Este domingo se cumple una semana de la coronación de Riveren la Copa Libertadores.

El equipo de Núñez llegó a su cuarto trofeo tras vencer a Boca en el Santiago Bernabéu en el partido más importante de la historia.

El ya lejano partido de ida en La Bombonera dejó, como hito, la expulsión de Rafael Santos Borré en el equipo campeón.

Por acumulación de amarillas, el colombiano no pudo estar en Madrid y vivió el histórico encuentro desde las gradas.

Una semana después de tener por primera vez en sus manos la Copa Libertadores, el delantero recibió quizás el mensaje de felicitación más sentido y esperado.

Anita Caicedo, su pareja, escribió en su cuenta de Instagram un largo texto en el que rememora los malos momentos vividos junto a él y deja en claro que todo lo vivido en este último tiempo es más que merecido.

+ El mensaje completo:

“No soy mucho de expresar mis sentimientos aquí, pero no podía guaradrlo más.Porque vi como intentaron dañarte en tu mejor momento, porque vi como con pocas fuerzas de seguir luchando no paraste, porque vi como mientras los demás descansaban tu entrenabas a parte, porque vi cuando preferiste sacrificar tus vacaciones por perfeccionar tus movimientos y mejorar las falencias. Porque siempre supe que no ibas a bajar los brazos, porque fui contigo cada semana a pedirle a Dios de rodillas por esto, porque vi como te decían fracasado por volver a Sudamérica y tu siempre tuviste la certeza de que volver no era dar un paso hacia atrás, sino hacia adelante. Porque te juzgaron sin ninguna razón fuera de la cancha y tu dentro demostraste de qué estás hecho. Porque fuiste un cero a la izquierda todo un año sin posibilidades de jugar solo por no ser negocio. Y este es solo el comienzo, estos años desde que eres profesional han sido un constante aprendizaje, llenos de pocos altos y muchos bajos. Nada es estático, por eso hoy estamos aquí y mañana no sabemos. Hoy la rompes y mañana podes tener un mal día. Vamos paso a paso, disfrutemos de este momento, que los malos se hacen más largos y duros de sobrellevar. Por todo esto gracias a Dios, la virgen y los angelitos porque sin ellos no estaríamos aquí. Por esto, vale la pena cada lágrima, cada incertidumbre, cada caída y cada intento fallido. Lo mejor está por venir, siempre. Un día a la vez (que ese 9 no se vaya nunca)”.