Una historia en un millón. Los fanáticosRijnsburgse Boys nos regalaron un momento único y difícil de olvidar.

Pasa que le pagaron a una stripper para que desnuda, invada el campo de juego del equipo de la tercera división de Holanda.

Ella, feliz de la vida, lo hizo con una bandera de por medio y muchos tatuajes. Antes de retirarse, el toque de lujo.

Se le puso a bailar a uno de los jugadores que no se quiso meter en ningún problema: seguro la mujer estaba viendo el encuentro.