Confieso que el desafío que tomó Napoleón de ir a dirigir al fútbol de los camellos, el petróleo, y los jeques me pareció una buena idea, propia de un hombre pragmático y brillante como el Muñeco. Con las puertas cerradas de los grandes de Europa, los contratos que ofrecían clubes como Sevilla o Marsella no lo seducían, y Gallardo tenía razón, ¿cómo se iba a ir a Europa a ganar menos que en River?

Ahí es cuando aparecen los millones del Al Ittihad, con un plantel con nombres atractivos como Karim Benzema o N’Golo Kante. Con vínculos con accionistas de la Premier League, Arabia hasta podía ser el trampolín inesperado para que el DT más amado por los hinchas de River termine en el banco de suplentes del Chelsea, por ejemplo. Pero claro, para que todo esto ocurriera le tenía que ir bien, o mucho mejor de lo que le está yendo. Es que para un ganador como Marcelo, esta campaña es un rotundo fracaso.

El primer gran objetivo era el Mundial de Clubes, arrimar a una semifinal con Fluminense o una final con el Manchester City. Pero, en cuartos de final el Al Ahly egipcio lo venció 3 a 1 para terminar con sus ilusiones.

La siguiente zanahoria pasó a ser la Champions de Asia. ¿Quién apareció? Jorge Jesús, el verdugo de River en Lima con Flamengo para someterlo a una paliza: 4 a 0 global, además de una goleada en la Liga. Otra vez afuera.

En el medio de todo esto, la novela del verano fue el adiestramiento de Gallardo a las inconductas de Karim Benzema, historia que también fue derrota para la mano dura del Muñeco. Tuvo que recular y volver a ponerlo, porque Arabia Saudita no es River, ahí mandan los que ponen la tarasca.

Lo único que le queda es la Liga Saudí en la que está a 25 puntos del Al Hilal, a 13 del Al Nasar FC de Cristiano Ronaldo y a 7 del Al Ahli, el último que se clasifica a la próxima Champions de Asia. La pregunta se impone, ¿hasta cuándo lo bancarán los jeques a Napoleón? ¿será su momento para volver a River?

El tiempo dirá, lo que esta claro es que su experiencia en el desierto está lejos de ser el sueño esperado por quienes lo definían como el mejor entrenador del mundo.