El efecto suelo es un fenómeno aerodinámico que se utiliza mucho en el mundo de la competición automotriz, que regresó a la Fórmula 1 en 2022, siendo un aliado fundamental para todos aquellos autos que quieren sacar el máximo potencial de su unidad de potencia.

Específicamente, el efecto suelo se da cuando un cuerpo con diferencia de presión entre el lugar que se encuentra por arriba de él y el que se ubica por debajo del mismo está extremadamente cerca del asfalto, provocando alteraciones en el flujo de aire del cual se puede sacar provecho en diferentes contextos, entre ellos la Fórmula 1, por ejemplo.

Bien sea en la F1 u otra categoría, el objetivo del efecto suelo es elaborar una enorme ola de presión de viento por encima del monoplaza, mientras que debajo se busca generar el efecto inversamente proporcional, para así crear una succión entre el fondo plano del auto y el suelo, lo que lo hará extremadamente adherible al asfalto de los circuitos más exigentes del Gran Circo.

Historia

A finales de los años 70, el efecto suelo fue llevado a la Fórmula 1 gracias al equipo Lotus por medio de faldones y diseños especialmente acoplados a la carrocería. Poco tiempo después los rivales se dieron cuenta del maravilloso trabajo hecho por el equipo y no tardaron en copiarlo.

El equipo Brabham fue uno de aquellos quién interpretó el efecto suelo y lo llevó a la realidad a través de un sistema de extracción de aire por debajo del monoplaza empleando un ventilador posicionado de manera horizontal.

Lamentablemente, fue prohibido casi al instante por la FIA, pues el detalle negativo de esta técnica es que en cuanto no se registrase presión lo suficientemente pequeña por debajo del auto, y el mismo llegase a pasar por algún tipo de bache o irregularidad en la pista saldría disparado por los aires y convertirse en un auténtico proyectil, como le pasó a Jacques Villeneuve durante el Gran Premio de Bélgica 1982.

(Foto: Getty Images)

El piloto canadiense se encontraba en la sesión de clasificación después de impactar con una de sus ruedas a otro competidor, también en los neumáticos provocando la salida a gran velocidad de su monoplaza Ferrari por los aires.

Sin embargo, el año pasado regresó a la categoría, generando sufrimiento para más de un equipo que no lo supo resolver de forma adecuada, pues un efecto secundario de su introducción fue rebotar constantemente ante la inestabilidad de la fuerza de succión.

Ahora, en 2023 luce mucho mejor tras el inicio de la F1 en Bahrain, donde Red Bull volvió a dar una clase magistral de aerodinámica, además de la agradable sorpresa de Aston Martin, escudería que demostró haber superado los inconvenientes para sacar el máximo provecho de este principio.