Estaba afuera de los Juegos Olímpicos de Tokio. Tenía la calsificación entre sus manos. El tiempo en los 5000 metros en el Campeonato de Atletismo de la National Collegiate Athletic Association (NCAA), del mes pasado, le otorgaba varias cosas: una nueva major marca personal que se convertía en récord nacional de Guatemala, y, lógico, lo más importante, un boleto con destino directo a Tokio 2020. Ese día, Luis Grijalva (10 de abril de 1999), un estudiante de la Universidad del Norte de Arizona, campus Flagstaff, sintió tocar el cielo con sus manos.

Sin embargo, los 13m13s14/100, en la emblemática pista de Eugene (Oregon), se convirtieron en una plegaria para el atleta guatemalteco. Por ser beneficiario de la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por su sigla en inglés), un programa implementado en 2012 por Barack Obama que protege de la deportación a alrededor de 650.000 inmigrantes sin documentación legal que fueron traídos de niños al país, a quienes se los conoce como dreamers, Grijalva ponía en riesgo su estadía en Estados Unidos. Salvo unas pocas excepciones, quienes cuentan con el beneficio del DACA y salen del país no pueden volver a ingresar durante una década por haber vivido allí muchos años como ilegales.

El atleta (en ese momento era un bebe de 1 año) llegó a Nueva York, junto con sus padres y sus dos hermanos, en 2000, como inmigrantes indocumentados. “Guatemala en ese momento era bastante difícil para mis padres porque no ganaban mucho y tenían que alimentar a tres hijos. Fue una gran oportunidad venir a Estados Unidos porque mi papa pudo conseguir un trabajo mejor y eso nos permitió vivir mucho mejor para que mi papá consiguiera un trabajo que pudiera mantener a su familia” , contó el atleta de 22 años en una reciente entrevista. Una de las tantas que brindó para hacer pública su situación.

En 2003, dos años después de llegar a Estados Unidos, la familia Grijalva se mudó a Fairfield, California, una ciudad en el Valle Central, donde su padre combinaba dos trabajos: uno, lavando autos; y el otro, como carpinerto en una fábrica que confecciona muebles. Su padre sigue viviendo ahí, mientras que su madre y sus hermanos regresaron a Guatemala.

En la escuela Armijo de Fairfield se dio cuenta de su talento para correr. Allí ganó los campeonatos estatales de pista y cross, en los que rompió los récords escolares y así atrajo la atención de varios entrenadores universitarios. Se decidió por una beca completa en la Universidad del Norte de Arizona , donde cursa el último año. Con sus dotes para corer colaboró con su equipo, los Lumberjacks, para ganar tres campeonatos de cross de la NCAA en cuatro años.

Luis Grijalva estará en Tokio 2020

La negativa inicial ante el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos lo dejaba huérfano y alejado de su gran sueño: ser un atleta olímpico. Tras varias idas y venidas, Grijalva y su abogada, Jessica Smith Bobadilla, encontraron un atajo legal para acceder a la mayor cita deportiva. El contrato con la firma deportiva Hoka One SA, rubricado en junio de 2021, le servía como credencial genuine de ser un trabajador remunerado.

“He estado aquí durante 21 años, de alguna manera me siento tan estadounidense como cualquier otra persona que nació aquí. Es un sueño perseguir una pasión que, en verdad, no se siente como un trabajo. Es genial” , expresó el atleta al conocer el fallo favorable que, el próximo 3 de agosto, le permitirá estar en la línea de largada de su serie de 5000 metros.