912, y a veces se ponía a jugar con las pelotas que encontraba.

Con el paso del tiempo, dejó de jugar con las pelotas en la calle y comenzó a colarse en las instalaciones del club. Claro, ella jugaba cerca de la red para que los profesores no la vieran. Pero estos hacían la vista gorda con ella porque ya mostraba grandes capacidades.

Su capacidad atlética la hizo entrenar con los varones y levantar peso con ellos. Varios varones que entrenaron con ella dijeron que nunca habían visto alguien con una capacidad atlética tan grande. Tan así era, que un día corrió una carrera contra Glynnis Beasley, campeona australiana en 200 metros, y perdió por un cuerpo.

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Indiscutido dominio de 15 años:

Entre 1960 y 1975 dominó el circuito femenino a su antojo total. En esos 15 años ganó 24 títulos de Grand Slam entre ellos 11 Abiertos de Australia, cinco Roland Garros, tres Wimbledon y cinco US Open. Como si fuera poco, en 1970 ganó los cuatro en la misma temporada.

Pero con el paso de los años se volvió cada vez más y más conservadora, a tal punto, que en 2017 declaró: “El tenis está lleno de lesbianas. Incluso cuando yo jugaba ya había un par, pero un par que mandaba y llevaba a las jóvenes a las fiestas y esas cosas”. Y fue más allá, al declarar que los niños transgénero “son productos del trabajo del diablo”.

No contenta con eso, atacó a al movimiento LGBT, al que acusó de confundir a la juventud, comparándolo con el sistema de propaganda de Hitler y los comunistas. De hecho, tuvo un enfrentamiento cruel con Martina Navratilova, cuando ésta dominaba el circuito. “El tenis debe proporcionar una moral correcta –disparó la australiana- y el lesbianismo de Navratilova fomenta que las jugadoras jóvenes sigan su mismo estilo de vida. Hay un grupo de jugadoras lesbianas y bisexuales en el circuito y ellas son las que dan mal ejemplo a las jóvenes”, dijo la australiana.

Y hace unos años, cuando el debate por el matrimonio igualitario empezaba a gestarse en el Parlamento australiano, Court se hizo escuchar: “Intentar desmantelar la definición única de matrimonio y legitimar prácticas sexuales abominables como la sodomía revelan nuestra ignorancia sobre los males que acechan a la sociedad. No podemos aceptar que la ley viole la palabra de Dios y la naturaleza de lo que está bien y lo que está mal”.

Una ensalada farragosa de palabras que mostraron su verdadera esencia, la de una mujer de otra época que supo ser una de las mejores jugadoras de tenis de todos los tiempos. Por eso, en enero de 2020, cuando el Australia Open se alistaba para realizarte un homenaje por el 50° aniversario del Grand Slam, Navratilova y John McEnroe ingresaron al Rod Laver Arena para solicitar que no se hiciera ese homenaje. Insistieron que se debía retirar el nombre de Court de la cancha 1 de ese complejo de Melbourne. “Hay algo más largo que la lista de victorias de Margaret Court y es su lista de declaraciones ofensivas y homófobas”, dijo McEnroe. Y le solicitó a Serena Williams que ganara dos torneos más de Grand Slam “así dejamos a Margaret y su retórica ofensiva en el pasado, que es donde debe estar”. Navratilova, por su parte, expresó: “Todo esto es una pena, Margaret Court no se da cuenta de la cantidad de gente a la que hiere con su retórica”.

La respuesta de Court fue, entre demoledora y conciliadora. “No tienen derecho, yo no le haría a nadie lo que me hacen a mí, y mucho menos ir a otro país, mezclar el deporte con las convicciones personales de cada uno”. Y siguió: “Creo en la Biblia y en Jesucristo, tengo mis creencias y deben ser respetadas. Pero que quede claro que no rechazo a los homosexuales, cada cual toma las decisiones que quiere en su vida. Yo los amo a todos, no tengo nada contra ellos. Y en estos tiempos, se aceptan las diferencias, de raza, nacionalidad… no deberíamos traer estos temas al deporte”.