El pasado sábado 2 de marzo, Vélez visitó a Atlético Tucumán por la Zona A de la Copa de la Liga Profesional. La visita del Fortín al Decano no será recordada por el resultado, que en esta oportunidad ni siquiera importa, sino por lo que habría sucedido en el hotel donde el conjunto de Liniers concentró. Aquella noche, una periodista tucumana fue al lugar de concentración y, según su denuncia, fue abusada sexualmente por Sebastián Sosa, José Florentín, Abiel Osorio y Braian Cufré.

Pocos días después, la periodista denunció ante la justicia y desde entonces el club de Liniers tomó la decisión de suspender a los cuatro involucrados. La primera audiencia fue el pasado miércoles y allí se determinó que Osorio, Florentín y Cufré esperarán al juicio con arresto domiciliario en Tucumán, mientras que Sosa lo hará en libertad condicional con el pago de una suma importante de dinero.

El duro relato de la denunciante

Lógicamente, por cuestiones de seguridad, no se da a conocer el nombre de la denunciante ni tampoco una foto suya. En las últimas horas, TN tuvo acceso al testimonio que brindó la periodista en la audiencia del pasado miércoles donde se decidió cómo los denunciados esperarán el juicio.

Si bien la denunciante no estuvo presente físicamente, su testimonio se dio vía Zoom y estuvo cargado de un dolor palpable: “Primero que nada voy a arrancar diciendo que para mí esto va a ser mi prisión, porque mi vida es un infierno y una cárcel desde hace tres semanas, me parece una locura. Yo tengo miedo de que se fuguen. Los medios económicos los tienen y las posibilidades también. No me parecería justo que ellos pasen lo que queda del juicio en una casa, en un country, con pileta, con un arco de fútbol pasándola bien cuando mi vida es un infierno hace tres semanas”.

Abiel Osorio, uno de los denunciados. (Foto: IMAGO).

Abiel Osorio, uno de los denunciados. (Foto: IMAGO).

Luego agregó: “Yo no puedo ir a ningún lado sola. Me han filtrado la cara por chats de parte de ellos. Ese celular no es mío, los mensajes no salen de mi celular tampoco. Me han filtrado el domicilio. Me han filtrado el DNI, el nombre y todo. No puedo ir sola, ni siquiera comprar un libro al shopping por la mirada de la gente. Los comentarios que me han llegado han sido aberrantes. No solamente me han quitado la dignidad, la sexualidad, me han quitado la carrera, los sueños, la felicidad, la sonrisa y sobre todo, las ganas de vivir pero sigo viva y sigo más fuerte que nunca y yo por eso voy a denunciar para que se haga justicia”.

El testimonio es estremecedor

Yo acepto voluntariamente ir a un hotel con cuatro personas, poniendo textual que no se desubiquen, yo en ningún momento digo sí ‘fiesta loca para todos’. Nunca fueron mis palabras. Me quisieron desacreditar con la frase en el mensaje que yo estas cosas las hago sola, yo me refiero a que yo siempre, siempre que tengo un trato con un futbolista, sea para que me pasen el equipo, para que me pasen las formaciones, para que me cuenten las internas, para tomar algo, para tener una cita, para salir, para lo que sea, yo me maneje sola, y en privacidad”, dijo la denunciante.

Además: “Tucumán es muy chico y yo nunca en mi vida he querido que mi vida deportiva, mi vida periodística, mi vida privada, lo que sea, se confunda con este hecho, como hacen creer acá. Yo di mi consentimiento para ir voluntariamente, pero todo lo que pasó después no estuvo consentido. Yo acepté ir espontáneamente todo lo que sigue después no lo acepto”.

Un proceso interno que les suele ocurrir a las víctimas

Es al otro día a la tarde cuando tengo la cabeza en frío, la mente en frío y me empiezo a acordar de lo que me habían hecho. Ahí mi cabeza era otra y yo dimensiono lo que me hicieron. Y un detalle no menor, Sosa me chatea en dos momentos. Me empieza a decir Sebastián Sosa, que en mi recuerdos son de verlo dormido, que él me ve bien, que yo siempre estuve bien, ¿entonces, en qué quedamos? o él me veía, era un espectador de lujo de lo que me hacían las otras tres personas, en momentos alternados, o él dormía, como en mis recuerdos de que él dormía”, afirmó la periodista de 24 años.

José Florentín, otro de los acusados. (Foto: IMAGO).

José Florentín, otro de los acusados. (Foto: IMAGO).

Ninguna víctima habla en el momento, esto es sabido, que a todas nos lleva un tiempo y un proceso hacerlo. Yo fui a trabajar el lunes y martes. Incluido el miércoles. No porque estaba bien, o porque nada había pasado, fue un mecanismo de defensa. De decir, bueno, intento seguir. Obviamente no pude seguir y fue palpable para mis compañeras de trabajo que yo no estaba bien y que algo me había pasado”, dijo.

La denunciante contó que posterior al hecho fue a la ginecóloga: “Fui a mi ginecóloga el lunes en un ataque de angustia total llorando y temblando pidiendo por favor que me atiendan. ¿Entonces por qué voy así a la ginecóloga?, si a mí no me habían hecho nada, como dicen ellos, que fue todo consentido …la cabeza por momentos me funcionaba, pero el cuerpo no”.

La denunciante no quiere impunidad

A mí me parece muy injusto que estas cuatro personas sigan con su impunidad. viviendo en una casa lujosa en country o en donde sea, cuando mi vida es una cárcel y un infierno. Porque no es como dicen ellos, que su imagen pública está perjudicada, que no puede ir a ningún lado y yo tampoco puedo hacerlo y me llegan cosas aberrantes a todas mis redes sociales, a todas.”, dijo la periodista.

A mi también me han iniciado una persecución mediática por parte de ellos, cuando han filtrado mi cara, porque mi nombre circulaba pero para nada confirmado, cuando me filtran los chats con mi cara en un audio hicieron una comprobación de que ese Instagram y esa cara era mi identidad. Yo ya no tengo nada en la vida, no tengo privacidad, no tengo identidad, no tengo intimidad, no tengo absolutamente nada, solamente tengo mi vida, es lo que me motiva a seguir acá y a pelear por mí y por todas las que venimos atrás”, concluyó.

Apuntó contra Sosa

El señor Sosa me seguía manipulando por chat con que había sido un buen momento, con que no me amargue, con que él me ve siempre bien y yo ahí empiezo a atar un poco los cabos y le digo; pero pará. ¿cómo podés haberme visto bien, si vos estaba durmiendo, entonces qué, o me veías o dormías?”, afirmó.

Sebastián Sosa, en el ojo de la tormenta. (Foto: Getty).

Sebastián Sosa, en el ojo de la tormenta. (Foto: Getty).

Dura reflexión

“¿Si me lo pregunto y me cuestiono? por supuesto que me culpo todos los días por no haberme ido de ahí, absolutamente todos los días de mi vida me pregunto ¿por qué me quedé, por qué no me fui? Ninguno estuvo ahí y sabe lo que yo viví y lo que sentí en ese momento, entonces no voy a permitir que se me cuestione si yo puedo haber tenido un momento de lucidez o no haberlos tenido, los cuales los voy a defender y sostener hasta el final de todo esto, porque fue lo que pasó y fue lo que sentí. Me pueden escuchar que yo estoy con mucha fortaleza, estoy muy entera, pero les aseguro que no es así, por dentro el alma está desgarrada. He bajado muchísimo de peso, porque la angustia es tanta que no puedo comer, no puedo ir ni siquiera al gimnasio, despejar la cabeza porque la gente me mira, no puedo respirar si me acuesto de costado o boca para abajo, porque es tanta la angustia, lo que me duele el pecho y el aire no me pasa. Lo siento denso. Y ni hablar de todas las cosas que me llegan por las redes sociales, que son horripilantes, no me animo ni siquiera a reproducirlas porque me duele imaginar que esas cosas me las están diciendo a mi”, sentenció la denunciante.