No es un homenaje porque no estamos a la altura. No buscamos visitas. Tampoco que Diego Maradona lea esta nota. Simplemente, los periodistas de Bolavip Argentina decidimos saludarlo con un texto personalizado. Feliz cumple, 10.

– Leandro Laface. 28 años. Periodista.

“Quién soy para juzgarte. Quién soy para defenderte. Simplemente, vivirte. Por lo que fuiste, sos y serás. Un pueblo caótico sonrió en cadena con una mano,con una obra de arte, con la conquista inmortal. Fútbol, fútbol y siempre fútbol. Porque de eso se trata. Y también intentar comprender lo difícil que es ser Maradona.Pero Maradona hay unosólo. Entonces, ¿desde qué lugar calificás? Silencio. Respeto. El Diego, el Diegote. El que desafió al destino con el arma más pura del mundo. Con su zurda, su potrero, su escuela de barro. Paralelismo de los pibes y pibas que sueñan. Y también de los que nunca llegan. Porque eso es él. La imagen santa de un ser humano. Pero, principalmente, porque no nos va a alcanzar la vida para agradecerte. Feliz cumple, Diego”

– Ezequiel Marzana. 24 años. Periodista.

“‘El silencio amará a Diego’,recita la voz de Antonio Carrizo con tiempo perfecto a los 88 segundos cada vez que alguien le daplayal poema Xentenario. Siempre que escucho el verso que lee el locutor, que le da nombre todos los días a laSala de Prensa de Boca, imagino sobre qué habrá querido decir. Para mí, tal vez también para él, va llegar un día en que nadie hable de Maradona, en que la histeria que produce cada noticia de su vida será vacío; la hiperinteractividad de las redes sociales por opinar sobre él habrá cesado y al bombardeo de noticias suyas le habrán gastado la pólvora. No habrá cebollitas de Fiorito ni tampoco pibes con pies de barro, faltarán blancos y negros entre tantos grises, las Ferraris negras serán un recuerdo y a la Celeste y Blanca no la defenderá nadie. Ese día se cumplirá la rima. Por ahora, solo queda esperar y decir, como cada 30 de octubre desde 1960, ‘feliz cumple, Diego'”.

– Agustín Stella. 22 años. Periodista.

“Yo soy ateo. Y eso que hice unos años en el primario en un colegio de monjas. No te dejaban ni comer con la boca abierta, las muy atorrantas.Todos los santos días nos hacían cantar el Aurora y acto seguido, rezar el avemaría y el Padre Nuestro. En la capilla, algunos elevaban la frente y miraban consternados la imagen de Jesucristo. Otros, en cambio, optábamos por agachar la cabeza y cerrar los ojos para ganarle unos minutos al sueño y hacer enojar al cura.

Yo no te quiero mentir, a mi la iglesia no me provocaba nada. Pero la vieja me había enseñado que a los omnipresentes había que tenerles respeto, y yo tan de purrete no me animaba a desafiarla.La vieja no era creyente en sus 40, se fue volviendo con el tiempo y los golpes. En casa no se veneraba, no existían las oraciones ni las estampitas. O al menos eso creía hasta que me levantó esa mañana de enero del 2000.

Me desperté cuando sentí las cuentas de su rosario apretando mi mano. Llorando, se acercó al borde de la cama y esperó a que abriese los ojos para llevarme a upa a la cocina.El sendero de velas llegaba hasta la mesa, donde descansaba una foto suya abrazándose a un trajeado cuarentón. En la tele había cadena nacional de médicos que desde el otro lado del charco largaban cataratas de malas noticias. Miles peregrinaban a las afueras del hospital, acercando sus cabezas a las paredes blancas como quien visita el Muro de los Lamentos.

Hay quien dice que uno no reza hasta entender que el avión se está cayendo. Y si bien yo nunca pisé un aeropuerto, el ver entubado al hombre que hizo de su apellido un sinónimo de Cristo ponía de rodillas a cualquiera.

Felices 60, Diego. Ahora sé que nuestras plegarias no fueron en vano. Te amamos”.

– Juani Portiglia. 33 años. Periodista.

“Aunque él no lo sabe, con Maradona nos peleamos y nosamigamosmuchas veces. Durante más de medio año jugué a que después de gritar como loco un gol a cámara, que en mi caso no transmitía más que el fondo del campo, venía una enfermera y me agarraba de la mano para que caminara con ella. Años después terminé de entender hacia dónde.

Después yo mismo le solté la mano, a ella y a él. La última vez que discutimos fuerte, aunque él no lo sabe, fue cuando sentí que la pelota sí se mancha. Que la manchan ellos, los que juegan. Que la manchan los otros, los de traje. Y que la manchamos nosotros, todo el tiempo.

No quería hablar de mí más que de él, pero es que mi relación con Maradona es tan personal, aunque él no lo sabe, como la de cualquier otro que lo siente propio. Por eso le reclamé lo que ni a mi viejo, lo juzgué por lo que ni a mis amigos.

Hasta que un día, no vaya a creer que hace tanto, volví a cruzarme de manera ocasional con toda la maravilla de su presencia, del pecho inflado; del gol y la gambeta. Dejame que te quiera nada más que por lo que jugás a la pelota, le dije aunque él no lo sabe. Y como en su caso eso era tanto, pero tanto, ahí quedamos de la mano para siempre”.

– Ariel Cheb Terrab. 23 años. Periodista.

“Desde que nací le hice caso a la regla que dice que uno no puede opinar acerca de lo que no vivió. Si no estuviste ahí, si no lo sentiste en primera persona, es muy difícil que realmente puedas entender la magnitud de algo. Por otro lado, también siempre creí que para toda regla, hay una excepción. Una sola. En este caso, para mí, la excepción a la regla es el Diego. Somos infinitos los amantes del 10 que jamás lo vimos tocar una pelota en vivo por un partido oficial. Que no pudimos sentir la piel de gallina cuando levantó el trofeo más deseado por cualquier jugador, haciendo vivir a todo un país. Que no pudimos llorar con él cuando le cortaron las piernas. Pero no nos hizo falta más que un par de videos, alguna que otra historia de nuestros abuelos y el reconocimiento de todos sus colegas como para comprender que Maradona fue mucho más que un jugador de fútbol. Por respeto a eso, y por haber percibido en el aire esa magia que se genera cuando él se hace presente en algún lugar, más allá de verlo mediante una pantalla, es que nos damos el lujo de plantar nuestra bandera maradoneana a cada lugar que vamos, por más de no haber estado en este mundo durante toda su carrera. Y claro, deseamos poder festejarlo por muchos años más”.

– Juan Ignacio Arias Montoya. 24 años. Periodista.

“Resumir con palabras puntuales una vida como la suya es muy difícil. En una época en la que las palabras “potrero” y “gambeta” parecen desgastadas por haber sido utilizadas en demasía, él siempre se rige como el máximo exponente de las mismas en el recuerdo eterno de quienes tuvieron la fortuna de verlo jugar… mientras tanto, otros nos tenemos que conformar con sus videos e historias desparramadas en Internet, las cuales nunca dejan de sorprendernos. Entregado al fútbol desde sus primeras gambetas con la mera intención de ser feliz y lograr los objetivos que se proponía, siempre se lo pudo ver acompañado por una pelota y tutelado por el sacrificio para contrarrestar a la adversidad, aquella que constantemente se posicionó en su contra y ante la que contestó en todo momento manteniendo la cabeza en alto y trabajando en silencio. El tiempo y los jugadores pasan, pero su legado seguirá impreso en las páginas doradas de un fútbol que desde su retiro dejó de ser el mismo. Es difícil explicar su vida con unas pocas palabras, sí, pero eso no quiere decir que no se pueda intentar… como él siempre lo hizo. Feliz cumpleaños a una de las personas que le dio un nuevo significado al potrero, al fútbol y a la pasión por una simple pelota. Feliz cumpleaños, Diego”

– Esteban Grunberg. 23 años. Periodista.

Nunca te vi jugar. Ni siquiera te vi tocar una pelota. Me hubiera encantado disfrutarte, pero no pudo ser. En mi vida, en mi cabeza, en mi día a día, no sos un exfutbolista, sos el personaje de un cuento,el mejor cuento. Alguna vez me contaron que vengaste una guerra gracias a tu picardía y tu zurda. Me contaron que le diste alegrías a un pueblo cuando más la necesitaba.Me contaron que sos barrio, sos potrero, sos calidad y garra. Sos el grito de los que no pueden hablar. Sos un prócer, una leyenda. Sos el ídolo de mi abuelo y el ídolo de mi viejo. Sos la persona más importante en la historia del país. Todos somos maradoneanos, aunque algunos todavía no se dieron cuenta.Cuesta desearte feliz cumpleaños si aún no pude comprobar que seas humano. Pero acá estoy, saludndotey agradeciéndote por todo lo que me contaron. Ojalá puedas seguir protagonizando el cuento detu vida. Mis hijos también sabrán tu historia”.

– Alan Bilosky. 24 años. Periodista.

“¿Jugadores que corran? Hay millones. ¿Grandes rematadores? Miles. ¿Goleadores? Muchos. ¿Extraordinarios pateadores de tiros libres? Montones. ¿Jugadores con garra? También. ¿Con buena técnica? Sí, los hay. ¿Con buen dominio de pelota? Conozco bastantes. ¿Asistidores de lujo? Recuerdo algunos. ¿Excelentes gambeteadores y conductores? Sí, aunque escasean. ¿Capitanes con liderazgo y voz de mando? Quizás ya no haya muchos, pero los hubo.¿Campeones del Mundo? Pocos. ¿Qué hayan hecho llorar de la emoción a un país entero? Ustedes me dirán. ¿Que sientan pasión por el fútbol? Cada vez son menos. ¿Que reúna todas estas cualidades juntas? Uno solo. Feliz cumpleaños, Diego”.

– Gabriel Casazza. 33 años. Periodista.

“Feliz cumpleaños para vos. El más argentino de los argentinos. El que trascendió todos los colores para tatuar el celeste y blanco en su propia piel. El celeste y blanco de una camiseta que nos representó como nunca y el celeste y blanco de una bandera argentina que se llenó de orgullo, flameando en lo más alto del mundo. Feliz cumpleaños para vos, corazón, rebeldía, potrero y magia. Te quiero, Diego”.

– Gustavo Martínez. 31 años. Periodista.

“Con la pelota y haciendogambetas únicas, bajo los ojos del mundo, fuiste el futbolista elegido por excelencia porvarios fanáticos del deporte más lindo. La arenga y la garra son dos condimentos que hacen parte de una receta perfecta. Feliz cumpleaños, Diego”.

– Guido Manetti. 23 años. Periodista.

“Por la gloria que le diste a todo el pueblo argentino y latinoamericano, por las ganas que tenías de levantar esa copa, de abrazarla, porque para nosotros fue la revancha de los pibes que murieron en Malvinas, por demostrarle al mundo que la gambeta criolla le gana a la máquina europea y también por ser uno más de nosotros; por todo eso y más: gracias Diego, feliz cumpleaños”.