Americanista como nadie más , de esos jugadores a los que la afición los pone en un altar, pero también a quienes los antiamericanistas odian por ser el perfecto ejemplo de lo que es el América. Leyenda absoluta, que desde niño fue pintando sus sueños en tono azulcrema, como el heredero deuno de los grandes pilares dela grandeza del club que era; después, superó incluso a José y forjó su propia hazaña, de tal magnitud, que no existe nadie que haya podido siquiera acercarse: Es el máximo goleador en la historia de las Águilas , es Luis Roberto Alves , quien le dedicó los mejores años de su carrera a la institución y le dejó un legado que luce insuperable. Es el histórico Zague, el que ama esta playera a morir.
“Todo eso está impregnado en mi piel, es parte de mi vida y viví todas esas anécdotas de niño, escuchando esas historias de mi papá, entonces esos sueños fueron creciendo dentro de mi persona y algún día quise vivirlos, emular los mismos pasos de mi padre y el destino me dio la fortuna, gracias a Dios, el don, de poder escribir mi propia historia”.
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Zague lo dio todo por el América, pero increíblementeAmérica no lo dio todo por él, pues cuando estaba en lo más alto de su carrera frustró su sueño europeo al no dejarlo marchar, después le dio la espalda cuando buscó retirarse con la playera azulcrema; y cuando regresó a Coapa como directivo, en 2011, no se quedó con un buen sabor de boca ya que se encontró con más limitantes de las que esperaba.
Zague al lado de su papá, José Alves. Foto: @lrzague
En entrevista exclusiva para Bolavip México, el exfutbolista nos compartió este contraste que vivió con el equipo de sus amores, donde por un lado un histórico azulcrema, como lo es su padre,le inclulcó el amor por este equipo e influyó en su carrera como máximo goleador y por otro, reveló que no volvería a Coapa. También nos dio su opinión acerca de la actualidad del América bajo el mandato de Miguel Herrera y de los futbolistas que se quieren marchar a Europa: “Si dicen que aman a la institución, ¿por qué no se quedan?”
¿Qué significa para ti seguirsiendo el máximo goleador en la historia de América?
“Para mí es un gran orgullo porque mi padre que fue uno de los pilares de esa transformación del América, de ese punto de inflexión con relación a lo que era, en una época muy complicada donde el que dominaba el futbol mexicano era el Guadalajara, el famoso Campeonísimo, el archirrival y de ahí surge una generación, un dueño con una visión importante como el señor Emilio Azcárraga Milmo.
Mi padre es parte de esa construcción, ganan el primer título en la era profesional de los 13 que tiene, de hecho, es el campeón goleador, un América que jugaba en CU y después tuvo su propia casa, el Estadio Azteca, mi padre juega en el partido inaugural y junto con Arlindo dos Santos anotan los goles.
Mi padre es el extranjero con el mayor número de goles, inclusive para los famosos millennials de hoy en día que hablan tanto de los extranjeros, y después vengo yo a convertirme en el máximo goleador de toda la historia del América, eso realmente me hace sentir orgulloso, feliz, satisfecho, el sentimiento de haber cumplido y no haber defraudado, una gran loza que cargaba que era llevar en alto el nombre de mi padre y de poder escribir mi propia historia y en el equipo más mediático del país, que tiene aficionados empedernidos y a aquellos que lo odian, entonces no es fácil jugar en el América.
Lo comparto con mis compañeros de época que me ayudaron empezando por mi hermano, el ‘Negro’ Santos y otros como Farfán, Cecilio, Camacho. Ante Cristóbal Ortega, Alfredo Tena y mi papá me quito el sombrero y me quedo callado, los demás pueden hablar, pueden opinar y con todo respeto, a veces ni les pongo atención.
Me siento muy honrado de ser el máximo goleador, incluso con limitantes que podíamos profundizar en una posición que no era centro delantero como mi padre u otros grandes, yo era un extremo, yo jugaba para servir al equipo, yo hice que muchísimos jugadores hicieran muchos goles, Carlos Hermosillo, jugué con Hugo Sánchez, Luis García; tuvimos la fortuna de hacer el gol más bonito en la historia del América, como dicen, en una jugada que participamos todos, el famoso gol de la rabona.
Ese reconocimiento que la gente me da es el premio más importante que uno puede tener en la vida, de ese cariño de los verdaderos americanistas, los de corazón, no los de ocasión, porque hay muchos de ocasión”.
¿A qué crees que se deba que, en la época reciente, América no pueda tener a un jugador que se afiance como goleador?
“Tal vez serían varios argumentos, capacidad, calidad, amor por la playera y por la institución. Por eso digo que mi amor no es de dientes para afuera, es bien americanista. Yo cuando perdía, no quería salir de mi casa, tardaba casi tres o cuatro días porque me daba pena de ver a los americanistas y no poder decirles que habíamos podido brindarles la satisfacción de haber ganado el partido.
Esa inquietud que tienen muchos jugadores hoy en día de emigrar a Europa, que yo a su vez también la tuve, pero que las reglas eran diferentes porque el jugador pertenecía al club, uno no podía salir; vinieron muchos clubes de Europa, en su momento, de España, Portugal, Alemania e Italia a querer ver y hablar de mis servicios, incluso en el emergente futbol japones querían llevarme para allá y el América no me dejó, precisamente por eso, porque pertenecía al club.
Hoy en día las reglas en FIFA han cambiado, hoy en día el jugador solo tiene un contrato de prestaciones de servicios, de trabajo con cierta vigencia y luego puede hacer lo que uno quiera, por eso muchos jugadores tienen esa inquietud de irse. Después dicen que sí quieren a la institución, ¿Por qué no se quedan entonces? Después besan el escudo y dicen ‘América es el amor de mi vida’.
En su momento yo también tuve propuestas para equipos nacionales pero no quise salir porque yo sabía que mi identidad estaba desarrollada completamente para el América, en mis últimos años sí, no porque quise, sino casi por obligación por parte de los directivos, me obligaron a irme del América y es algo que me duele hasta hoy. Yo me hubiera querido retirar en el América y no me dieron esa oportunidad, pero así pasa en el futbol y uno tiene que entender, el mundo sigue girando y sigue la vida.
Tuve que jugar en otros equipos, de los cuales estoy muy agradecidos porque la pasé increíble, como el Atlante y el Necaxa, pero por mí hubiera jugado toda mi carrera en el América. ¿Por qué? Por el sentimiento, amor, identidad, que tenía por la institución, porque desde niño la viví, me platicaron, la sentí y la quise transportar al terreno de juego y a mi vida como profesional.
Por eso hoy en día no existen jugadores que lo vean de esa forma. En algunas instituciones podrán existir, pero creo que en América son contados con los dedos de una mano los que quieran realmente a la institución, por ejemplo, (Memo) Ochoa que me da gusto que haya regresado, abriendo mano a seguir en Europa con equipos que no lo valoraran tanto como el América lo está haciendo ahora, por eso me da muchísimo gusto. Ojalá que surjan jugadores así, pero es difícil hoy en día. La mejor miel para mí es la que siempre probé, la gocé y me sacié, es la del Club América.
¿No hubo acercamiento para que te pudieras retirar en América?
No, nunca. Yo insinué y trate, de repente surgió un partido que no estaba contemplado para que sea exclusivamente mi partido de despedida, pero alguien pudo mover los hilos y se transformó o se juntó de alguna forma para que fuera mi partido de despedida, contra el Barcelona, pero originalmente no estaba presupuestado o estructurado para ser mi partido despedida, pero acabó siendo contra el Barcelona de Puyol, Rafa Márquez y Ronaldinho, que vinieron a México para ese partido, pero mi sueño realmente era retirarme en un torneo jugando con la playera América y no fue posible. Pero bueno, lo asimilé y lo entendí, aquí seguimos y no por eso voy a generar un rencor o un odio.
Después, incluso, tuve otros pasajes muy cortos y hasta insípidos, medio desagradables y con mal sabor de boca como directivo del América, nunca me dieron la autonomía, ni la independencia, la libertad para tomar las decisiones y realizar un proyecto que lo tenia muy claro, porque me sentía muy capaz de poder hacer del América, como todos los aficionados del América, incluyéndome a mí, queremos ver este equipo, pero siempre me pusieron trabas, nunca fueron claros o transparentes conmigo. Entonces decidí mejor hacerme a un lado.
De lo poco que pude hacer, algunas contrataciones que fueron importantes, me quisieron achacar otras cosas que nada que ver. Un ambiente muy turbio porque nunca tuve esa libertad, esa autonomía o independencia para realizar mi plan como yo quería; al final de cuentas, a pesar de eso, no va a cambiar mi sentir, mi amor y cariño que le tengo, no por el Club América, porque soy americanista, sino por la historia, por la institución, no por los que estén ahorita, por los directivos, el dueño, los que están, eso la verdad queda sobrando y no me importa.
Mi amor verdadero y profundo es a lo que representa América, como siempre lo manifesté, nadie esta por encima de la institución, nadie esta por encima del escudo.
¿Regresarías si te llamaran de nuevo?
“No, no tengo ningún interés. En su momento me ilusionó muchísimo, casi casi cuando me estaba retirando como futbolista profesional, todo ese sueño, esas expectativas que para mí eran importantes ya se diluyeron por todas estas circunstancias o condiciones que te mencioné en ese paso tan fugaz, pero mi amor sigue intacto por el Club América”.
Zague fue vicepresidente deportivo de América, en 2001. Foto: JamMedia
LA ACTUALIDAD DEL AMÉRICA
¿Qué opinas del América en la era Miguel Herrera?
“Por supuesto hay que reconocer el gran trabajo que se ha realizado, tanto a nivel directiva, como a nivel del cuerpo técnico, más allá de profundizar algunos detalles que podríamos señalar, uno como aficionado y sobre todo por esa relación tan estricta, tan cercana que existe con el América, por el amor, soy un americanista de corazón, no de situación, no de momento. Por supuesto que los resultados han sido positivos y creo que le han dado un estilo y una forma, podrá gustar o no, pero es una forma muy similar o muy cercana a las expectativas que siempre quiere un aficionado americanista”
Miguel Herrera conquistó su segundo título con América en 2018. Foto: JamMedia
¿Qué opinas de las polémicas declaraciones de Antonio Carlos Santos acerca de la actualidad del América?
“Mi compadre es una persona intensa, él vive de forma diferente el futbol, es respetable y se tiene que escuchar lo que él dice, porque él también es parte de esa historia del América, fue parte de una generación que marcó una historia muy significativa en el América. Es su visión, él tiene fundamentos basados en esa trayectoria que lo respalda, tiene argumentos como gente de futbol, de señalar y criticar y decir las cosas, algunos estarán de acuerdo, otras no, tal vez hiere susceptibilidades con sus comentarios, pero tiene todo el derecho y es muy respetable lo que dice.
¿Qué similitudes ves con el América de Jorge Vieira, de tu época como futbolistay quetambién conquistó dos títulos de Liga?
“Las comparaciones siempre son odiosas, son hirientes. Todos en su momento tuvieron dificultades de acuerdo a esa época, de cómo se desarrollaba el futbol, soy hijo de un futbolista que jugó 10 años en el América, en los 60 y tenía otras dificultades, otro entorno, otras condiciones y cada quien lucha y pelea por imprimir su sello, por escribir su propia historia.
Yo jugué 13 años en el América, rebasé los 500 partidos, y obviamente la historia del América la sé desde que nací, nací en una cuna de americanismo por mi padre, siempre lo que él me dijo lo tengo muy claro, por supuesto que para mí lo que me diga del América siempre será parte de mi enseñanza para poder entender más lo que es el Club América en todos los sentidos.
Entonces si yo tuve el privilegio de jugar en esa época de los 80 con Jorge Vieira y con estos dos pilares fundamentales y tuve la fortuna de tener a jugadores de la calidad como un Antonio Carlos Santos, un Gonzalo Farfán, un Juan Hernández, un Cecilio de los Santos, muchos de ellos, incluso considerados para estar en el equipo histórico del América, yo me quedaría con el equipo de los 80, y no por ser parte, porque a final de cuentas es el mismo americanismo que habla de eso y hasta los antiamericanistas lo reconocen.
Yo creo que las estadísticas son números a final de cuentas, son fríos a veces, pero hablo también de futbol, al desarrollo del futbol, a cómo ilusionaba a los aficionados, a cómo se involucraban con el equipo, cómo se entusiasmaban, y creo que el equipo de don Jorge Vieira, más allá de los números que se rompieron, muchos récords, el futbol hablaba por sí solo, en relación a lo que se desarrollaba. Tiene toda mi admiración y respeto esta generación del América, hay jugadores que han levantado la mano y han defendido con pundonor y entrega la playera”.
Le queda un ligero sabor amargo
¿Crees que te faltó lograr algo como futbolista?
“No, me siento sumamente realizado con mi carrera. Tal vez me hubiese gustado probar en esas mieles del futbol europeo. El América siempre me puso en intransferibles, jugador institucional que nunca iba a salir, a raíz de eso entendí que mi destino era siempre estar acá.
Tal vez me dolió un poco no jugar otro Mundial porque tenía todas las condiciones para hacerlo, tanto el de Francia 98 como el del 2002, ese fue el mayor sabor agrio, sobre todo en el 2002 que me sentía en mi plenitud de facultades y en mi capacidad futbolística. Creo que con la experiencia hubiera sido un aporte muy importante para la Selección mexicana para llegar a instancias más importantes, más altas.
Los entrenadores en su momento no lo vieron así, a pesar de que participé en las eliminatorias y tuve un papel preponderante, tanto para calificar al mundial de Francia, como después en la Final para el de Japón y Corea, donde México se estaba poniendo en problemas y tuvieron que recurrir a jugadores con experiencia para salir adelante, pero no se valoró eso al final del día. Entonces me queda ese sabor amargo, pero estoy totalmente agradecido con Dios por haberme dado ese privilegio y esa fortuna de haber jugado casi veinte años como futbolista profesional”.