¿Cuántas veces leímos que si Juan Ríos se llamara Juanzinho Ríos pasaría de valer 15 millones a 60 millones de euros? ¿O que si Miguel Almirón fuera Miguelinho tendría que costar no 15 o 20 millones de euros, sino 120? Más allá de la afirmación que se ha transformado en meme, todo tiene una razón de ser. Al menos en el terreno del mercado y en el análisis de los clubes a la hora de hacer contrataciones. Y Brasil tiene mucho para comentar al respecto, sin dudas.

Se sabe que nada dura para siempre. Ni la vida ni los ciclos. Eso sí, anclados en el año 2022, Brasil nos dice tres cosas: que su poderío económico dista de cualquier otro en Sudamérica, que la tendencia es que supere a Argentina en Copas Libertadores (hoy está 22 a 25) y que solamente habrá representantes de Conmebol brasileños en los Mundiales de Clubes por ahora. Los datos duros nos dicen que desde la Libertadores 2017, Brasil sumó 487 de los últimos 792 puntos de fases de grupos (el 61.48%), ganó 49 de sus 65 mata-mata (75.38%) de los cruces y conquistó 5 de 6 ediciones (6 de últimas 10).

Después vienen otras dos cuestiones fundamentales. Una es que tener dinero no garantiza el éxito. Paris Saint-Germain en Europa no ha logrado consagrarse aún con sus astronómicas inversiones. Tener el plantel mejor valuado no asegura que la Copa Libertadores pasará a ser parte de la vitrina. ¿Cuánto incide el azar, un planteo erróneo en un partido? Y el rival también juega. Por citar algunos casos: Atlético Mineiro debió depender de los penales para eliminar a Boca después de haber merecido perder la serie. Flamengo, en la Libertadores 2019, tuvo que llegar a los tiros desde los 11 metros para superar a Emelec en octavos de final. Un par de remates equivocados podrían haber cambiado la discusión. El fútbol y los campeones tienen esas anécdotas.

El otro aspecto clave es que, aunque se suela hablar del poderío brasileño en Copas Libertadores, 4 de las 5 últimas Libertadores que ganó Brasil se las repartieron Palmeiras y Flamengo. Muchos factores deben conjugarse en simultáneo para armar un equipo ganador (o multiganador), sobre todo a nivel internacional. Un proyecto, materia prima, jugadores en un buen momento, los rivales, el orden del club, un buen arquero, DT, dirigentes. A veces hay equipos que se endeudan para pelear y, a mediano-largo plazo, esas burbujas explotan. En Brasil también ha pasado, pasa y seguirá pasando. Gremio ganó la Libertadores en 2017 y descendió en 2021. Cruzeiro se quedó afuera por penales contra River en la Libertadores 2019 y ese mismo año descendió. Los clubes deben construir el contexto para pelear todo lo posible. Después hay que jugar. Compiten 32 y gana apenas 1.

 

Hay quienes querrán bajarle el precio a Dorival Júnior, pero cuando llegó a Flamengo, el equipo estaba a la deriva en el Brasileirao tras la etapa de Paulo Souza. Colocó todo en su lugar y volvió a darle a entidad a un equipo que, claro está, ya tenía la materia prima para consagrarse. También es de destacar la confluencia entre los grandes planteles del Fla y de Palmeiras con los DTs portugueses, Jorge Jesús y Abel Ferreira, que apenas lleva dos años y ya ganó seis títulos, entre ellos dos Libertadores. Realizadas todas esas aclaraciones, iniciamos el análisis.

El valor económico-monetario de los futbolistas

El reciente caso de Antony puede ser de estudio por los 95 millones de euros desembolsados por Manchester United, pero no algo nuevo. Tiempo atrás, Real Madrid le pagó cerca de 45 millones de euros a Flamengo por un tal Vinicius (hoy pieza clave y, además, autor del gol en la final de la última Champions League). Muchos marcan que el traspaso de Neymar a PSG, a cambio de nada menos que 222 millones de euros, fue el que terminó de alterar las condiciones del mercado de jugadores. La pandemia llevó a freezar un poco, pero la tendencia sigue similar ahora que los ingresos de los clubes empiezan a normalizarse.

Por si no alcanzara con los extraordinarios montos muchas veces abonados por jugadores brasileños, el último informe de transferencias de la FIFA revela que Brasil transfirió 1749 futbolistas en 2022, duplicando los vendidos por Argentina. Más salidas, mayores ingresos, sueldos más competitivos. "El 90% del problema es económico. No podemos ni arrimarnos a un salario que se pague en Brasil", le dice Diego Parisi, tesorero de Argentinos Juniors, a Bolavip.

 

"En una transferencia intervienen muchas partes. Aparte del club comprador y el vendedor, está el jugador y los representantes. No es lo mismo negociar con un futbolista en una liga más competitiva que ya está probado y que tiene sus buenos ingresos con un club argentino que necesita sí o sí la plata. Ni hablar los jugadores. Si un club de Europa viene a buscar un jugador, no hay manera de negociar. Por ejemplo, si pagan 50 mil euros por mes, no podés ni empatarlo ni acercarte. Eso también influye y los clubes lo saben", expresó Parisi.

También hay otra cuestión muy importante: los destinos de los jugadores argentinos. Es más común que de Brasil haya un salto directo a un equipo top. En la Argentina, en el último mercado, solamente fue vendido Julián Álvarez a Manchester City. En la década pasada, no son tantos los casos: Lautaro Martínez a Inter de Milán, Giovani Lo Celso a PSG o Rodrigo Bentancur a Juventus. Por peso de la Bundesliga más que del equipo, Lucas Alario y Exequiel Palacios a Bayer Leverkusen. En el ascenso, Bruno Amione a Hellas Verona (hoy en Sampdoria), Paulo Dybala a Palermo (hoy en Roma tras Juventus) y Cristian Romero a Genoa (hoy en Tottenham).

Más allá de los montos, en la etapa de pandemia, se hizo muy común una operación en específico: el préstamo con obligación de compra. Obligación, en realidad, no existe. Siempre está atada a un objetivo. Si se cumple, el club que cede al futbolista tiene la oportunidad de concretar una gran venta. Si no se cumple, el club europeo pudo contar con el jugador durante todo un año y devolverlo sin más pago que el cargo de la operación si lo hubiere. Vélez y Lanús fueron dos de los clubes que exportaron jugadores bajo esa modalidad.

"Los clubes europeos quedaron un poco dañados por la pandemia y eso también influye a la hora de hacer apuestas por jugadores de Sudamérica. Por eso, muchas veces, van a ligas de segundo nivel, como Portugal, Holanda o Bélgica. Si andan bien ahí, pasan a ligas top. Hubo un efecto cascada: se abrieron mercados como Estados Unidos y hoy Brasil es paso previo a Europa. Como el COVID afectó a todos, los clubes de ligas top van por jugadores probados. Antes, creo, había más margen para arriesgar", agrega el directivo de Argentinos, que en el último tiempo justamente transfirió a Fausto Vera a Corinthians y Matías Galarza a Genk.

Cuestión de competencia

¿Cuántas veces se hacen críticas respecto al formato de competencia argentino? ¿Cuánto puede incidir en la valoración que se hace de un jugador en el extranjero? Bastante, por supuesto. Orden y progreso, reza la bandera de Brasil. La Serie A es una picadora de carne, es cierto. El hoy campeón puede descender la temporada siguiente. No obstante, las cuestiones de formato son una constante. Esa organización juega favorablemente a la hora de planificar.

Así lo explica Juan Peláez, abogado cordobés que se especializa en derecho deportivo, director deportivo de Talleres entre 2015 y 2019 y actual asesor  e intermediario: "Más allá de una cuestión territorial o de cantidad de futbolistas por habitantes, el fútbol brasileño ha crecido de manera más organizada en los últimos años en relación al resto de los países de Latinoamérica. Eso se debe a distintos factores determinantes: los mayores ingresos que generan los derechos de TV, la organización estructural de los clubes, la organización de los clubes con designación de roles y funciones (directores deportivos, departamentos de scouting o inteligencia deportiva). También el desarrollo de infraestructura deportiva de alto nivel y la organización de los torneos".

 

Además, marca que "los clubes brasileños están abiertos a insertarse en el mercado de transferencias, cotizando en valores reales a sus jugadores, inclusive apostando a cotizaciones más bajas para beneficiarse con una segunda transferencia. Todos esos factores permiten una mejor organización y, por ende, una mejor formación de jugadores, lo que implica una mayor exportación y un mayor valor de sus deportistas".

Ahí aparece, asimismo, el enlace con el punto anterior: a qué se debe que se pague un mayor valor por los jugadores brasileños que por los argentinos. "Los clubes correctamente organizados valorizan sus productos y utilizan los canales correctos para realizar mejores transferencias. Salen a vender lo que invierten en formación y lo hacen mejor que aquellos que no están debidamente organizados. Aparte de ello, el jugador brasileño en general ha tenido mejores rendimientos que los argentinos en las ligas más competitivas del mundo, lo que se corresponde con un mayor valor de los mismos", explica Peláez.

En breve se hará referencia a la Copa de Brasil de forma específica, pero el país más grande de América del Sur posee, también, otra particularidad que suma partidos por extensión territorial y que no tiene otra nación: los torneos regionales o estaduales. Esos campeonatos, además de implicar una carga de juegos adicional, permite que muchos futbolistas de equipos que no son de las máximas divisiones puedan mostrarse. Comienzan en enero y duran tres meses. Hay uno en cada uno de los 27 estados que componen Brasil.

Sin ir más lejos, 7 de los 42 goles que lleva Germán Cano en su impresionante año fueron marcados en el torneo estadual de Río de Janeiro, el Campeonato Carioca, donde Fluminense se consagró tras derrotar a Flamengo con un global de 3-1 en la final. Los tres tantos del Flu fueron anotados por el argentino.

"Brasil dobla a la Argentina en partidos. El goleador del año calendario de Argentina puede terminar con 15 y en Brasil puede finalizar con 40, pero porque jugó 70 partidos. El jugador que va a Brasil, entre que juega cada 4 días y que los viajes son largos por las distancias, no descansa nunca. La vida útil del jugador brasileño es más corta cuando juega en el torneo interno. La cantidad de partidos es impresionante", le explica un representante de jugadores, en off the record, a Bolavip.

Y cierra: "En todos lados juegan, en todos lados rinden. Su mercado siempre es muy visto. Muchos de los chicos que son promesas ya tienen contratos muy importantes, con cláusulas muy altas. La cuestión es que el club que le hace ese contrato tiene que recuperar la plata que le pagó y tiene que ganar dinero. Hay mil observadores. Generalmente, van a ligas abiertas similares a la brasileña, ligas no tan cerradas. Italia ha tenido poco brasileño históricamente porque siempre fue bastante cerrada. Por eso van más a Inglaterra o España, porque el fútbol es distinto, más parecido al de ellos".

Sobre los derechos de TV y la Copa de Brasil

"Vencer, vencer, vencer... es el Mengao campeón", anunció la cuenta oficial de la Copa de Brasil el 20 de octubre. Flamengo se consagró tras vencer en la final a Corinthians, por penales, luego de igualar 1-1 en el global. El premio por ganar el torneo fue de 60 millones de reales, lo que representa cerca de U$S 12 millones. El equipo de Río de Janeiro, por llegar hasta las semifinales, ya había ganado 16,8 millones de reales, lo que equivale a U$S 3.3 millones. Son prácticamente U$S 15 millones por ganar el certamen. Como vencedor de la última edición de la Copa Argentina, Patronato ingresó $37 millones, que se traduce en U$S 260 mil, el valor de una opción de compra muy baja o un cargo en una operación de medio valor en el fútbol argentino.

 

Parisi, al respecto, señala: "Generalmente los clubes argentinos pagan en pesos y sus ingresos son en pesos. Se cobran los derechos de TV en pesos. Si vendés jugadores, te obligan a liquidar la moneda extranjero a valor oficial. La moneda común en el fútbol es el dólar. Ahí arranca la explicación de por qué Argentina queda lejos y por qué cuesta mantener la economía de los clubes".

Sergio García González, tesorero de Vélez, agrega: "Brasil y Argentina tienen tamaños bien diferenciados de mercado y desde el punto de vista de la estructura económica. Esto contextualiza lo que es la industria. Hoy es más atractivo el de Brasil. ¿Por qué, siendo que Argentina tiene elementos, recursos y tecnología? Primero, porque generan ingresos por derechos de televisación local e internacional que son realmente significativos y definitorios para armar campeonatos que son competitivos y que incentivan a todas las instituciones a participar".

Por supuesto que no pueden explicarse las diferencias económicas solamente por la Copa de Brasil o la Copa Argentina, marca Peláez. "También por los ingresos que reparten las copas internacionales y la Liga Profesional. Los clubes y las federaciones, en defensa de los equipos a los que representan, deben organizarse para hacer valer esos derechos que tienen una notoria diferencia entre lo que reciben y lo que verdaderamente valen. A mayores ingresos, mayores recursos humanos, mejor infraestructura, mejor formación de jugadores, mejor scouting y mejores organizaciones. Y eso se percibe al final del camino en los logros deportivos, en las cotizaciones de los jugadores y en el crecimiento de las instituciones", explica.

El aspecto legal: los clubes-empresa y la ley del mandante

En 2021, dos leyes recibieron visto bueno en el Congreso brasileño y prometieron profundizar los cambios a nivel local y hasta continental: la del club-empresa y la del mandante. Combinadas, ambas medidas fueron consideradas una "revolución" en la relación de los clubes con los derechos de TV y con respecto a las deudas, al abrirle la puerta a las sociedades anónimas.

La ley del club-empresa trabaja en dos campos: apertura a la inversión y endeudamiento. Lo que marca es que los clubes pueden transformarse en empresas o convertir sus departamentos de fútbol en modelos de negocio. Con respecto a las deudas, la estructura se hace especialmente seductora para instituciones con deudas difíciles de pagar. Los montos impagos siguen siendo responsabilidad de los clubes, pero la empresa se hace cargo de pagarlos con ciertos límites: hasta el 20% de sus ingresos brutos o el 50% de sus ganancias.

 

La ley del mandante, por su parte, tiene como premisa básica que los clubes "locales" pueden negociar sus derechos televisivos de forma independiente a los contratos firmados por los "visitantes". Debe tenerse en cuenta que los derechos de TV representan alrededor del 40% de los equipos de Serie A de Brasil. Con ese escenario, los clubes más importantes tienen una ventaja importante con respecto a los demás. Es totalmente diferente al caso de Argentina (y al de gran parte de las asociaciones), donde los derechos de TV se negocian de forma colectiva o a modo de "paquete" con una empresa determinada (hoy FOX/ESPN-TNT Sports/Turner).

La ley del mandante, primordialmente, lo que hace es modificar la llamada Ley Pelé, de 1998. Esta preveía que los derechos de transmisión de un partido pertenecían a los dos clubes participantes en partes iguales, más allá de si son locales o visitantes. La nueva norma establece que, para emitir un partido, alcanza con tener los derechos del equipo local. Además, incluye una Enmienda Globo. Establece que los contratos firmados y aún vigentes, como el de la emisora con el Brasileirao, deben ser respetados. Es decir que la medida entra en vigor una vez finalizados los vínculos. El del Brasileirao con Globo termina en 2024.

García González, tesorero de Vélez, explica que la ley del club-empresa "permite armar marcos normativos o estructuras que llaman a la inversión o el interés de empresas en el fútbol". Y sobre la importancia neta del fútbol a nivel nación, agrega: "Tienen gestión interna profesionalizada, algo que no es recurrente en otras instituciones de la industria. ¿Cuánto significa la participación o el movimiento económico de la industria del fútbol en Brasil? Hoy genera casi el 0,7% del PBI y se estima que en menos de tres años, van a alcanzar el 1,7%. Es un tema de dimensión económica y de contexto".

A modo de análisis sobre el fútbol argentino en ese contraste, indica: "Estoy convencido de que tenemos muchas externalidades positivas en términos económicos que tendríamos que aprovechar. El esquema del fútbol fortalece una identidad nacional, visibiliza tanto a las instituciones como al fútbol y al país. Son elementos a los que no les damos demasiada importancia, pero definitivamente es importante para posicionar al país, a las instituciones, al deporte y a los deportistas. Creo que tiene que haber una redefinición, un acuerdo, un consenso en el cual participen dirigentes, cuerpos técnicos, cuerpos médicos y donde estén representados los jugadores para establecer pautas en común o puntos de acuerdo para armar campeonatos competitivos. Hablo de crear las condiciones, que se irán dando a medida que Argentina salga de este brete económico".

"Más allá de distintos desarrollos económicos, de contextualizar, de un formato o de una tipificación societaria, es importante que se defina al fútbol o a cualquier deporte como política de Estado. Que no sea solamente una mención o la aplicación de un programa financiado desde el Estado nacional, provincial o municipal. Debe estar elaborada una política de estado en términos de deportes que sea eslabonada, controlada, con monitoreo y con ajustes", concluyó.

Entre colosos: el panorama que se viene

Palmeiras y Flamengo han sido particularmente dominadores en Libertadores. Se quedaron, consecutivamente, con las ediciones 2019, 2020, 2021 y 2022. No obstante, el verdadero dato esencial es que hubo 7 equipos brasileños en las últimas 4 finales. No solamente hubo 4 campeones consecutivos de Brasil: apenas un finalista de esos partidos definitorios no fue brasileño (River en 2019). Panorama similar en semifinalistas, con 6 de los últimos 8. Más parejo ha estado la pelea en Sudamericana, con 3 de los últimos 4 finalistas, pero apenas 2 campeones de los últimos 6.

El dominio de Palmeiras y Flamengo explica que los campeones se repiten por plantel, jerarquía y juego. El ganador de la Libertadores 2019 tenía a Diego Alves, Rafinha, Rodrigo Caio, Pablo Marí, Filipe Luis, William Arao, Gerson, Giorgian de Arrascaeta, Éverton Ribeiro, Bruno Henrique y Gabigol como titulares. En 2022, solamente se mantuvieron en el XI Filipe Luis (que salió lesionado a los 20'), Éverton Ribeiro (figura de la final), De Arrascaeta y Gabigol, nuevamente artífice del título. En el Palmeiras 2020, estaban Weverton, Marcos Rocha, Gustavo Gómez, Luan, Matías Viña, Danilo, Gabriel Menino, Zé Rafael, Raphael Veiga, Rony y Luiz Adriano. En 2021, seguían Gustavo Gómez, Danilo, Zé Rafael, Raphael Veiga y Rony. Y, por supuesto, el DT Abel Ferreira.

Peláez, más allá de las ventajas brasileñas, subraya la condición del futbolista argentino: "Sigue siendo pretendido y es buscado en distintas partes del mundo. Somos exportadores de talento por naturaleza. Los intérpretes que participan en el negocio del fútbol, ya sean los clubes, intermediarios, agentes o jugadores igualmente no deben quedarse solo con esa realidad. Tienen que estar en búsqueda del crecimiento de nuestro fútbol, estar dispuestos a formarse e interiorizarse de la realidad y abrir nuevas formas de negociación que faciliten la realización de las operaciones".

Para competir con el poderío marcado, además de hacer un gran trabajo de captación en juveniles, los equipos no brasileños estarán obligados a ser muy inteligentes a la hora de contratar. No hay invencibilidad (respondemos al título) permanente. Varios cruces de estos años lo demuestran. También debe verse si el cambio de gobierno, de Jair Bolsonaro a Lula da Silva, no modifica el panorama. Nada es eterno, pero sí, hoy Brasil tiene más de una cosa para decir sobre el éxito.