Los Golden State Warriors pasaron de ser el equipo más fuerte del mundo a una escuadra llena de jugadores desconocidos en un abrir y cerrar de ojos, marcando tal vez el declive de personal más violento de la historia.
En este sentido, Steve Kerr ha debido improvisar y resolver con lo que tiene a su alcance, que no ha sido precisamente material de primera calidad, utilizando jugadores prácticamente desconocidos.
Es por eso que muchos consideraron que las palabras de James Harden, más que inocentes, fueron una pequeña burla, cuando sus Houston Rockets vencieron con comodidad a los Warriors hace un par de noches.
En medio de la entrevista post-partido, Harden declaró “espero que (Steph) Curry, Klay (Thompson) y KD (Kevin Durant) regresen pronto”, sin percatarse de que Durant ya no era parte del equipo.
Kevin Durant abandonó la bahía para irse a los Brooklyn Nets, marcando el inicio del fin de la dinastía de los Warriors, por lo que estas palabras fueron solo un poco de limón en la herida de la fanaticada.
Además, las lesiones del resto de sus estrellas han puesto contra las cuerdas a un equipo que hace muy poco fue intimidante, pero así es el mundo del deporte: hoy estás en la cima, y mañana en el foso.