Juan Román Riquelme aprovechó a ver el juego de sus dos exequipos en España y, una vez terminado el partido, bajó a los vestuarios para saludar a Messi y Mascherano.
De visita en España, donde ya había visitado el entrenamiento del Real Madrid, el último de los enganches argentinos no podía quedarse sin pasar por ese modesto club donde, alguna vez confesó, lo hacían sentir como en su casa.
Y como siempre, Román eligió bien su jugada, porque su visita cayó justo cuando Villarreal enfrentaba a Barcelona, su otro equipo en la madre patria.
Ovacionado en las tribunas, Riquelme bajó a los vestuarios una vez finalizado el partido, para saludar a Lionel Messi y Javier Mascherano, y para que su hijo se llevara el mejor de los recuerdos.
El partido entre Villarreal y Barcelona fue uno más, tranquilamente olvidable entre las decenas de grandes funciones que, sobre todo, ha sabido dar el club culé. Sin embargo, la tarde del 20 de marzo de 2016 podrá recordarse como aquel día en que el fútbol volvió a sonreír.