En el año 2007 el fútbol colombiano se planteó que había conseguido a su nuevo ‘Pibe’ Valderrama, un 10 de aquellos que deslumbraba a todo el mundo con sus gambetas, visión, velocidad y sus trencitas que exaltaban en las canchas cada vez que Juan Pablo Pino tocaba un balón a un compañero.
En ese mismo años,el sudamericano sub20 de Paraguay, Pino fue la gran figura de la selección Colombia que quedó sexta en el hexagonal final, pero que le cambió la vida al número 10 ya que una gran oferta lo esperaba, luego de que finalizara este campeonato.
Para ese entonces, el joven jugador militaba en el Deportivo Independiente Medellín, y daría un salto inmediato al Mónaco, equipo hacia pocos años había llegado a la final de la Champions,lo cual hizo pensar que en poco tiempo algún grande de Europa se iba a interesar en el colombiano.
Sin embargo, recién llegado, Pino se lesionó y cuando volvió el técnico nunca le dio la confianza para que mostrara su fútbol y de ahí empezó su viaje por muchísimos equipos de menor valía y sin ningún resultado deportivo importante.
Charleroi de Bélgica, Galatasaray de Turquía, Nasr de Arabia Saudita, Olympiacos de Grecia fue el camino de Pino antes de volver a sus raíces, en el Independiente Medellín, en el 2013, pero su aventura de regreso duró muy poco.
Apenas 8 partidos completó el jugador quien renunció al equipo paisa luego de negarse a un control interno de alcoholemia. La indisciplina, fiel compañera en todo este camino finalmente se adueñó del jugador que estuvo más pendiente de su diversión, que de jugar fútbol.
Actualmente, Pino está sin equipo, su último club fue el Barito Putera, de Indonesia, club en el cual no completó ninguno de los 9 encuentros que jugó y no anoto ningún gol. Ya ni la pegada espectacular de los viejos tiempos queda en este jugador.
