Ya pasaron más de 16 años desde aquel momento en que Bruno Marioni llegó a Pumas de la UNAM para reforzar a la delantera. Y a pesar de todo, su paso por la institución sigue en el recuerdo de todos los aficionados que se lo agradecen por todas las vías posibles.
El exfutbolista pagó su estadía en CU a fuerza de goles y títulos pero también con una loca situación que protagonizó para saciar el deseo de vestir la playera de los Universitarios de una vez por todas.
Bruno Marioni en el Clausura 2004 con Pumas (JAM MEDIA)
Transitaba el 2004, su pase pertenecía a Independiente,estaba aprovechando un receso en Estados Unidos con sus seres queridos. El resto se lo ventiló en exclusiva aBolavip a través de un muy entretenido Instagram Live: “Recuerdo que estaba de vacaciones con mi familia en Dallas, en casa de mis cuñados, y me dicen que había surgido la oportunidad de Pumas”.
Para continuar con su descanso, y aprovechando que su llegada al equipo mexicano estaba frenada, iba a tomar un crucero por todo el Caribe. Y ahí fue cuando se complicó todo: “Nos dijeron que estaba cerrada la operación, nos bajamos, no abordamos. El crucero salió y a las horas nos dicen que todavía no estaba hecho el traspaso”.
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“Nos volvimos a Dallas y de ahí nos fuimos a Panamá a tomarnos el crucero”, relató Bruno, con cierta frustración por el fallido fichaje pero con la alegría de poder retomar sus vacaciones.
Sin embargo, todo volvió a cambiar: “A los dos días de estar arriba, me llama mi representante, me dice que se había confirmado y que tenía que ir a México. Me bajé en Puerto Rico el 1 de enero a las 5 de la mañana, dejé a mi esposa con unos amigos y me vine para el DF a firmar el contrato con Pumas”.
“Obviamente después vino toda la parte deportiva, consiguiendo el título después de 13 años”, cerró Marioni, totalmente conforme por haber protagonizado una verdadera odisea por todo América Central.