Por sus increíbles destellos en Leeds United, Raphinha se ganó el respeto de la Premier League y de todo el fútbol europeo. Este verano, Barcelona dio un paso al frente y consiguió ficharlo con un desembolso de casi 60 millones de euros, contando variables.

Por aquella transferencia, el delantero brasileño, que ya se destaca en la Canarinha, se desenvuelve en uno de los clubes más importantes del viejo continente a sus 25 años. A pesar de un exitoso presente, el extremo tuvo que susperar adversidades para llegar hasta aquí.

En entrevista con UOL Esporte, Raphinha revivió algunos momentos de su infancia: “Sería injusto decir que he pasado hambre en mi vida porque a mis padres nunca les faltó comida en casa. Aún así, después del entrenamiento, me paraba en la calle y le pedía a la gente que me comprara algo para comer o un refrigerio. Algunas personas me ayudaban, otras me llamaban vagabundo sin rodeos“.

Durante mi adolescencia, en mi barrio, aparecieron oportunidades, y hubo muchas. Prometen una forma más fácil de ganar dinero. Y ahí es donde la gente se pierde. En momentos como estos, perdí muchos amigos en el mundo del crimen, en el narcotráfico… Amigos que eran mucho mejores que yo en el fútbol, que podrían haber estado en grandes clubes“, continuó relatando.

Y luego destacó la importancia del fútbol en su vida para progresar: “Crecí en una comunidad donde el crimen y el tráfico de drogas eran comunes, pero era fuerte para mantener mi enfoque: ser futbolista.No me desvié. Si hoy hablan de mi ‘magia’en el fútbol, digo… esta es la verdadera magia“.