Llegó el momento de la espearda final de la UEFA Champions League entre Liverpool y Tottenham Hotspur, con el imponente y moderno estadio Wanda Metropolitano de Atlético Madrid como escenario.
Pero ni el espectador más optimista imaginaba un mejor comienzo para la escuadra comandada tácticamente por Jürgen Klopp, que se quedó con el subcampeonato el año pasado contra Real Madrid.
Es que, cuando transcurrían jugados apenas 20 segundos del primer tiempo, un mano dentro del área del equipo de Mauricio Pochettino derivó en la pena máxima para Liverpool. Realmente de película.
El encargado de ejecutarlo no fue otro que Mohamed Salah, hombre que se había quedado con la espina en la final pasada de Champions League, donde se tuvo que retirar lesionado antes de tiempo.
El delantero egipcio no dudó y disparó con potencia y dirección para dejar a Hugo Lloris, portero de Tottenham, sin la más mínima posibilidad de poder contener su remate. 1-0 para el candidato al título.