La historia moderna del Manchester United está a un paso de tener un nuevo capítulo. Tras algo más de una década y media, los dirigentes de los Red Devils, encabezados por los Glazer, planean un cambio de mando lleno de dinero en juego y donde se espera por un nuevo capitán en Old Trafford. David Beckham puede ser la clave de todo.

"Manchester United, uno de los clubes deportivos más exitosos e históricos del mundo, anuncia hoy que la Junta Directiva de la Compañía está comenzando un proceso para explorar alternativas estratégicas para el club”, dicta el comunicado con el que la familia Glazer se abre por primera vez a un mercado de magnates donde habrá que encontrar un mediador que pueda hacer a todas las partes entenderse. No será tarea fácil por supuesto.

 

Hasta 9.000 millones de libras pedirá la familia norteamericana a quien desee hacerse con un club en llamas en lo deportivo, lleno de fracturas en el ámbito social y que desde hace prácticamente una década ni roza los grandes títulos de Premier League o UEFA Champions League. No faltarán interesados, pero recuperar la esencia es clave.

¿El regreso de DB7?

The Sun es quien sitúa al actual propietario del Inter de Miami como la pieza angular en esa transición que se viene en Old Trafford. Pensar en David Beckham como único propietario del conjunto británico resulta imposible, más no el hecho de que copie lo que por ejemplo realiza LeBron James en Anfield con los dueños del Liverpool.

"Hay cambios por hacer y cambios que están ocurriendo…No hay muchos equipos que hayan pasado por lo que han pasado en los últimos años y todavía llenando su estadio", declaraba en mayo un Spice Boy relacionado por The Financial Times con Sir Jim Ratcliffe (hombre más rico del Reino Unido) para generar un consorcio de empresarios que asuman el costa del club, su deuda y ese futuro que dejarán los Glazer a su paso.

Beckham serviría como gran embajador de dicha candidatura, como un nexo entre la plantilla y los directivos, como un activo social que calme unas gradas donde se acumulan mas protestas que títulos en los últimos años y por encima de todo, como un participante directo en las decisiones económicas, deportivas y políticas de un Manchester United que más pronto que tarde apunta a despedir a la familia Glazer.