Esta nota es una expresión de deseos. No sé sinceramente cuán viable será cuando llegue el momento. Lo digo claramente: quiero que Lionel Messi sea el abanderado de la delegación argentina en París 2024.
No le falta nada a su carrera legendaria pero, si uno busca con un microscopio un asunto pendiente, sólo le queda portar la bandera nacional en los Juegos Olímpicos. No se trata de la cuestión patriótica. El vinculo de Leo con el país y nuestra sociedad está sellado para siempre. Me refiero a esa experiencia que solo muy pocos elegidos han vivido.
Por supuesto, el impacto mundial sería impresionante. Casi todos nos largaríamos a llorar de la emoción al ver esa primera imagen del 10 delante de todos los deportistas argentinos en plena ceremonia inaugural. La parte de los desfiles es, en mi opinión, la más linda y larga de la apertura más allá de las coreografías y puestas en escena que arma cada comité organizador de los JJOO.
Messi fue campeón olimpico en Beijing 2008 con un equipazo que incluía a Riquelme, Kun Agüero, Di María, Gago, Romero, Lavezzi y Mascherano entre otros, dirigido por Checho Batista. El plantel de 18 jugadores no formó parte del desfile porque su estreno ante Costa de Marfil estaba separado por muy poquitas horas de la apertura en una sede lejana. Ganó 2 a 1 con goles de Messi y Lautaro Acosta, pero se perdió la ceremonia impactante en el Nido de Pájaros. Hubo 140 argentinos, entre atletas y dirigentes.
La bandera la portó Manu Ginóbili en un acto de estricta justicia. La Generación Dorada, campeona en Atenas cuatro años antes y bronce en 2008, merecía esa distinción.
Fueron unos Juegos Olímpicos extraordinarios. Michael Phelps batió el récord de Mark Spitz con ocho medallas doradas en natación. Usain Bolt sacudió al planeta con su primer triplete de oros en 100 m, 200 m y 4 x 100 m con récords mundiales en los tres títulos.
Argentina logró 6 medallas en China, dos doradas y cuatro de bronce. El fútbol y la dupla Perez-Curutchet en ciclismo se colgaron el metal más valioso. El básquet, las Leonas, Paula Pareto y el yachting aportaron el resto. Camau Espínola hizo historia en ganar medallas durante cuatro Juegos consecutivos, aquella vez junto con Santiago Lange, luego campeón en Rio 2016.
El equipo de Batista vivió en la Villa Olimpica durante los últimos días. Llegó antes de la semifinal contra Brasil que terminó en sandunga 3-0 con doblete de Kun y penal picado por Román. Todos los integrantes de ese plantel recuerdan con mucha alegría y emoción esas jornadas en la Villa donde compartieron fotos y momentos con monstruos del deporte como Kobe Bryant.
Messi había insistido mucho para estar en Pekín. Convenció al nuevo entrenador de Barcelona que, a pesar de un compromiso por repechaje de Champions, lo dejó ir a jugar y a ganar con Argentina. A partir de ese sí, Leo y el novato Pep Guardiola forjaron una relación quizás irrepetible entre jugador y entrenador.
El 10 completó el álbum hace rato ya: Sub 20 (2005), Olímpicos (2008), Copa America (2021), Mundial (2022). No hay asignaturas pendientes. Es el “ya está” que les dijo a sus familiares apenas terminó la final ante Francia en Qatar.
Para ser el abanderado, debería formar parte de la lista de convocados por Javier Mascherano. La lista era muy corta, de 18 futbolistas, pero en Tokio 2021 se amplió a 22 por la pandemia. Si se respeta la dinámica post COVID, este nuevo número debería mantenerse con el cupo de tres mayores de 23 años. Messi ocuparía una de esas tres plazas.
Pongamos fechas. La Copa America termina el 14 de julio. Leo se perderá siete fechas de la MLS, que no para durante el torneo continental. París 2024 se disputa entre el 26 de julio y el 11 de agosto. Durante este periodo, Inter Miami no tiene acción por la MLS debido al receso liguero entre el 20 de julio y el 24 de agosto. Se juega la League’s Cup, que sirvió para el debut de Leo el año pasado. La historia terminó con otro titulo para el GOAT del futbol.
El punto de partida para soñar con Messi abanderado de los Juegos son sus propias ganas de estar allí. Si Leo quiere ir, entonces viene mi especulación/expresión de deseos: con la MLS Cup como máxima prioridad para 2024, la competición que se juega en esos días de verano norteamericano podría ser sacrificada por la franquicia para que ese regreso olímpico a París tras dos ásperos años en PSG.
Pero el deseo de Leo debe ser tan intenso como en aquel 2008 cuando se lo pidió a Guardiola en Barcelona. Sólo él sabe cuánto lo mueve esta posibilidad de ser el abanderado de la delegación. Obviamente hay también un desafío deportivo porque es una bestia competitiva y quiere ganar siempre a todo. Y podríamos agregar la casi segura presencia de Mbappé en el local Francia con todo lo que eso significa.
Pero, más allá de la competitividad y el morbo, esa imagen de Lionel Messi como abanderado de la delegación, en modo mentor de sus compañeros y admirado por todos los atletas argentinos, me vuelve loco.
Sería la demostración más potente de su legado para el deporte nacional, además del impacto mundial y el orgullo de que leyendas de otros países y otras disciplinas quieran su foto con el más grande de todos.
Al mismo tiempo, representaría un merecido reconocimiento para su carrera, único en su especie. Un Last Dance diferente del que la gran mayoría imaginó. Último Tango en Paris. Lo decidirá él. Se lo ganó.
¿Leo Messi abanderado? ¡Por supuesto! Que así sea.