Tras un paso por Europa y un correcto peregrinar por México, Luis Felipe Gallegos no está pasando un buen momento en el arranque de temporada en la Universidad de Chile con el técnico Mauricio Pellegrino.

El estratega argentino de todas formas, ha defendido el actuar del zurdo mediocampista donde incluso fue factor en el único gol de los azules ante Huachipato el pasado lunes en la caída ante el cuadro de la Región del Bio Bio.

Sin embargo, su rendimiento ha sido centro de críticas de parte de los expertos como también de los hinchas, quienes ya han perdido la paciencia con el proceder del ex Necaxa, quien no es un jugador determinante en el funcionamiento de la U, que también está en deuda.

Pero esto no es nuevo en Gallegos y si bien cuando lo hizo debutar en el primer equipo Gerardo Pelusso el año 2010, irrumpió con mucha fuerza, ganándose la titularidad y anotando goles sobre el final de temporada y que auguraban que los azules habían encontrado a una nueva figura.

Los años 2011 y 2012 con Jorge Sampaoli se lesionó y al volver le costó ingresar. Si bien tuvo titularidad en algunos partidos y para el casildense era puntero izquierdo, no gravitó mayormente y fue quedando en puestos más secundarios en el plantel. Finalmente, emigró al Unión Berlin de Alemania donde sumó pocos minutos. Al volver a la U, disputó algunos duelos de Copa Chile el año 2013, pero con un pobrísimo nivel. Finalmente se fue a México.

Gallegos debutó el 2010 esperanzando al hincha, quedó en eso (Archivo)

Necaxa y Atlético San Luis fueron sus mejores años donde incluso fue convocado a la selección chilena a un amistoso con Perú que no se llevó a cabo producto del estallido social. Unos meses en Grecia y el 2022 volvió a la U.

Y en su tercer paso por los azules, tampoco ha podido mostrar algo de lo que se vio en sus primeros partidos cuando era un joven lleno de sueños. Hoy con 31 años, integra el equipo de Mauricio Pellegrino, titular ante Huachipato, pero todo apunta a que perderá esa condición. Un jugador que se la ha criticado hasta su escasez de corazón para abordar los encuentros. Al menos, está siempre la opción que mejore.