Rodrigo Goldberg y Sergio Vargas fueron directores deportivos de Azul Azul entre 2019 y 2021. Exactos dos años para tratar de cambiar la suerte del equipo tras la salida de Carlos Heller de la presidencia de Universidad de Chile.
Momentos incómodos como la partida de Alfredo Arias, la supplencia de Johnny Herrera y ese difícil año en que estuvieron peleando abajo en la tabla, pero que se compuso el 2020 con la llegada de Walter Montillo y Joaquín Larrivey, piezas angulares de una U que al menos no descendió por el promedio y remató tercera en la tabla llegando así a Copa Libertadores.
Pero tras la llegada de los nuevos administradores, tanto Polaco como Superman no estaban considerados en el nuevo plan y debieron marchar poniendo fin a 24 meses de gestión.
Sin embargo, el legado de ambos aún perdura en el CDA. Esto va de la mano de jugadores que trajeron y que en la actualidad son una verdadera interrogante qué va a ocurrir con ellos, si es que serán considerados en la próxima temporada o no.
Uno de ellos es Nahuel Luján. El Gato a préstamo en Agropecuario aún tiene vínculo vigente con la U y tiene que volver a La Cisterna, pero es un jugador que no llena el gusto de nadie en la actual regencia. Caso similar el de Marcelo Cañete que llegó bajo la anterior administración precedido de su gran desempeño en Cobresal, pero que nunca pudo reditar en los laicos. Este año fue enviado a préstamo a Huachipato, donde tampoco ha sido descollante y el futuro en la U es demasiado incierto.
Otro jugador traído por Goldberg y Vargas fue Pablo Aránguiz. De gran arranque el 2020, pero tras el receso por la pandemia y sumado a la lesión en un dedo del pie, de ahí en más nunca fue el mismo. Sumar a eso, que el último episodio protagonizado por el ex Unión Española lo tiene más fuera que dentro de los estudiantiles.
Tres futbolistas que son una verdadera incertidumbre sobre su futuro, donde la dirigencia pareciera no tener muchas ganas de contar con ellos.