El ídolo Xeneize planteó la necesidad de tomarse un descanso para recuperarse en lo anímico tras la eliminación en las semifinales de la Copa Libertadores.
Sintió el golpe. Carlos Tevez no estaba preparado para una derrota como la que Boca sufrió en La Bombonera, ante un rival que no plantó la historia como bandera, pero que fue superior durante toda la serie. Para colmo, él, el diferente, el guapo, el hombre de experiencia y el ídolo de los hinchas, jugó, tal vez, el peor partido desde su regreso.
La eliminación sacudió a todo el equipo y mucho se habló de la salida de algunos de los referentes, incluido el Apache, quien contaba con ofrecimientos en Italia, Inglaterra y Brasil. A la par, se instaló el rumor de que la relación entre el jugador y Guillermo Barros Schelotto no estaría atravesando el mejor de los momentos, y pensar al diez fuera del club ya no se volvió tan ilógico.
Por eso, la decisión que Tevez comunicó ésta mañana causó mitad alivio, porque no dejará el club; mitad preocupación, porque la directiva entendió que el ídolo tocó fondo, no soportó el golpe y necesita recuperar energías y ánimos para afrontar una nueva temporada.
Tevez pidió licencia, por él y por pedido de su familia. El tiempo le servirá también para pensar. Y en La Bombonera temen que se le pueda ocurrir decir adiós.
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