Más de dos años después de su victoria ante Keith Thurman, Manny Pacquiao hizo vibrar a casi 20 mil fanáticos cuando caminó hacia el cuadrilátero al ritmo de Eyes of the Tiger; pero allí lo esperaba un Yordenis Ugas que quería demostrar por qué era él y no el filipino el campeón mundial de peso wélter de la Asociación Mundial de Boxeo.

En el primer asalto de la pelea, el filipino hizo gala de su velocidad y soltó buenas combinaciones contra la humanidad de Ugas, pero en el segundo fue el cubano quien se afianzó con los mejores golpes de poder y manejando la distancia con su jab.

 

Pudo el Pac-Man acortar en el tercero y acorraló a Ugas contra las cuerdas con una andanada de golpes que sin embargo este dijo no sentir con una sonrisa. Pacquiao logró conectar, pero al final de cada asalto quedaba la sensación de que el cubano siempre tenía una leve ventaja pensando en las tarjetas.

En el décimo asalto Pacquiao encontró a Ugas con una bomba de izquierda que lo hizo trastabillar, pero el cubano no tardó en recuperar su distancia para disminuir el riesgo. Y otra vez terminó cerrando mejor con derechazos que encontraron el rostro del filipino.

Manny tuvo uno de sus mejores asaltos en el undécimo, para dar lugar a un último estallido de los fanáticos previo a la ronda definitiva. Pero el cierre de la pelea fue de Ugas, que se sintió ganador apenas sonó la campana. Quedaba nada más escuchar la decisión de los jueces, que confirmaron la sensación del cubano por decisión unánime, con tarjetas de 115-113, 116-112 y 116-112, para retener el título mundial de peso wélter de la AMB.

Si fue la última pelea de Pacquiao solo queda decir muchas gracias, leyenda.