Hay partidos que quedan en la historia. Hay encuentros que marcan vidas. Tranquilamente, el histórico Roma vs Barcelona de la Champions League puede ser un ejemplo de esto. El elenco Culé ganó 4 a 1 en el Camp Nou, el de Italia tenía que buscar el milagro en casa. Y sí, para que explote como pocas veces un estadio, lo conquistó.

Juan Jesús, futbolista de La Loba, hoy escribió una carta espectacular en su cuenta de Facebook detallando lo vivido ese día. No hay mucho más para decir. Leen el texto que es, realmente, maravilloso.

+ La carta completa:

“Es el 10 de abril de 2018. Mi nombre es Juan Jesus y estoy en Roma, en el vestuario del equipo de la Capital. Falta poco más de una hora para el inicio del partido contra Barcelona. En la ida perdimos 4-1. Ya estamos fuera. Sin embargo, miro a mi alrededor y veo algo raro, siento algo en el aire. Mis compañeros pasan por delante mientras se preparan. En sus ojos veo una chispa. En los míos hay ganas increíble de enfrentar a él, Leo Messi. Eh sí porque de todas las tareas que te pueden asignar en un cuarto de final de Champions League a mi me toca esto, Sr. Di Francisco fue claro: Juan tú tienes que presionar y cerrar a cualquiera que llegue a tu zona. Sí, y saben quién gira por ahí? Exacto, Él.
Lo pienso, pero no tengo miedo. Es decir, un poco de miedo sí. Creo que es normal, pero pienso en ello mientras me pongo espinillas. Me digo: si sale mal es porque él es el más fuerte de todos pero también hay otra oportunidad mis amigos.La otra cara del balón. El otro 50 %. Y mientras tanto, escucho a los fans afuera cantando. Sí, hay otra oportunidad: si está bien, yo puedo ayudar a mis compañeros, puedo hacer mi parte y convertirme en el que lo detuvo. Esta es mi oportunidad. No soy un hombre que marca tanto, no me corresponde a mí volverme loco de alegría y convertirme en el hombre portada. Lo sé, los títulos serán para Edin, para Lele u otros así. Yo elegí otra vida. La de quien está detrás y lucha en silencio. Pero nosotros también somos importantes y hoy tenemos que poner nuestro ladrillo. Lo creo, lo digo, se lo digo a todos, me sale de gritar. Me doy la vuelta y a mi lado se está cambiando (si lo pienso ahora me dan escalofríos) Manolas que tal vez entienda lo que estoy imaginando y telepáticamente me hace: “Pasamos nosotros”. Cuando se dice la unión hace la fuerza. Lo susurramos despacio, pero empezamos a realizarlo. Vamos a subir el volumen.
Luego viene él, Daniele De Rossi. Hora del discurso del capitán. Todos callados. Resuena su clásico sello de coraje. Tiene los ojos de quien no ha dormido. La siente. Los casilleros con nuestra ropa colgando, de estallido tiemblan. Lele nos está cargando a su manera. Pero sobre todo dice 4 palabras mágicas que me atraviesan: ” CONFIÓEN Uds “. Y cierra el discurso gritando ” esta noche hacemos historia!”. Chicos piénsalo bien. Si tuvieran que ir a la guerra, a quién querrías al lado gritaros? De Rossi. Y nosotros lo teníamos. Nosotros podíamos hacer esa empresa. Lo que era un pensamiento loco, tímido, irracional y tal vez incluso presuntuoso en mi cabeza y en la de unos pocos otros, ahora es realidad. Una realidad a la que los catalanes se enfrentarán muy seriamente.
Estamos cargados a mil ahora, el estadio es una carta de amor a nuestro corazón. Oigo cada grito, cada frase. Pienso en cuantos me criticaron hasta ese momento y no les tengo miedo. Tengo ganas de callarlos. Estarán esperando el momento para hundirme. Y yo espero demostrarle a todo el mundo como lucha uno que tiene ROMA en el pecho.
Salgo y los veo, los marcianos: Pique, Busquets, Jordi Alba, Rakitic, Suárez, y luego Iniesta y Messi. Escalofríos. Entramos al campo y… waooo! Qué espectáculo! Somos Roma. No somos 11, nunca en la vida, somos un imperio y contra está el Barcelona. Estamos en medio del campo, espero esa música mágica, pero solo siento mi corazón latiendo muy fuerte. Me da ganas de llorar viendo a nuestros fans y pensando que todos los pasos que había dado en mi vida me llevaron a pisar esa hierba en ese momento preciso momento. No está mal! Me lo digo. Casi sonrío de felicidad pero la emoción y la lágrima lo superan todo. La tensión es inmensa. Pienso en mi familia, en mis amigos presentes, en mi esposa en la tribuna, en mi fiscal que siempre me dijo que lo lograría. Se me pasa la vida en 10 segundos. Loco. 10 segundos interminables. Hubiera parado el tiempo. Estaba en el lugar más hermoso del mundo en el momento más hermoso del mundo. Me cantó en ese dulce instante en el que todos miran allí. Hubiera estado así durante horas pero aquí está el timbre que me despierta. Llega la realidad y es tan rápido como un tren: comienza la música de la champions. Los gritos de guerra cortan el silencio de los dos equipos firmes en medio del campo y listos para enfrentarse.
Regresa como un tintintineo molesto y repetitivo ese clavo fijo que tenía en mi cerebro ya antes en el vestuario “tengo que detenerlo, tengo que detenerlo, tengo que detenerlo”. Infinito. Estamos en fila pero miro al otro lado y veo a Leo Messi. La música se está acabando. El impacto con la historia está llegando. 5,4,3,2,1. – Lo detendré! Para mí pero sobre todo para todos ustedes!”.