El fútbol argentino se ha caracterizado por sacar buenos enganches que no solo destacaron en el plano local, sino que también en el extranjero. Uno de ellos es Walter Montillo, quien tras surgir de San Lorenzo brilló en la U de Chile y Cruzeiro de Brasil, además de haber estado convocado en la Selección Argentina, donde compartió plantel con Lionel Messi.
En diálogo con Bolavip, el ahora representante de jugadores, hizo un repaso de toda su carrera, recordando entre otras cosas su paso por el Santos de Neymar, y comentó cómo es su nueva vida tras dejar la práctica profesional hace casi 4 años, cuando se despidió con la camiseta de la Universidad de Chile, club en el que es ídolo.
Sus inicios en San Lorenzo
En 2002, Montillo debutó en la Primera División del Ciclón en un año más que especial, ya que en el mismo ganaron la Copa Sudamericana de la mano de Rubén Darío Insua.
-¿Cómo fueron tus primeras temporadas en San Lorenzo, teniendo en cuenta las comparaciones con el Pipi Romagnoli?
-Por ahí uno cuando arranca no toma dimensión de todo lo que le va pasando al corto plazo, por lo menos yo. Lo vivís con naturalidad y no es normal las cosas que te van pasando a estos niveles, ¿no? De poder salir campeón de la Sudamericana, de poder estar en un plantel compartiendo con el Pipi Romagnoli, compartiendo con el Beto Acosta y un montón de nombres importantes para el club. Por ahí, en esos inicios, cuando sos chico, no tomás en cuenta todo lo que te pasa, y así fue conmigo porque yo arranqué muy rápido a jugar, jugaba en el barrio y de golpe me encontré jugando en San Lorenzo en inferiores y al año ya en un plantel profesional. Entonces lo tomás con naturalidad, pero ahora que tengo 40 años, que ya me retiré hace tres, todo lo que viví fue hermoso.
-¿Cuándo empezaste a darte cuenta de lo que estabas viviendo?
-Yo creo que a medida que vas creciendo y vas viendo toda la dificultad que es jugar y mantenerse, porque hay muchísimos casos de que llegar a Primera, llegan los chicos, pero después mantenerse es muy difícil y mantener un nivel constante durante toda tu carrera es complicado. Entonces creo que a medida que van pasando los años y ves la dificultad que conlleva mantener ese nivel… Porque no es sólo jugar bien al fútbol sino tener que tener un cuidado externo, un cuidado extremo también porque la alta competencia evoluciona cada vez mas, los cuidados extra futbolísticos, la suplementación, el descanso, cosas que por ahí al principio cuando empecé a jugar no eran de tal modo que cuando me retiré. Entonces a medida que va pasando ese tiempo te das cuenta de que es muy difícil jugar al fútbol.
-¿Cómo llevabas la ansiedad de jugar poco en ese momento?
-Creo que antes lo podíamos manejar de una manera mejor porque no existían las redes sociales, porque nuestro premio en ese momento era jugar en Reserva, que en la Reserva todavía se jugaba en el estadio. Y era poder jugar con un poquito de gente en los últimos 25 minutos, 30 minutos, que empezaba a llegar la gente al estadio. Nuestro momento de fama eran 25 minutos el fin de semana antes que juegue la Primera. Ahora un chico de 9 años hace un gol y sale por todos lados. Y creo que también eso confunde un poco a los más chicos si no los tenés bien con los pies sobre la tierra. Porque a veces al estar en la televisión de tan chicos o mismo la Reserva, que está buenísimo que lo pasen todos los partidos, pero a veces los chicos confunden la Reserva como una Primera División. Entonces, está buena la tecnología, pero siempre y cuando puedas llevar a los chicos de una manera humilde, porque te confunden, a veces te confunden. Entonces, como nosotros no teníamos todo eso, lo empezamos a vivir más de grande, sabíamos que los pasos a seguir eran de a poquito, era la Reserva, romperla para que te vea el entrenador de Primera y cuando llegabas a Primera tenías que luchar por un lugar.
Walter Montillo celebra un gol en San Lorenzo junto a Walter Montillo.
-¿Cómo era compartir con estos referentes que tenía San Lorenzo en esa época?
-La verdad que agradezco que me hayan tocado esa clase de jugadores. San Lorenzo tenía muchos jugadores que en esa época que eran grandes y que nos podrían guiar a nosotros un poco porque en el plantel estaba el Beto Acosta, Aldo Paredes, Michelini, el Coco Capria, estaba Saja que si bien era entre comillas era joven en esa época, era un tipo que llevaba la cinta de capitán, entonces era gente que te guiaba, que te enseñaba un poco porque ya lo habían vivido. Aprendí mucho de ellos.
-¿Cómo fue tu regreso a San Lorenzo tras el préstamo en México?
-Estuve seis meses con Ramón Díaz, que venía de ser el equipo campeón y también me había costado por ahí encontrar el lugar, porque es obvio que cuando un equipo sale campeón y la mayor cantidad de los jugadores se habían quedado, ya tenés una base. Pero bueno, estuve esos seis meses, jugué algunos partidos con él, no mucho, y me vino la posibilidad de irme a Chile.
-¿Cómo era Ramón Díaz como técnico?
–Siempre lo recuerdo porque tenía un muy buen manejo del grupo y creo que eso hacía poder sacar buenos rendimientos, además de lo que podía trabajar en el día a día. Creo que un entrenador tiene que tener esa muñeca y ese buen manejo del grupo porque puede ser el mejor entrenador del mundo haciendo cosas tácticas y técnicas dentro del campo, pero si no le llegas al jugador es muy difícil. Y creo que Ramón tiene porque obviamente sigue estando vigente y está en Corinthians ahora y por eso se mantuvo tanto tiempo en el mercado dirigiendo equipos grandes y consiguiendo cosas, porque el año pasado salvó del descenso a Vasco da Gama y no era algo fácil. Pero creo que tiene esa muñeca que un entrenador tiene que tener para poder manejar un grupo de 30 tipos que solamente juega 11.
La transferencia a Brasil y la internación de su hijo
Luego de romperla en Universidad de Chile, donde llegó a la semifinal de la Copa Libertadores 2010, Montillo tuvo una oferta para cambiar de aires y llegar al Brasileirao para primero jugar en Cruzeiro. Allí, tuvo un aliciente extra, ya que le dieron un dorsal pesado, como es el 10.
-¿Para llegar a Brasil arreglaste quedarte a jugar la Libertadores con U de Chile?
-Sí, nosotros habíamos jugado cuartos de final con Flamengo y tuvimos la suerte de ganar en el Maracaná y de local. Me tocó hacer un gol que fue muy recordado por los hinchas la U, por lo que nos generó, de poder pasar a semifinal y la verdad que lo había sido lindo. Ahí llegó el interés de Cruzeiro. Fui, firmé el contrato y volví para jugar. Yo le había pedido por favor que me dejen jugar la semifinal que tanto nos había costado, así que arreglamos en el contrato que yo podía jugar esos dos partidos. Lamentablemente no se nos dio con Chivas, pero fue una muy buena experiencia.
Walter Montillo en su presentación en Cruzeiro.
-La gente te demostró todo su cariño por este gesto…
-Sí, sí, bueno, yo estaba pasando un momento familiar complicado con mi hijo , que había nacido con algunos problemas de salud y nunca dejé de jugar. Yo creo que también eso potenció un poco el cariño de la gente también porque había asumido una responsabilidad con el club muy grande. Teniendo a mi hijo internado en terapia intensiva, yo iba igual a jugar, a entrenar y después me iba a dormir a la clínica muchas veces. Era un caso especial, ¿no? Porque mi señora se quedaba en el hospital, yo le daba el teléfono al kinesiólogo por si pasaba algo para que me avise . Mientras yo estaba con un ojo acá o un ojo allá, pero lo hice porque entiendo que la vida del futbolista es muy corta y tenés que aprovechar los momentos. Yo estaba en un momento individual muy bueno, lo hablé con mi señora, obviamente, y llegamos a la conclusión de que lo podía hacer. Siempre pude sacarme esto del tema de tener un hijo, por lo menos en el tiempo que yo iba a entrenar o a jugar. Entonces, teniendo esa posibilidad de poder salir de esa burbuja o meterme en una burbuja que era el fútbol, lo hice y salió bien. Después nos fuimos a Brasil y demás y bueno, por suerte mi hijo está bien y no tuvimos que lamentar nada. Era una decisión complicada en ese momento que gracias a Dios salió bien.
-¿Qué análisis haces de la experiencia en Cruzeiro? Te ganaste rápido el cariño de la gente…
-Yo a Brasil llegué, como quien dice, con una mano atrás y otra delante porque para mí era un paso gigantesco. Si bien la Universidad de Chile es un equipo grande, el fútbol brasileiro, jugar con la número 10… Creo que la adaptación fue muy rápida, yo llegué y a los cuatro o cinco días ya estaba jugando contra Sao Paulo en el Morumbí. Y por suerte me fue bien, ya tenía un rodaje importante y me agarró en un momento futbolístico espectacular. Y después, como te digo, vas creciendo, tenés un equipo que te acompaña, tenés jugadores que juegan bien y se prioriza mucho el número 10. En un momento era el mayor goleador extranjero de la historia del club y en dos años nada más, haber hecho en dos años 36 goles, haber jugado 123 partidos en dos años era un montón.
El llamado a la Selección Argentina
Gracias al buen nivel que mostró en su paso por Cruzeiro, Montillo fue convocado por Alejandro Sabella para jugar el Superclásico de las Américas ante Brasil. Allí, también se destacó el enganche, y esto le permitió formar parte de más llamados del entrenador, que lo hizo debutar en las Eliminatorias.
–Gracias a este buen rendimiento te llegó el llamado de Sabella para la Selección…
-Sí, fue como te digo, toda mi carrera fue una montaña rusa de emociones que… Nada, siempre fue en alza y bueno, la verdad que ahora que estoy de este lado, que ya tengo 40 años que me retiré, digo, pucha, todo lo que viví, ¿no?
-¿Cómo era Sabella como entrenador?
-Alejandro hablaba mucho conmigo, porque él había jugado en el fútbol brasilero, jugaba en mi posición. Era un tipo muy cercano que sabía la situación mía, porque yo era por momentos el único que iba de Sudamérica a jugar con los chicos que venían de Europa y no es fácil. Si bien yo conocía a algunos del Sub 20, había pasado muchísimo tiempo y obviamente juegan a un ritmo que por ahí uno no está acostumbrado pero bueno creo que cumplí y rendí las veces que me ha tocado jugar. Alejandro era un señor, la verdad que un señor con todo, no solo conmigo. Tenía también un buen manejo de grupo, porque a veces cuando manejás grupos con nombres tan significativos para la Selección, tan pesados a nivel mundial, no es nada fácil y creo que él desde su templanza e irte siempre de frente a nosotros nos enseñó mucho.
-¿Y cómo fue el momento en el que te tocó conocer a Messi?
–No te voy a mentir que obviamente con muchos nervios de saber si él me conocía, o sea, te pasa por la cabeza que decís, ‘loco, estoy yendo a la Selección con todos estos monstruos y yo vengo de Brasil’, el tipo capaz ni mira fútbol brasileño, no sabe quién está yendo y más que nada ese temor de decir, ‘¿che entraré bien en este grupo?’. A mí la primera vez que me tocó ir a jugar con los chicos de Europa fue en Estocolmo, un amistoso contra Suecia y era el único que estaba yendo de Sudamérica. Pero la verdad es que me trataron de 10. Yo la pasé muy bien, lo disfruté mucho. Fue un lapso de dos años que estuve yendo a la Selección convocado hasta el Mundial. Pero fue una de las mejores experiencias que me ha tocado.
Walter Montillo en el equipo titular de la Selección Argentina.
-Además te diste el gusto de jugar reemplazando a Di María…
-En el partido de Estocolmo, yo no sabía hasta que llegué ahí a Suecia, cuando terminó el primer tiempo con Suecia, que había jugado Di María. La verdad no sabía que Di María había acumulado las tarjetas amarillas en las Eliminatorias y no podía jugar por un partido. Y en el segundo tiempo del partido con Suecia, Sabella me dijo si lo hacía bien ahí, en una posición en la cual yo no había jugado nunca, quería contar conmigo en las Eliminatorias y tuve la chance de jugar contra Venezuela en el Monumental.
-¿Pudiste cambiar camisetas con ellos?
-Coleccioné siempre camisetas desde que empecé a jugar y trataba de que ya que los tenía ahí, llevarle por ahí a alguna mía y cambiar con ellos y sí, me traje bastantes, bastantes de la Selección y son recuerdos que te quedan y estoy muy agradecido.
Parte de la colección de camisetas de Walter Montillo.
La llegada al Santos de Neymar
En su primer año en Brasil, Montillo se convirtió en la máxima figura de Cruzeiro, y comenzó a llamar la atención de otros clubes. Uno de los que posó sus ojos en él, fue el Santos de Neymar, que venía de ganar la Copa Libertadores 2011. Justamente, el extremo fue quien le manifestó al argentino el interés.
–Además de ganarte a la gente de Cruzeiro, te ganaste la admiración de Neymar…
-Sí, la verdad que con Ney habíamos jugado varias veces en contra y siempre con muchísimo respeto. En ese momento era el mejor de Santos, yo en ese momento era uno de los destacados de Cruzeiro también y muchas veces habíamos cambiado camisetas y con las charlas de adentro de la cancha se empezó una relación que se forjó un poquito más cuando fuimos a jugar el partido de las Américas en Brasil. Por medio de un compañero que tenía en Cruzeiro, que estaba citado a la Selección, me mandó un mensaje de que Neymar le había pedido que quería cambiar la camiseta conmigo. A partir de ahí cambiamos los teléfonos y empezamos a forjar una amistad que duró ese tiempo ahí en Brasil.
-¿Tuvo algo que ver Neymar para que vayas a jugar al Santos?
-Y yo creo que sí. No sé si el 100% pero un 90% seguro porque el primer contacto que tuve con él fue por teléfono, que me llamó, que quería que vaya a jugar. Después de ahí empecé a hablar con el entrenador, que era Muricy Ramalho. Y después la dirigencia se puso en contacto con Cruzeiro, con mi representante. Me compraron y me fui a jugar ahí. El primer contacto oficial me lo hizo saber él dentro de la cancha. Me dijo que quería que vaya a jugar ahí porque Ganso se iba.
Walter Montillo junto a Neymar en su paso por Santos
-¿Qué significó para vos llegar a Santos y usar la 10 de Pelé?
-Usar camisetas pesadas como la de Cruzeiro, como la de Santos, más que nada por Pelé son responsabilidades más grandes. No es que sentía una pesadez extra, sino que una responsabilidad mayor, porque sabía que iba a estar a los ojos de todos, sabía que cualquier cosita que yo podría hacer la prensa me iba a poner, o me iba a matar si me iba mal. Fue un paso rápido porque estuve solamente un año.
-¿Cómo fue la experiencia de compartir plantel con Neymar?
-Teníamos una diferencia de edad, yo tenía 29 creo en esa época y él tenía 17, 18. Entonces él de alguna manera se espejaba un poco en hablar cosas. Estábamos casi todo el tiempo juntos, nos veníamos de los partidos en el auto de él y estábamos bastante tiempo juntos . Sin ser una amistad entrañable, teníamos un respeto mutuo y nos hablábamos mucho, y a veces él preguntaba cosas. Obviamente que no yo lo orienté en nada, pero si hablábamos mucho. Él sabía que tenía la posibilidad, del Madrid, estaba la posibilidad del Barcelona y hablábamos un poco de eso también. Él siempre quiso ir al Barcelona porque era fanático de Messi, es fanático de Messi y quería jugar con él. Pero sí, las cosas que él hacía en el entrenamiento, en los partidos, sabíamos que le quedaba poco y creo que él ya sabía también que estaba medio vendido, que sabía que se iba, te dabas cuenta en el actuar de él en el día a día, que trataba de disfrutar al máximo. Él tenía una particularidad, que a mí nunca me había pasado en ningún plantel, que era entrar en calor con música. Se llevaba el parlante a la entrada en calor del profe y este te distendía.
–Cuando compartiste plantel con Neymar, también lo hiciste con Messi. ¿Te pidió alguna ayuda Ney para ir al Barcelona?
-Hablando con Leo también, creo que a esas alturas sabía del interés del Real Madrid también. Me dijo que le diga que vaya al Barcelona. Yo lo único que hice fue transmitir un mensaje y nada más. Después dicen que gracias a vos fue nada, no gracias a mí nada. Todos se lo ganan ellos y me imagino que en algún momento habrán tenido una charla entre ellos también. Dos tipos mundialmente reconocidos, me imagino que habrán cruzado algún mensaje.
–¿Les pudiste cambiar alguna camiseta a Neymar, más allá de la del partido de las Américas?
-De Neymar tengo un montón de camisetas. Tengo de Santos como dos o tres. De la Selección también, tengo como dos o tres tengo la de Barça también. La que no tengo es la del PSG porque bueno, ahí yo le había mandado una camiseta, le dije no me la mandé porque me la van a chorear en el camino. Digo, ja, en algún momento nos cruzaremos. La mía llegó, obviamente, que no se le iba a robar a nadie, pero tengo la de Di María ahí tengo la de Ronaldinho, la de Gago ahí de Boca, la de la Messi. También tengo todas las que usé yo, también la de Rogério Ceni tengo acá. Y después todos los trofeos individuales que gané a lo largo de mi carrera los tengo acá. Todos premios míos que, bueno, que al margen de los campeonatos que hemos ganado son trofeos míos. Es lindo porque es una manera de recordar y recorrer un poco la carrera. Y está bueno cuando se lo muestro por ahí a mis hijos porque está bueno que ellos vayan creciendo y sepan las cosas que uno fue consiguiendo y es un lugar que me gusta.
La colección de camisetas de Walter Montillo.
El paso por China
Luego de jugar un año en Santos, que económicamente no se encontraba de la mejor manera, Montillo tuvo un nuevo salto en su carrera: Shandong Luneng de China le compró el pase y le hizo contrato por 3 años.
-¿Cómo se dio tu paso al fútbol de China?
-En el equipo de China estaba el entrenador que yo tuve en Cruzeiro, que era Kuka. Me empezó a llamar, le hicieron una oferta al club que le venía bien. Yo lo pensé 200.000 veces, yo ya tenía 30 años y en lo económico también era fuerte porque China estaba en un boom, que estaban yendo todos los jugadores para allá. Era una persona que yo conocía, el entrenador y bueno, nos fuimos. Y al final terminé tres años ahí, así que cumplí el contrato.
–¿Cómo fue la experiencia de vivir en China, el tema de la cultura, diferencia horaria con la familia en Argentina?
-Difícil, difícil porque también la ciudad donde estaba Shandong no era una ciudad extranjera, no había extranjeros, solamente los que jugábamos nosotros ahí en el club y no tenías ni restaurantes ni lugares donde nosotros podíamos salir. Era una ciudad muy china entonces era complicado, pero en China si te toca jugar en Beijing, en Shanghai o en Guangzhou tenés la posibilidad de que es más internacional, hay mucha más gente internacional, tenés locales que son internacionales, se habla más inglés. En donde estábamos nosotros casi nadie hablaba inglés entonces era complicado. Siempre digo que es trabajo y uno tiene que trabajar y tratar de adaptarse. Siempre intenté adaptarme a la cultura y no que ellos se adapten a mí. Si bien no pude hablar el chino porque me pareció muy difícil, podía decir algunas cosas ahí dentro del juego mismo del fútbol, pero en el día a día no no podía hablar con nadie. Ahora que pasó el tiempo digo que fue espectacular la experiencia que vivimos porque de otra manera no hubiese conocido una cultura tan diferente a la nuestra.
Walter Montillo en su paso por el fútbol de China.
-¿Y el fútbol chino cómo era? ¿Qué cambiaba respecto al sudamericano?
– A mí me encantó porque era muy dinámico, los equipos atacaban todos y a veces se dejaban espacios en mitad de cancha por esto de querer atacar con 6-7 jugadores. A mí me gustaron mucho los estadios, todos muy lindos, los campos de fútbol espectaculares. A nosotros nos tocó jugar dos años seguidos la Champions League de Asia y teníamos que ir a jugar a Japón, a Corea, jugamos en Vietnam, la verdad que fue hermoso. Tuvimos la suerte de poder conocer bastante lo que era Asia.
El regreso a Brasil y el primer retiro
Tres años después de llegar a China, el volante argentino regresó al fútbol de brasil, donde esta vez su experiencia no fue la mejor, ya que por las lesiones tomó la decisión de retirarse.
–Después de estos tres años muy ricos en China, ¿cómo se te dio para volver a jugar en Brasil en otro gigante como Botafogo?
-Yo en ese momento quería volver a la U porque estaba con el pase en mi poder, y sabía que la U económicamente no iba a hacer un esfuerzo por ahí para poder llevarme si tenía que pagar algo extra a algún club, entonces llamamos en ese momento, tenía 32 años, quería volver, quería retirarme ahí, quería firmar un contrato largo para que mis hijos puedan estudiar y tener la tranquilidad y no moverme porque ya estaba en una edad en la cual uno puede más o menos direccionar o elegir, pero bueno, la gente que estaba en ese momento no quería contar conmigo y yo en Brasil tenía un nombre muy grande y se dio la posibilidad de volver a Botafogo.
Walter Montillo con la camiseta de Botafogo.
-¿Cómo fue ese paso por Botafogo? Ahí es donde tomaste la primera decisión de retirarte..
-Sí, fue espectacular porque cuando llegué era todo hermoso. El problema fue que en Brasil el torneo arranca muy rápido y no te esperan como en Argentina. A los 10 días ya estaba jugando el estadual y vino la Libertadores y me empecé a lesionar seguido. Creo que al no recuperarlas bien por esto de que me perdía tantos partidos y el apurarme, una cosa llevaba a la otra y tuve cuatro desgarros seguidos. Como pasa en redes sociales, en los medios, la gente empezó a decir que yo había ido a robar, que no me podía ni mover. Y la verdad es que en mi casa siempre me enseñaron que la plata se le gana trabajando y yo no quería cobrar el salario, pero por un tema impositivo el club no lo podía hacer, o sea, ellos me tenían que pagar y le dije, ‘mira, me voy a mi casa, me voy a mi casa, me retiro, yo no quiero sacarle plata a nadie y me voy’. Firmamos la rescisión, firmé un convenio con ellos de que por seis meses yo no podía jugar en otro club porque el miedo de ellos era que me vaya a jugar a otro lado y después la termine rompiendo. Les dije que se quedaran tranquilos, que no jugaba más y me fui a mi casa.
El regreso al fútbol para jugar en Tigre
Seis meses después del retiro, Montillo volvió a integrar un plantel profesional luego del llamado del Lobo Ledesma para jugar en Tigre. El regreso no fue el mejor, ya que en la primera pretemporada sufrió una lesión ligamentaria. A pesar de esto, no bajó los brazos y regresó para sacar campeón al Matador de Victoria.
–¿Te decidiste rápido a volver?
-Me convencieron de poder armar un plan de entrenamiento, de decir, bueno, vamos a ver qué es lo que tenía, vamos a volver. Después tuve el llamado del Lobo Ledesma para ir a Tigre y durante esos seis meses además hice algunos cursos online, trataba de ganar el tiempo online, me hice un curso de coaching, me hice un curso de edición de videos, porque no sabía bien todavía en ese momento qué era lo que quería hacer. Hice varios cursos porque a mí me gusta aprender, interiorizarme y poder hablar con un poquito más capacitado. Me aboqué a entrenar, a recuperar la fuerza que había perdido. Estuve tres o cuatro meses metiéndole a full todos los días, menos sábado y domingo.
-¿Cómo te movilizó el llamado del Lobo? ¿Te convenció rápido para que vuelvas?
-El primer llamado fue de Mariano Herrón. Yo con Mariano había jugado porque era el ayudante del Lobo. Había jugado en San Lorenzo con él, lo conocía. Sabía que estaba en una situación complicada, pero yo tampoco podía pretender muchísimas cosas porque estuve seis meses sin jugar y obviamente que el tiempo perdido lo tenía que recuperar demostrando después. Lo vi con buenos ojos y cuando fuimos a Argentina fui a la pretemporada y me sumé ahí al grupo.
Walter Montillo en su paso por Tigre.
–¿Cómo fue sumarte y volver a encontrarte con un plantel, compartir con compañeros? Justo en esa pretemporada sufriste de vuelta una lesión…
-El comienzo fue espectacular por volver a sentirme parte de un grupo y tener objetivos, ¿no? El objetivo de Tigre era salvarse, mi objetivo era volver a jugar a buen nivel. Fue espectacular, para mí era hermoso, también conocí a un kinesiólogo de Tigre que ahora está en Boca, que me ayudó un montón, me ayudó a no tener lesiones, a aprender a hacer algunos ejercicios que yo no conocía. Después, justo en el último amistoso con Morón, que encima estaba sin contrato, me rompí los cruzados. Ahí el kinesiólogo en ese momento fue de los primeros que me dijo ‘mirá que yo no me voy a tomar vacaciones, vas a venir a recuperarte’ y cuando veo que el otro se preocupa mucho por mi, me puse en la cabeza volver a jugar. Por suerte, cuando me recuperé pude firmar el contrato.
-¿Cómo era manejar ese plantel sabiendo que te estabas jugando la permanencia en Primera División con lo que eso conlleva en el fútbol argentino?
-Creo que lo tomás con más tranquilidad por la edad que tenés, yo ya tenía 34 años, entonces lo tomás con tranquilidad. Aparte tenés que ser ejemplo para los más chicos porque yo siempre digo que los más grandes tienen que absorber todas las malas, las buenas después bueno, las festejaremos todos juntos. Pero las malas son para absorber los más grandes que son los que tienen el caparazón más grande en la espalda y que pueden aguantar las presiones, las puteadas de la gente, lo que pueda llegar a hablar un periodista.
-Rápidamente cambiaron el chip tras el descenso y salieron campeones..
–Lo que pasa que hay maneras de irte a la B y maneras. La nuestra creo que fue de las mejores maneras de irte a la B porque estábamos clasificando a Copa Sudamericana y jugando de la manera que nosotros estábamos jugando te vas en paz porque decís ‘loco, yo hice todo’ porque si en Argentina no existían los promedios, sin poner excusa porque a veces los promedios condenan al último que llega el club, nosotros habíamos estado solamente un año en el club, entonces estás condenado por las cosas que por ahí hicieron los planteles anteriores. Sabíamos que nosotros estábamos en esa situación y creo que de esa manera convencés a cualquiera, porque hemos sacado resultados. Le ganamos a Vélez en cancha de Vélez, le ganamos a River en cancha de River. Sacamos resultados adelante muy difíciles que contagia al resto.
-¿En qué momento se dieron cuenta que podían ser campeones de la Copa de la Liga?
-Creo que ya veníamos embalados con este final de torneo. Entonces el grupo era el mismo y sabíamos que teníamos una chance de poder ser campeón en pocas fechas. Entonces, si bien nunca lo pensás, después te vas acomodando, ¿no? En esto de definiciones directas en los mata-mata si te levantas bien, pasaste y creo que de a poquito nos fuimos acomodando. Y cuando llegás a Racing, que había sido el campeón, y le jugabas de igual a igual, y le ganás en tu casa, y bueno, decís che, pará, estamos para cosas importantes. Pero bueno, teníamos a Boca también adelante. Sabíamos que teníamos, como te digo, una chance. Ellos tenían un gran equipo, pero nosotros también teníamos jugadores que habían jugado a nivel internacional. Si bien la diferencia entre Boca y Tigre es muy grande a nivel institución, sabíamos que teníamos una chance y por ahí Boca en ese momento estaba siendo bastante criticado por la gente, sabíamos que si pegábamos primero, podíamos dar el batacazo y bueno, se nos dio redondo , en 20 minutos ganábamos 2-0 y después era aguantar. Gonza Marinelli tuvo una noche extraordinaria ese día y pudimos aguantar el cero.
El plantel de Tigre campeón de la Copa de la Superliga.
-¿Cómo fueron esos festejos, esa euforia final? ¿Lo tomaron como una revancha?
-Por lo menos en mi caso no sé si una revancha. Sí, muy contento, creo que de los torneos que me ha tocado ganar fue el que más festejé por mi situación personal, porque era la primera estrella que le dábamos al club. Era una alegría enorme. Aparte que nos hayamos ido al descenso y que la gente esté tan contenta y eufórica creo que no se da siempre.
El retiro y su rol como representante
Después de ser campeón con Tigre, Montillo volvió para retirarse en la U de Chile, donde además comenzó a planificar su futuro una vez finalizada su trayectoria como jugador profesional.
-¿En tu última etapa en la U de Chile ya tenías decidido qué hacer tras el retiro?
-Sí, ya lo tenía más claro. Agradezco de haber tenido en toda mi carrera el mismo representante. No es algo normal. Los chicos de ahora cambian cada dos años, cambian. Y yo siempre tuve la misma persona a mi lado. Y le dije que quería hacer algo con él, que quería poder seguir un poco a su lado, porque a mí me gusta mucho lo que es la formación, el poder ayudar a las personas. Y obviamente acompañar un crecimiento individual de cada jugador. Ya lo tenía en mente, ya sabía que la U iba a ser mi último equipo. Está bueno porque te vas preparando y cuando dejás ya tenés algo para hacer porque a veces hay muchos jugadores que por ahí no tienen bien en claro qué hacer después de jugar y no estamos acostumbrados a tener tanto tiempo muerto. Entonces está bueno prepararse y saber por lo menos a dónde vas a direccionar.
Walter Montillo en su segunda etapa en la U de Chile.
-¿Cómo fueron tus capacitaciones para convertirte en representante?
-Lo primero que hice cuando terminé de jugar fue hacer el curso de director deportivo. Porque nosotros tenemos mucho contacto del lado de la gente con directores deportivos. Y mi idea era aprender a ver cómo lo ven ellos del otro lado porque no es lo mismo hablar sin conocer lo que el otro está pensando, que sí. Quería conocer un poco desde ahí con quién me iba a enfrentar del otro lado, no enfrentar en el buen sentido la palabra. Por ahí todo lo que yo había leído antes y demás me ayudó también con los chicos, más que nada, con los jugadores, con esto que decís vos, que los chicos quieren todo ya. Entonces poder aggiornarme a eso también.
–¿Cómo hacés para mezclar todo y acompañar de una mejor manera al jugador de fútbol?
–Trato de no tener nunca la razón, porque creo que a veces los ex jugadores, muchos a veces, sin citar ningún nombre, dicen ‘no porque yo cuando jugaba yo hacía…’ Y la verdad que trato de no pecar de eso. Trato de hablar un montón de cosas pero tener una charla que sea de ida y vuelta, porque los tiempos cambian y yo no soy el dueño de la verdad. Si puedo tener más experiencia que un chico está empezando, le puedo contar mis vivencias, pero después el que entra a jugar a la cancha es él, el que se come el frío es él, el que concentra es él, el que está lejos de la familia es él, cosa que me pasó a mí. En el fútbol hay un montón de cosas que son un trabajo silencioso, que yo lo hice toda mi carrera, que sí por ahí les puedes comentar ‘che, mira que si haces esto vas a mejorar en esto’ y con hechos, ¿no? Porque si vos te cuidas en las comidas y hacés un plan de entrenamiento como nosotros entre comillas obligamos a todos nuestros jugadores a que tengan. Tratamos de darle todas las herramientas para que cuando lleguen a ser profesionales estén preparados.
-¿Cómo se acompaña al jugador en el sentido de la ansiedad de por ahí que esté buscando algún equipo y querer irse ya o de que no le toca jugar?
-Nosotros tratamos siempre de decir lo que nosotros vemos. Después obviamente se puede charlar, pero a veces los chicos confunden y la gran mayoría y las familias a veces también, de decir no, este juega porque está acomodado, este juega porque conoce y la verdad que no existe, él juega porque está jugando mejor. Entonces el que juega porque es amigo de tal es una manera de escaparle a mejorar lo que tenés que mejorar porque yo lo pasé también por eso. Cuando me tocaba con Ruggeri (de entrenador en San Lorenzo) y no me tocaba jugar, después de grande entendí que me faltaban un montón de cosas para jugar con Ruggeri. Eso que yo aprendí, trato de que los chicos lo aprendan lo más rápido posible porque por ahí yo lo aprendí con 23 o 24, y quiero que los 16 o 17 lo aprendan que sean compañeros y que juega el que está mejor porque el entrenador no va a poner a uno que juega mal, porque el primero que se va a ser el entrenador. Después, hay chicos que te lo captan de una mejor manera, otros que no, y cuando vemos que nosotros no le podemos dar las herramientas que necesitan, entra el coaching. A mí me gusta mucho el coaching personal para los chicos porque a veces los chicos a nosotros no nos cuentan cosas que a un tercero por ahí si.
Walter Montillo, hoy representante de jugadores.
-¿Cómo se hace para que un juvenil tenga los pies sobre la tierra?
–Nosotros siempre decimos la verdad y las cosas que pueden mejorar. Creo que la mejor manera de que ellos puedan seguir creciendo es marcándole las cosas que se pueden mejorar, planteando objetivos a corto plazo. Yo siempre digo a los chicos que el objetivo principal es jugar en Primera División. Bueno, para ponerte un objetivo más a corto plazo, cómo querés llegar a Primera División. Poner un objetivo que sea cumplible. Por ejemplo, un jugador debutó, jugó 20 minutos, la rompió toda. Bueno, che, pará. De acá a fin de año tenés que jugar 6 partidos titulares. Entonces, más o menos le vas tocando la psicología y poniéndole objetivos nuevos, porque no es fácil mantenerse. Entonces, si vos a un chico que juega vas y lo palmás todos los días, ‘sos un mostro’, le estás haciendo mal. Sí se los felicita cuando pasan las cosas, pero siempre ya poniéndonos otra cosa por delante. Es la única manera de mejorar, y yo también como de este lado tampoco me la sé todas, trato de mejorar a cada día.
-¿Qué te parecen las críticas de los hinchas a los representantes en el fútbol argentino?
-Es entendible también, es entendible porque el hincha es parte del club también, entonces ellos quieren tener su voz y su voto. El trabajo del representante es conseguir mejores condiciones a los jugadores. Después el que juega y el que decide es el jugador. A nosotros muchas veces nos ha pasado que le hemos traído propuestas de trabajo a chicos y nos dijeron, ‘no, la verdad que no, prefiero quedarme acá’. El que decide siempre es el jugador. Entonces, nuestro trabajo es ese porque sino después el jugador te dice, ‘che, no me trajiste nada’. El trabajo del representante primero es trabajar por los intereses de nuestros jugadores, defender los intereses de nuestros jugadores . Yo siempre digo, a veces dicen, ‘ese jugador es nuestro’. No, nosotros trabajamos para el jugador. O sea, el jugador te contrata y confía en tu trabajo para que vos le puedas defender y que él solamente piense en jugar. Porque si los jugadores no tuviesen el representante, que por ahí entre comillas puede ser un mal necesario si lo querés llamar así, les estaría explotando el teléfono todos los días con el dirigente, con otros representantes. Entonces, me parece que ese filtro lo tenemos que hacer nosotros y después bueno, quien decide, siempre es él. Pero entiendo también la parte de los hinchas que se quieran manifestar. El tema es que los equipos muchas veces necesitan vender también. Lo que pasa es que hay equipos que por ahí no reinvierten y ahí el hincha dice ‘che, vendiste por 20 y trajiste por 150 mil, vendiste por 20 millones y trajiste por…’ Los entiendo, pero bueno, de nuestro lado es tratar de mejorar las condiciones a cada jugador.