Volvió Osvaldo y con él todo lo que genera. Y así se fue. Apenas unos minutos pisó el césped y armó un escándalo bárbaro que le valió su estadía en Boca. Cuando el fútbol es mucho más que lo que pasa en el campo de juego.
El fútbol es el deporte más lindo del planeta por todo lo que genera, y no solo por lo que pasa dentro de la cancha, que sin dudas es (o debería ser) el centro de atención.
Pero si solo el césped importace, sería lo mismo ver béisbol, waterpolo o cualquier otro deporte. Pero no, es lo que es porque nos apasiona, porque nos mantiene en vilo toda la semana.
Cuando todos volvieron al vestuario, encontraron al delantero fumando, situación que fue interpretada como una falta de respeto y que derivó en una fuerte discusión con Guillermo.
Y lo juegan personas, que tienen pensamientos, sentimientos, que disciernen, que acuerdan, que se rebelan. Y los modos de conducción, los modos de relacionarse de un plantel y todas estas variantes; influyen en el juego. Sin dudas. Sin que haya tampoco una verdad absoluta sobre cómo debe manejarse esto.
Y en Boca se potencia, porque la exposición a lo “extradeportivo” (que influye en lo deportivo) se multiplica. Y Osvaldo lo potencia aún más, porque, por su forma de ser, no lo caretea. No disimula, no mide, no se esfuerza porque no se exponga su mundo. Una relación explosiva.
Me sentí bien los últimos cinco minutos que jugué. Me tiraron monedas, encendedores, de todo me tiraron. No pasó nada, estoy contento que volví
Y 5 minutos de juego se transforman en un huracán de polémicas. Que tenía un gorro minutos antes de entrar, que le hizo gestos a la hinchada local, que se fue sin saludar, que estaba fumando en el vestuario.
Situaciones que suceden en casi todos los planteles, pero que en Boca son inescondibles. Y en Osvaldo constantes y espectaculares.
¿Sirve? ¿Afecta lo que haga fuera de la cancha? ¿Suma al plantel? ¿Resta? ¿Se pone en juego su calidad futbolística? ¿Hay límites? ¿Debe cambiar sus actitudes? ¿Debe esconderlas mejor? ¿Hasta dónde se tolera?
Son preguntas que no tienen una respuesta definitiva, pero que el líder del grupo, en este caso Guillermo, seguramente ya se venía planteando hace rato. Y a las que, finalmente, encontró respuesta.