No fue un fin de semana más para Sebastián Villa. Después de que el viernes al mediodía saliera a la luz una denuncia en su contra por una presunta violación e intento de homicidio, el delantero de Boca fue titular y jugó los 90 minutos frente a Racing, donde terminó clasificando el equipo de Battaglia.
Fiel a su estilo, el colombiano no pasó desapercibido. En la tanda de penales, después de la igualdad en cero, tuvo la chance de marcar su tanto y mantener con vida al Xeneize, que estaba obligado a convertir luego de que Javier Correa pusiera arriba a la Academia.
A lo largo de todo el encuentro, incluso en la previa, los hinchas de Racing se hicieron eco de la denuncia que recibió el extremo boquense, y en más de una ocasión cantaron: “El que no salta es un violín”. Y justo cuando el 22 tomó la pelota y caminó hacia el punto del penal, volvieron a entonar la estrofa. ¿La respuesta de Villa? El gol para igualar la serie, y un gesto particular.
El delantero colombiano se llevó el dedo índice de la mano derecha hacia su oreja del mismo perfil y miró de frente hacia la tribuna de la Academia. ¿Qué quiso decir? Fue muy clarito: la intención del cafetero fue indicarle a la hinchada del conjunto de Avellaneda que no los escuchaba.