Lo amas o lo odias. Con Saúl Álvarez no cabe indiferencia entre los mexicanos. Para algunos aficionados es un pugilista que busca rivales a modo y hace buen uso del marketing para venderse como un extraordinario peleador. Para otros es un boxeador probado que se ajusta al pugilismo actual con más estudio del oponente que propinar golpes constantes. En cualquiera de ambos extremos a nadie se le da gusto; Canelo es tema de controversia previo, durante y después de una pelea.

Los medios de comunicación tampoco están exentos de participar en la discusión. Por cuestión de gustos en materia de estilos, nostalgia por campeones mundiales del pasado o simplemente por subirse al llamado tren del mame, los periodistas detractores de Álvarez lo consideran sobrevalorado. En este sentido, Érik ‘el Terrible’ Morales comentó a Bolavip México que hay un gran número de periodistas deportivos que se cuelgan del boxeo para su imagen mediática, no por interés o conocimiento del deporte en sí. Eso involucra que hablen mal de ‘Canelo’.

“Hoy día los reporteros se han querido convertir en especialistas del boxeo cuando no lo son y dan mala información, y eso nos causa risa porque lo que están diciendo no tiene nada que ver con lo que está pasando muchas veces. Yo pensaría que hay que tener respeto por el trabajo de los demás”, compartió.

Pero no es el único que piensa así. El actor Ricardo Abarca, quien protagoniza la serie El repatriado, nueva producción de Star Plus en la que interpreta a un boxeador formado en Estados Unidos que debe acoplarse al perfil pugilístico mexicano, resalta la importancia de valorar la disciplina que ha tenido Álvarez para llegar a lo más alto, algo que a su entender no es nada fácil dado el nivel de exigencia que demanda el boxeo de estos tiempos.

“En México tristemente hemos visto a nuestros atletas siendo destruidos por los propios mexicanos. Para mí, Canelo, más allá del talento que tiene como boxeador, es un ejemplo de disciplina. Es un atleta muy disciplinado en todo. También sabe cuál es su fuerte y sabe hacer negocio. Sabe de qué se trata la industria del boxeo no solamente para llegar y ganar cinturones, sino también de generar dinero, lo cual me parece muy válido. Si no, ¿para qué sirve tanto esfuerzo?”, dijo en la conversación.

Ricardo tuvo que someterse a un estricto entrenamiento para aprender a boxear en nivel intermedio. Lo primero que comprendió es que el deporte de los puños no va únicamente de golpear, sino que se requiere mentalidad, concentración y demasiado trabajo de pierna. Con base en ese aprendizaje comprendió la dimensión de lo que es un pugilista como Saúl Álvarez.

“A mí me dolieron las piernas como no tienen idea. Hubo momentos en que sentí que ya no podía dar más. Entrenar boxeo es un compendio integral que necesita de demasiada voluntad, no es nada sencillo. Bajo ese contexto, mucho menos es fácil subirte a un ring y pelear 12 rounds, tal como lo hace Canelo. Si la gente no quiere ver que antes de dar un golpe existe un arduo trabajo físico, mental y emocional, se puede caer en descalificaciones injustas. Yo me preparé para un personaje de ficción, pero él es un atleta real que pelea por campeonatos”, añade Abarca.

Bien dicen que hay que ponerse en los zapatos de aquella persona que es criticada o juzgada para entender su mundo. Abarca lo hizo como un actor que construyó su papel de forma veraz para parecer boxeador y así fue como dimensionó el titán que es un pugilista profesional como Álvarez, a quien contempla como uno de los mejores atletas que tenemos en el país.