Por primera vez desde aquel incidente que no permitió que la vuelta de la final de la Copa Libertadores 2018 se juegue en el Monumental, Boca vuelve a la cancha de River.
Con varios nombres que ya no están, claro,pero con otros que se repiten y quieren evitar a toda costa volver a vivir una situación de ese tipo.
No solo hablamos de los jugadores. También, por ejemplo, estáDarío Rubén Ebertz, chofer del Xeneize desde hace más de 10 años.
El hombre que sufrió un botellazo aquella fatídica jornada y de milagro no salió más lastimado, habló con Diario Olé y explicitó los recaudos tomados para poder ir tranquilos a jugar en Núñez.
“Llevaron un auto al predio de Boca en Ezeiza con los mismos vidrios blindados que se le pusieron al micro y hasta los mismos jugadores le pegaron con una maza y no se rompen… O sea, se rompe el vidrio de la parte de afuera, se astilla, pero para adentro no pasa nada. Tiene doble vidrio con una lámina de espesor muy gruesa en el medio. Y eso no deja que la piedra que impacta pase para el otro lado. Pero mirá que le pegaron fuerte, eh. Y nada”, reveló.
Contando la preocupación que había en el plantel, amplió: “Estaban todos los jugadores, les explicaron todo. Incluso subieron al micro y les mostraron cómo funcionaba el cuidado de los vidrios. Y es perfecto. Para eso se blindó”. Hasta lo que tenemos que llegar…